
‘One Cut of the Dead’ es la nueva película de Sinichiro Ueda, cineasta japonés con un bagaje relativamente extenso en materia de cortometrajes (seis en los últimos cinco años), siendo este filme su segundo largometraje en solitario tras ‘Okome to Oppai‘ (2011). La película ha sido una sensación allá donde se ha proyectado y es considerada por muchos una de las grandes sorpresas del cine de zombies reciente. Se estrena hoy en España, aunque lo hace con solo dos copias. Aquellos afortunados que tengáis un cine cercano donde se proyecte, no os la perdáis porque es una cinta sorprendente.
No es fácil hablar sobre la película porque parte de su encanto y valor reside en el factor sorpresa y en su capacidad para ser impredecible en varios instantes de su metraje. Yo la he visto sin saber absolutamente nada más allá de encajarla en el género de zombies y ha sido uno de los visionados más gratificantes de 2019. Por este motivo, simplemente os diré que ‘One Cut of the Dead‘ es una de las películas más ingeniosas y divertidas del año, y un auténtico gustazo para cualquier cinéfilo que se precie.
Zombies de serie B
La película cuenta el rodaje de un filme de zombies de bajo presupuesto, y cómo dicho rodaje se convierte en una cinta de terror cuando son atacados por zombies reales en plena filmación. En todo momento se mantiene un tono desenfadado y casi paródico en cuanto a su forma de mostrar muertes, ataques y persecuciones. Además, el factor metacinematográfico de la historia (cine dentro del cine) siempre resulta refrescante y entrañable para el espectador. En ningún momento la película intenta abarcar más de lo que puede y se limita a aprovechar los mismos espacios de formas distintas. La dirección es nerviosa y anárquica, asemejándose más al cine «found footage» que al subgénero de zombies clásico. Pero dicha libertad de la cámara también ayuda a que muchos eventos del filme causen sorpresa y pillen desprevenida a la audiencia.
De primeras resulta algo desconcertante la interpretación del reparto de actores y actrices que conforman la película, porque en muchos momentos sus reacciones son excesivas o simplemente poco creíbles, y durante el primer acto de la película, si bien la estaba disfrutando, reconozco que me preguntaba si sería capaz de aguantar dos tercios más de filme con la misma intensidad y estridencia. Es una cinta que descoloca y nunca sabes qué esperar porque hay instantes en los que directamente no entiendes qué está ocurriendo y qué decisiones se han hecho a propósito, y no me sorprendería que muchos espectadores se sientan algo desorientados tras la experiencia que proporciona el primer acto del filme. Sin embargo, una vez termina esa sección, la historia se reinventa de una forma totalmente inesperada y de repente todas las piezas encajan y aprecias todo lo visto con una nueva mirada.
ATENCIÓN: quizás resulte contradictorio pediros que paréis de leer esta reseña si aún no habéis visto la película, pero para mí es más importante que disfrutéis del filme sin conocer detalles que leer mi opinión completa del filme y reventaros algunos de los ases que se guarda bajo la manga. Os insto a que la veáis y luego volváis a leer el resto de la reseña, ya que entenderéis perfectamente por qué prefiero hacer un punto y aparte y hablar con mayor libertad sobre la película.
A continuación, mi opinión más detallada de ‘One Cut of the Dead’, la cual entraría en terreno de spoilers (aunque prometo no contaros nada del final). Es un filme que pide ser desgranado, y yo voy a intentar hacerlo de la forma más respetuosa posible. Avisados estáis. Vamos a ello.

One Cut of the Dead: Oda al séptimo arte
Tras finalizar el primer acto y, aparentemente, la propia película de zombies, nos encontramos con una nueva capa narrativa que nos informa de un nivel superior al que tenemos acceso y con el que no contábamos. La película de zombies que hemos venido a ver ya ha finalizado, y es literalmente eso: una película de zombies. En ningún momento asistimos al ataque real de zombies en un rodaje, sino a la filmación de un programa televisivo en directo que cuenta cómo unos «zombies» atacan un set de rodaje. Es simplemente brillante.
Un rótulo en pantalla nos indica que volvemos atrás en el tiempo, y se nos informa de la elaboración de dicho programa. Sus integrantes, los problemas de producción y todo el proceso creativo que hubo detrás para llevar a cabo el rodaje del citado programa televisivo. Además, tenemos pinceladas de la vida del director, Higurashi (Takayuki Hamatsu) que sufre una situación familiar algo incómoda porque la relación con su hija no es del todo buena. Higurashi es una persona demasiado complaciente y blanda que nunca lucha por su visión creativa y accede a realizar el trabajo porque sabe trabajar con poco dinero y es eficiente en proyectos de poca ambición. Su personaje vive un viaje interesante durante la película aunque nunca es el foco temático de la misma, sino un accesorio que enriquezca la historia y enlace con el final de la historia.
No obstante, lo extraordinario del filme es su capacidad para devolvernos al rodaje de la cinta de zombies desde una perspectiva distinta y conocer todos los entresijos de la misma, los numerosos problemas que surgieron y cómo la improvisación y el trabajo en equipo fueron absolutamente esenciales para que el proyecto no se desmoronara. En el fondo, la película de Ueda es una carta de amor al cine, al compañerismo en la creación de arte y al esfuerzo colectivo como pieza clave para el funcionamiento de un set de rodaje. Es realmente conmovedor observar cómo todos juegan un papel imprescindible y aportan consejos e ideas para que la filmación siga su curso. Habría sido más «sencillo» rodar un filme de zombies convencional con crítica sociopolítica y tirar de metáforas, pero Ueda no quiere hablar sobre ello. Quiere contarnos una historia sobre su profesión, sobre el trabajo incansable que realizan un grupo de profesionales cuya labor y pasión resultan fundamentales para alcanzar la línea de meta.
‘One Cut of the Dead‘ es una oda al cine, una profundización en las entrañas de un set de rodaje y un homenaje a todos los que crean arte (da igual su envergadura o ambición) desde la pasión y el apoyo mutuo. Existen pocas películas que descoloquen tanto en su comienzo para luego darle un nuevo sentido a todo lo visto anteriormente y no sólo contextualizarlo sino redescubrirlo con nuevos ojos. Sin lugar a dudas, una de las mejores películas que he visto este año.