In the Cut‘ (2003) es un thriller basado en la novela homónima de Susanna Moore que nos adentra en el género negro de los años 90 para contarnos una historia de asesinatos y violencia machista en los bajos fondos de la urbe neoyorkina. Dirigida por Jane Campion y producida por Nicole Kidman, la crítica se ha limitado a resaltar su fuerte dosis de erotismo y violencia, aspecto reforzado por las connotaciones del título de la película (traducida al español como ‘En carne viva‘, algunos de los significados en el lenguaje de la calle son “vagina” y “lugar para esconderse”).

Lamentablemente, no ha habido suficiente interés en estudiar dos de los aspectos que considero más atractivos de esta película: la perspectiva mediante la cual se construye la historia y la subversión de algunas de las fórmulas del género en torno a la construcción de la trama y del personaje femenino. Fiel a su trayectoria cinematográfica anterior, Jane Campion continúa reivindicando en esta obra la necesidad de darle voz a la mujer para construir una historia criminal a partir de la subjetividad femenina y de explorar la sexualidad de la mujer rechazando la escopofilia característica del género negro que convierte a la mujer en un objeto del deseo y placer sexual masculinos (tanto del protagonista como de la audiencia).

In the Cut‘ nos cuenta la historia de Frannie Avery (Meg Ryan), una maestra de escritura creativa en un instituto de la ciudad de Nueva York que vive sola y tiene una relación muy cercana con Pauline (Jennifer Jason-Leigh), su media hermana. Frannie es inteligente, irónica y reservada y está investigando sobre el lenguaje de la calle y la novela policiaca. Una noche presencia involuntariamente en un bar una escena íntima entre un hombre y una mujer, y al día siguiente aparece el cuerpo mutilado de ésta. Frannie es interrogada por el detective Giovanni Malloy (Mark Ruffalo) acerca del asesinato en el vecindario y, a medida que avanza la trama, la investigación del crimen pasará a un segundo plano para centrarse en la relación que surge entre ella y el inspector, un hombre por el que Frannie siente una fuerte atracción sexual, pero de quien desconfía por su comportamiento violento y machista.

Meg Ryan y Jennifer Jason Leigh en In The Cut
Meg Ryan y Jennifer Jason Leigh en ‘In The Cut’ (2003).

La mirada miope de Frannie

In the Cut‘ comienza con una secuencia de imágenes de una ciudad sucia que se contrapone a la belleza de un jardín otoñal cubierto de pétalos que flotan en el aire. Cuando Frannie se despierta y abre los ojos, cree que los pétalos que ve caer a través de la ventana son copos de nieve, porque está medio dormida y también porque es miope. Esta visión un tanto onírica la incita a soñar con una escena de patinaje exageradamente romántica (más tarde Frannie le contará a Pauline que es así como se conocieron sus padres). La lente romántica a través de la cual Frannie se imagina que sus padres se conocieron contrasta con la realidad en la que vive, donde las relaciones carecen de afecto y romanticismo.

Nos introduce así en un imaginario noir cuya trama se concibe a partir de contrastes (el ser vs el parecer, la realidad vs la fantasía) que llevan a equivocaciones y frustraciones. Esta presentación viene acompañada de la canción Que será será (Whatever Will Be, Will Be) por Pink Martiny, una versión que alterna ritmos suaves y melancólicos con otros sombríos que acentúan el suspense en la trama. El ojo miope de Frannie, por lo tanto, funcionará como una metáfora visual discursiva y cinematográfica a lo largo de la película para profundizar en la complejidad de la experiencia humana, mostrar su visión del hombre y la mujer en el contexto de las relaciones sexuales y amorosas y, sobretodo, explorar la psique femenina y lo que significa ser mujer en el mundo moderno y urbano de comienzos del siglo XXI.

cartel In the Cut dirigida por Jane CampionEste ojo miope, o esta lente que distorsiona/recrea la realidad representada, se construye a su vez mediante un juego de miradas que se esconden detrás de una cámara subjetiva. Además de contribuir al suspense, revelan las nuevas dinámicas de poder entre el hombre y la mujer y nos muestran la violencia constante a la que se expone la protagonista por el hecho de ser mujer. Vemos cómo la cámara sigue a Frannie constantemente por las calles de Nueva York, escondida en las esquinas, en el retrovisor de un coche, incluso dentro de su propio apartamento, mostrándonos la vida íntima y diaria de la protagonista. El interrogante sobre a quién puede pertenecer esta mirada voyerista, y a ratos acosadora, va en aumento a lo largo de la trama, pues puede pertenecer a varios sujetos masculinos que forman parte de la vida de Frannie y que actúan de forma sospechosa, convirtiéndose en depredadores en potencia. A pesar de los acosos verbales, físicos y psicológicos que sufre Frannie, ésta no se deja intimidar y responde a la misoginia que la rodea con una mirada desafiante y provocadora, que se resiste a ser controlada. A esta mirada se hace referencia en uno de los carteles promocionales de la película.

