
‘Ellos no envejecerán’ (oración sacada del poema For the Fallen de Laurence Binyon), estrenada recientemente en España a través del Canal Historia, es una de las producciones recientes más interesantes dedicadas a la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Este conflicto no ha sido un campo tan prolífico para las producciones cinematográficas como la Segunda Guerra, de la cual podríamos citar fácilmente un buen número de ejemplos reconocibles; sin embargo, los horrores vividos en sus trincheras y la desolación que expandió por el viejo continente aún inspiraron a un par de obras maestras, tales como ‘Senderos de gloria’ (Stanley Kubrick, 1957) o ‘Johnny cogió su fusil‘ (Dalton Trumbo, 1971).
Pero ésta no es una producción de ficción histórica, sino un documental apoyado en fuentes y documentos audiovisuales, seleccionados por el director kiwi Peter Jackson. Éste es conocido por la inmensa mayoría de cinéfilos como el artífice de la trilogía de ‘El señor de los anillos’, para otros es la mente tras la demencial «Trilogía del Mal Gusto» (‘Mal gusto’, ‘El delirante mundo de los Feebles’ y ‘Braindead’)… y vale, también es el tipo que dirigió las películas de ‘El Hobbit‘. A mayores, cualquier aficionado al séptimo arte puede zambullirse en su filmografía para encontrar desde blockbusters de acción y alto presupuesto, como su remake de ‘King Kong‘, a producciones de un perfil más humilde, como ‘Criaturas celestiales’. Y si nos ponemos a hablar de su faceta de productor o de los éxitos de la empresa de efectos especiales Weta, que cofundó, no empezaríamos nunca con la crítica.
¿Qué hace Peter Jackson, uno de los dioses del Olimpo del blockbuster moderno, haciendo un documental de la Primera Guerra Mundial? No es tan extraño, porque a fin de cuentas no es su primer acercamiento al género. En 1995 dirigió ‘La verdadera historia del cine’, un falso documental sobre un olvidado pionero del séptimo arte, que el abajo firmante recomienda con fervor al ser un delicioso homenaje a los orígenes del medio. También produjo en 2012 ‘West of Memphis’, dedicado a un truculento asesinato infantil en Arkansas, y entre sus proyectos futuros figura la dirección de ‘Let it be’, sobre la concepción y desarrollo del álbum final de Los Beatles. A mayores, Jackson estaba interesado en profundizar en el tema por su abuelo, quien había combatido en la Gran Guerra en el ejército británico.

Gracias a la colaboración bajo el programa 14-18 NOW para conmemorar el centenario del fin de la guerra, Jackson tuvo acceso a unas 100 horas de material audiovisual grabado durante el conflicto, aportadas por el Museo Imperial de la Guerra en Londres; ese metraje fue restaurado, sometido a un proceso de coloreado, y le fueron añadidos efectos por ordenador para crear una de las experiencias más inmersivas que se hayan visto en el género. Incluso recrearon conversaciones gracias a expertos forenses en lectura de labios. ‘Ellos no envejecerán’ no es una película de la Primera Guerra Mundial: ES la Primera Guerra Mundial. Acompañas a los soldados en sus tiempos muertos, recorres las peligrosas trincheras de Francia, notas las explosiones a pocos metros de ti, y casi hueles los cadáveres pudriéndose en los campos embarrados. Empatizas con esos rostros tímidos, curiosos, alegres, tristes y nerviosos que miran a cámara, ignorantes de que algún día alguien pudiera asomarse, aunque fuese un poco, a su nítida visión de la línea del frente.
Es fácil y natural impresionarse por las imágenes coloreadas y la calidad de la restauración, pero no debemos obviar el otro gran elemento de esta producción, los 120 testimonios de veteranos británicos de la Gran Guerra, seleccionados a partir de más de 600 horas de entrevistas obtenidas del Museo Imperial y la BBC. Jackson decidió, tras ver el metraje, que renunciaría a una narrativa convencional para entregarle el peso de la historia a esos excombatientes, testigos y supervivientes de esa guerra «que iba a terminar con todas las guerras». El documental ni nos lleva por el camino de la glorificación patriótica y el chovinismo, ni tampoco es más antibelicista que la deducción lógica sobre la guerra tras ver las atrocidades que se cometen en ella. ‘Ellos no envejecerán‘ se limita a ser un relicario de esas experiencias de combatientes, la mayoría muchachos muy jóvenes, que marcharon al continente para luchar por una causa que apenas entendían en su totalidad, y que cuentan una misma historia: ¿cómo era ser un soldado británico en el frente occidental?
En unas declaraciones, Peter Jackson comentó que le sorprendía la falta de autocompasión que había percibido entre esos combatientes. Muchos sentían que luchar era lo que había que hacer, no se veían como víctimas de una abominable industrialización de la muerte, e incluso algunos vieron la guerra como algo positivo, o por lo menos no como algo extremadamente negativo. Pero a medida que los minutos y los testimonios avanzan, las situaciones vividas en el conflicto se nos revelan en toda su crudeza; en cierto momento, uno de los veteranos admite abiertamente haberle disparado a un compañero por piedad, agonizante debido a la gravedad de sus heridas; otro recuerda que usaban un cadáver desfigurado como un alivio cómico. Un buen número de ellos relatan cómo los hombres morían como moscas en la tierra de nadie, segados por las ametralladoras y las bayonetas.
Esto hace que nos preguntemos -y descubramos- hasta qué punto la Gran Guerra afectó, de una manera u otra, a una generación entera de la que algunos de sus miembros no llegarían a viejos, reposando, como decía el poeta y soldado John McCrae, En los campos de Flandes. ‘Ellos no envejecerán‘, imperdible para cualquier aficionado a la historia, o por lo menos a la historia militar. Imprescindible para conectar de manera única e íntima con ese acontecimiento centenario, que plantó las semillas de atrocidades todavía peores.