
Decía Ludwig Wittgenstein en su famoso Tractatus Logico-Philosophicus que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo. Sin embargo, creo que poco a poco hemos ido aprendiendo a jugar con esos límites para ir ampliándolos cada vez más sin la necesidad de cambiar de palabras. En el cine, por ejemplo, vemos esto con los nuevos formatos o con las mezclas de géneros. Existen comedias tan trágicas que a duras penas nos atrevemos a reírnos o documentales tan diferentes de lo común que cuesta clasificarlos como tal. Este es el caso de los cinco documentales españoles que presento a continuación.
Cinco documentales que han sabido romper con todos los preceptos del llamado cine de lo real sin, brillantemente, dejar de serlo. Constantes encuentros en la frontera, fruto de la experimentación.
El sol del membrillo (Víctor Erice, 1992)
Podría decirse que ‘El sol del membrillo‘ es un poema hecho película. Una oda al proceso artístico y a la insaciable búsqueda de la belleza por parte del artista, en este caso, el pintor Antonio López. En este documental, lento pero hipnótico, Erice no investiga, no pregunta, solo nos muestra, sutilmente, lo que él mismo está viendo, rompiendo con todo distanciamiento y mimetizando la intimidad de los personajes con la del propio espectador/a. Así como el pintor observa en detalle el membrillero para captarlo en todo su esplendor sobre el lienzo, Erice nos muestra cada detalle del pintor para que seamos nosotros también testigos de la belleza que se esconde detrás de la obra de arte.
Monos como Becky (Joaquín Jordá y Nuria Villazán, 1999)
Centrándose en la práctica de la leucotomía frontal —inventada por el neurólogo Egas Moniz— y su cuestionable aplicación al mundo de la psiquiatría para curar ciertas enfermedades mentales, Jordá y Villazán lanzan una pregunta clave en este documental: ¿A quién buscamos ayudar con este tipo de prácticas médicas, a los pacientes o a la sociedad que no está educada para lidiar con las consecuencias de este tipo de enfermedades? A través de los internos de la Comunidad Terapéutica de Malgrat, en Cataluña, vemos como, si bien la leucotomía ya no es una práctica utilizada en este tipo de casos, los fármacos que se toman los pacientes traen consigo unos efectos secundarios muy parecidos, que impiden llevar al paciente una vida normal. En pro de una vida ausente de dolor, se mata una vida ausente de sentido y se despersonaliza a aquellos que sufren dolencias mentales, claro ejemplo de la incomprensión y la soledad a la que se enfrentan estas personas.
En construcción (José Luis Guerín, 2001)
Durante tres años, José Luis Guerín retrata la reconstrucción del barrio del Raval de Barcelona. Un barrio conocido por su alto grado de migración y delincuencia que esconde cientos de pequeñas historias. A simple vista, pareciera que el largometraje muestra la reconstrucción del paisaje urbano, sin embargo, de lo que acabamos siendo testigos es de la reconstrucción del paisaje humano. Gitanos, prostitutas, drogadictos, dementes, migrantes, trabajadores, vagabundos y niños, nos llevan de la mano para tratar temas que van desde la memoria histórica a la muerte, pasando por el paso del tiempo, la fragilidad del ser humano, la desigualdad social, la justicia, la infancia o la pobreza, entre muchos otros.
Cravan vs Cravan (Isaki Lacuesta, 2002)
En 1916, Arthur Cravan, un controvertido poeta, boxeador y sobrino de Oscar Wilde, desapareció en el golfo de México sin dejar rastro. Años después, Isaki Lacuesta recupera este personaje para cuestionarse acerca de la carencia de objetividad de la Historia y de cómo una leyenda y el ruido que esta genera, pueden llegar a superar a la realidad. A través de su alter ego actual Frank Nicotra —un poeta y boxeador como el propio Cravan— Lacuesta reconstruye lo que quizá en su día pudo llegar a ser el protagonista de este documental, evidenciando la multitud de historias que giran en torno a él y las escasas pruebas que aseguran la veracidad de las mismas.
La plaga (Neús Ballús, 2012)
En un verano caluroso en Catalunya, mientras los turistas disfrutan de la playa y de sus vacaciones, cinco personajes del extrarradio de Barcelona viven sus vidas de manera muy distinta. Un campesino preocupado por su cosecha, una anciana que se ve obligada a abandonar su hogar porque ya no puede valerse por sí misma, una prostituta que a duras penas consigue clientes, y dos migrantes, él luchador de lucha grecorromana y ella trabajadora en un geriátrico, dan vida a esta cálida película. Un extraordinario ejemplo de documental social que, inteligentemente, ha sabido alejarse de la miseria a la que estamos acostumbrados con este tipo de cine, pese a tratar temas tan punzantes como la soledad de la vejez, la muerte, la angustia de un futuro incierto, o la crisis económica.
Bill Nichols, en La representación de la realidad, plantea que una ficción se diferencia del documental por el grado de control que se ha ejercido durante la producción. José Luis Guerín dice que la única diferencia reside en lo que cobra el cineasta. Quizá ambos tengan razón. Juzgue el lector/a por sí mismo con estos cinco ejemplos de documentales españoles.