Ruptura con el mito romántico del amor

La película nos presenta a una joven académica que decide escaparse de su vida monótona y sexualmente insatisfactoria y, en esta búsqueda personal, explorar su lado más “oscuro” y reprimido. En la relación que entabla con Malloy, un hombre sexualmente provocador, Frannie se resiste a ser el objeto del placer sexual de éste, y deja que él se encargue de satisfacerla. La transformación sexual que experimenta Frannie, quien pasa de la represión a la satisfacción sin límites del placer, supone un comentario acerca de las ansiedades culturales en torno a la sexualidad y los roles de género.

Ahora
Recordando
El curso de mi pasión.
Debo ser como un ciego
Sin miedo a la oscuridad
(Cita poética que Frannie lee dentro del metro)

La elección de Meg Ryan para el rol protagónico de Frannie forma parte de la intención de la directora de jugar con la imagen preestablecida de la actriz, relacionada con papeles femeninos característicos del drama romántico, así como de subvertir los roles esterotípicos de la mujer en el género negro. Ofrece así una visión desmitificada del amor romántico y una mirada muy poco convencional de la mujer. Se interesa por darle un espacio relevante, conocer mejor su psique y retratar su sexualidad en toda su complejidad. Como todas las heroínas en el universo fílmico de Campion, la mujer que representa Meg Ryan es sencilla pero a la vez poseedora de un fuerte erotismo que dista de la imagen artística convencional de la actriz, un cambio de rol que tuvo consecuencias para ella, recibiendo críticas negativas del público y de la prensa.

En este mundo de contrastes, ambigüedades e incertidumbres que construyen las identidades de sus personajes y sus historias, Campion evita emitir juicios condenatorios y estereotipados, con el fin de navegar en las complejidades de sus deseos, miedos y frustraciones, sobretodo de la mujer que se encuentra en situaciones límite. De aquí surge también un interés por profundizar en la afectividad femenina, alejándose del bonding masculino tan propio del noir. Este es el caso de Frannie y Pauline. Inicialmente las conocemos como dos mujeres físicamente opuestas. En cuanto a su vida diaria, sus expectativas personales y en torno a las relaciones afectivas también parecen diferir, aunque la intención de Jane Campion es precisamente romper con esta imagen estereotipada de las mujeres rivales. Si bien el cinismo y la fortaleza de Frannie se contraponen a simple vista con la dulzura e ingenuidad de Pauline, la trama se construye a partir de una perspectiva femenina que nos permite profundizar en la misoginia y el sexismo que las rodea y las convierte en sujetos vulnerables a actos de violencia. Sus conversaciones nos revelan miedos, frustraciones y fantasías románticas que comparten y la importancia de mantener lazos afectivos honestos y solidarios. Estos dos personajes femeninos se resisten a ser víctimas o sujetos pasivos del trato violento y abusivo del hombre y toman un rol activo en la situación, al punto de que Pauline, quien ha estado siguiendo al médico con el que tenía una relación, ha sido denunciada por éste por acoso.

Mark Ruffalo y Meg Ryan
Mark Ruffalo y Meg Ryan en una escena de ‘In the Cut’ (2003).

Homenaje a Klute y Jane Fonda

Jane Campion ha reconocido las influencias directas que ha recibido de ‘Klute‘ (1971), una película dirigida por Alan J. Pakula que cuenta la historia de una prostituta (Jane Fonda) que ayuda a un inspector de policía (Donald Sutherland) a resolver un caso de asesinatos en serie. Campion explica que quería hacer una película con una mirada “sucia y gris” y con una carga emocional similar a la de esta película, con el trasfondo del mundo de la prostitución. Este filme también juega con las nociones de realidad y verdad, profundiza en las emociones de sus personajes y contiene la historia criminal de un asesino en serie que se convierte en una amenaza para las mujeres independientes y sexualmente liberadas. Ambas obras exploran tambiénla idea de la mujer y la búsqueda de su identidad y el rol del lenguaje en la construcción/experimentación de la realidad.

A nivel estilístico y discursivo, las dos películas cuestionan el voyerismo masculino que quiere controlar la imagen y el cuerpo de la mujer y exploran el deseo femenino y los juegos de poder entre el hombre y la mujer. Si bien Campion rinde homenaje a ‘Klute’ la película de Pakula sigue reforzando la imagen de la mujer moderna que aún no es capaz de escapar del patriarcado, mientras que ‘In the Cut’ ofrece una mirada más compleja acerca de las dinámicas de poder entre el hombre y la mujer. A este respecto, es importante mencionar que la secuencia final de la película de Campion difiere significativamente del final de la novela. Mientras que en el libro la protagonista muere, en la película es una superviviente. Como en otros proyectos de Campion, en este final, a pesar de que sobrevive, no hay una promesa de futuro (tal y como nos recuerda la banda sonora que abre y cierra la película), y las ambigüedades existentes en toda la película persisten. Nada es fiable y nada queda atado.

