
‘La (des)educación de Cameron Post‘, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance 2018, está dirigida por Desiree Akhavan y tiene como punto de partida la historia de Cameron (Chloë Grace Moretz), una chica que es trasladada a un centro de terapia de conversión llamado God’s Promise (La Promesa de Dios), y en este lugar tendrá que lidiar con prácticas cuestionables que intentan transformar su orientación sexual mediante un lavado de cerebro.
La película discurre por terrenos conocidos del cine indie: cámara en mano, planos de larga duración y silencios que narran conflictos y emociones. Sin embargo, el filme de Akhavan usa los flashbacks para crear un sentimiento de anticipación que le viene muy bien a la película. Por un lado, crea cierto halo de misterio respecto a las causas por las que Cameron se encuentra en este centro, pero también funciona para mostrar cómo ella se abre a sus compañeros y poco a poco la audiencia va entendiendo lo que ha vivido hasta llegar a ese punto de su vida. Creo que los fragmentos de su pasado son distribuidos de manera uniforme y pertinente a lo largo de la cinta y resultan esenciales para exponer su viaje emocional así como la lucha en la que se encuentra durante su estancia en dicho centro.
Por otra parte, me parece un acierto cómo ‘La (des)educación de Cameron Post’ nunca se olvida del reparto de secundarios y les aporta contexto y pinceladas de profundidad para verlos como individuos, no como un colectivo con un mismo conflicto. Todos intentan lidiar con sus miedos de maneras distintas ya que sus situaciones personales son dispares, y creo que enriquece a la narrativa de la historia dedicarle tiempo a todos ellos, por breve que sea. Nos demuestra que la situación de Cameron es sólo una de muchas, y que existe un entendimiento mutuo entre ellos.

La cinta nunca se vuelve melodramática, y sabe ir quitando capas de manera gradual para que el tercer acto sea emotivo a la par que coherente con lo establecido con anterioridad. Además, la cinta se mantiene en un nivel notable en gran parte gracias al trabajo de Chloë Grace Moretz, probablemente su mejor interpretación hasta la fecha. Cameron no es la típica adolescente visceral y anárquica que no encuentra su lugar en el mundo. Es una chica tranquila, callada, y sólo expresa lo que siente cuando es necesario. La trama nunca opta por un acercamiento melodramático, ya que su personaje principal no lo es, así que asistimos a su historia con el corazón encogido y en una calma tensa constante, el mismo tipo de calma tensa que viven los chicos y chicas que se encuentran en el centro.
Lo único que echo en falta al filme es mayor desarrollo a la historia de la directora del centro. Se nos da a entender por qué se encuentra allí, pero la cinta se limita a mostrarla como la villana de la historia. Funciona, pero me habría gustado una mayor muestra de humanidad, para bien o para mal. Sí agradezco la subtrama encabezada por un estupendo John Gallagher Jr., el cual exprime cada plano en el que se encuentra para exhibir un personaje que comparte paralelismos claros con el resto de alumnos. Me parece un personaje esencial porque sirve como reflejo para el resto de «alumnos», y les puede ayudar en su aprendizaje vital (no el enseñado en el centro).
En resumen, ‘La (des)educación de Cameron Post‘ es una historia que habla de hoy aunque esté establecida en los años 90, y demuestra que nos queda un largo camino por recorrer en cuanto a la aceptación social de las distintas orientaciones sexuales. Me parece un filme necesario, sobre todo para todos aquellos/as que se sienten coartados a la hora de expresarse tal y como son, independientemente de su identidad u orientación sexual. Que la película sirva como ejemplo de lo que tenemos que aprender y lo que debemos evitar como sociedad moderna y desarrollada.
‘Tigre blanco’ y ‘La ciudad de Dios’, dos películas interesantes desde el punto de vista sociocultural. El abismo entre una clase social baja y su respectivo entorno, cómo así también su opuesto, reflejado en el sistema que domina a esta. Ambas proponen un camino difícil injusto y demasiado duro.
«El defecto por sí solo no decide el destino de la personalidad, sino las consecuencias sociales y su realización sociopsicológica. Desde la perspectiva del futuro es la pedagogía un manantial inmenso de posibilidades en la formación del hombre y su futuro». Vygotsky