El universo fílmico y la mirada autorial de Jane Campion

La directora neozelandesa afincada en Australia es una de las pocas mujeres cineastas nominadas al Oscar y la primera en haber ganado la Palma de Oro. Su cine se ha definido por una mirada autorial con una visión y un estilo muy particulares y un interés por construir historias desde la experiencia y sensibilidad femeninas que desmontan las representaciones hegemónicas de la mujer en la pantalla. Al igual que las protagonistas de sus películas, Jane Campion siempre ha sido consciente de lo que la sociedad y la industria del cine (dominada por los hombres) esperaban de ella, pero ha sabido mantener su independencia.

Jane Campion rodando In the Cut (2003)
Aquí está Jane Campion rodando ‘In the Cut’ (2003).

Su cine, desde los diferentes géneros cinematográficos en los que ha incursionado, siempre ha girado en torno a mujeres que tratan de expresarse y ser libres en sociedades que dictan cómo deben actuar y pensar. Desde diferentes épocas y lugares, Campion explora y redefine el deseo de la mujer y reflexiona sobre las diferentes estrategias que utilizan las mujeres para tener agencia en sus vidas. A lo largo de su trayectoria fílmica, se puede apreciar su continuo interés por destacar el punto de vista femenino en sus historias, una decisión arriesgada que la ha llevado muchas veces a perder el favor de los críticos.

La película ‘In the Cut’ no obtuvo buenos comentarios críticos y tampoco un reconocimiento significativo del público. Fue considerada por un sector de la crítica como un noir demasiado artístico y que no se ajustaba a los convencionalismos del género. Al igual que su producción anterior y posterior, esta mirada o perspectiva transgresora busca establecer una identificación alternativa con el personaje femenino, con su imagen y con la cámara que la filma, mostrando una sensibilidad que revela su preocupación sobre la condición desigual de las mujeres en la sociedad.

«Creo que es una película desafiante para algunos hombres, pero al mismo tiempo creo que es una gran película para algunos hombres también». Jane Campion.

La producción de Jane Campion comienza a finales de los 80, con ‘Swetie’ (1989) y ‘An Angel at my Table’ (1990) y continua a lo largo de las últimas dos décadas. Entre otros, se destacan los largometrajes ‘El Piano’ (1993), ganadora de tres Oscars y la Palma de Oro en el Festival de Cannes, entre otros galardones, ‘Portrait of a Lady ‘ (1996), ‘Holy Smoke’ (1999), ‘In the Cut’ (2003) y ‘Bright Star’ (2009), nominada a la Palma de Oro, y la mini serie televisiva ‘Top Of The Lake’ (2013-2017).

En todas sus obras, Jane Campion se interesa por construir nuevas imágenes de la mujer, de la mano de actrices reconocidas, como Holly Hunter, Nicole Kidman, Kate Winslet, Elisabeth Moss y Meg Ryan. En la trayectoria profesional de Campion hay varios indicadores de su compromiso feminista. Por nombrar uno, el hecho de que un número significativo de sus colaboradores más cercanos con puestos decisivos han sido mujeres. Esto es particularmente importante en una industria donde éstas siguen siendo una minoría en lo que se refiere a posiciones de poder y tomas de decisiones.

4 comments

  1. La vi tres veces en un plazo de 48 horas sin tener ningún tipo de anticipo sobre lo que iba a ver, solo le di una oportunidad por Meg Ryan y Mark Ruffalo. A Mark ya lo había visto en un abanico muy amplio de personajes, pero es cierto que a Meg Ryan la conocemos casi exclusivamente por sus comedias románticas. Quedé gratamente sorprendida por su actuación en ‘In the cut’. Literalmente me olvidé por momentos que era Meg Ryan.

    Inmediatamente me di cuenta que el foco no estaba puesto en el crimen cometido, ni en el misterio a resolver. Es obvio el foco puesto en el rol de la mujer en un ámbito urbano. Escenas rápidas de mujeres corriendo o escapando, mujeres siendo asesinadas, mujeres siendo prostitutas, mujeres siendo profesionales, y cómo nos relacionamos las mujeres entre nosotras.

    Vi una mirada completamente actual hacia la mujer, pero hace más de 10 años. Jane Campion se adelantó a la revolución femenina de estos últimos dos años, en mi opinión.

    Disfruté mucho la forma de contar la historia, el foco de varias escenas que no son azarosas, el detalle de las frases, la relevancia del lenguaje por sobre el idioma, etc. Seguro la voy a ver unas cuantas veces más.

  2. Un desastre de guion, personajes sin personalidad o neuronas. Los aspectos más básicos o racionales de las personas y la interacción social son ignorados… no es una película, es un rejunte de fantasías sexuales hecha película. Lo único que sucede es donde tener sexo en la próxima escena, con nula trama, pésima química de los actores y con un final sin sentido ni desarrollo.

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