
El Festival de San Sebastián 2019 comenzó el viernes pasado con la proyección de ‘La decisión’ dirigida por Roger Michell y protagonizada por Susan Sarandon y Kate Winslet, un remake de ‘Corazón silencioso‘ (2014), el drama del danés Bille August que también compitió por la Concha de Oro, y que dejó una grata impresión, algo no muy usual para la película inaugural. La ceremonia, celebrada en el Kursaal, rindió homenaje al cine de género, a la magia de ver películas en una sala oscura y a dos tipos de espectadores: el público de a pie que “abarrota” las proyecciones en San Sebastián y el crítico o periodista de cine, “cuya profesión permite que los creadores puedan crecer y la audiencia disfrute con más lecturas”. La gala estuvo salpicada de guiños al mundo del cómic relacionado con el cine a través de las cortinillas que dibujaron Carlos Vermut y Koldo Serra entre otros. Su presentación corrió a cargo de Cayetana Guillén Cuervo y Loreto Mauleón, y durante la misma se entregó el Gran Premio FIPRESCI a la película ‘Roma‘ de Alfonso Cuarón.
El sábado nos incorporábamos de lleno al Festival de San Sebastián 2019 viendo ‘La verdad‘, la nueva película de Koreeda rodada en Francia con dos leyendas del cine como Catherine Deneuve y Juliette Binoche, una emotiva historia sobre la relación entre una madre y su hija que inauguró la pasada edición del Festival de Venecia. También el drama de época francés ‘Retrato de una mujer en llamas‘, película que finalmente no representará al país galo en los Oscars, una potente historia de amor imposible entre dos mujeres en el siglo XVIII. Ya por la tarde nos esperaba ‘La trinchera infinita‘, una de las tres películas españolas que compite por la Concha de Oro con Antonio de la Torre en el papel de un «topo» que permanece encerrado en su casa más de 30 años después de la Guerra Civil Española. El domingo temprano nos esperaban propuestas tan diversas como el drama criminal de Kazajstán ‘A Dark-Dark Man‘ y la comedia argentina ‘La odisea de los giles‘ con la familia Darín encabezando el reparto, adaptación de la novela de Eduardo Sacheri.
En definitiva, podemos hacer un balance positivo de lo visto hasta ahora, ya que eran títulos muy esperados que en su mayoría no han defraudado. Un fin de semana que también vino marcado por la entrega del primer Premio Donostia al director de cine Costa-Gavras, un galardón en este caso muy merecido y que reconoce toda su trayectoria cinematográfica. En palabras del certamen donostiarra el realizador es uno de los «mayores exponentes del cine político y de denuncia social». Una vez recibido el premio en una gala celebrada en el Teatro Victoria Eugenia, se proyectó su último largometraje, ‘Adults in the Room’, adaptación de las memorias del exministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis.
Retrato de una mujer en llamas (Francia). Dir. Céline Sciamma
‘Retrato de una mujer en llamas‘, un drama de época feminista por el que Céline Sciamma ganó el premio al mejor guion en Cannes y el reconocimiento de la crítica especializada, se proyectaba en la sección Perlas del Festival de San Sebastián 2019. La película nos sitúa en la Francia de 1770 donde Marianne (Adèle Haenel), una pintora, recibe el encargo de pintar el retrato de bodas de Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento y que tiene serias dudas respecto a su próximo matrimonio. Marianne tiene que retratarla sin su conocimiento, por lo que se dedica a investigarla en su vida diaria.
La historia del arte hizo invisibles a las mujeres pintoras relegándolas a la sombra, la misma donde se despojaban de sus prejuicios para amar libremente. Estas mujeres sabían que sus vidas estaban marcadas de antemano, lo cual no impedía que quisieran realizarse plenamente. Una historia de amor entre dos mujeres en un contexto donde las relaciones homosexuales eran reprimidas que resulta ser emotiva sin caer en sentimentalismo alguno, algo muy meditado por la directora, que rehuye de la música en todo momento, excepto en la maravillosa escena final que llega a estremecer. Lo pictórico evoluciona a la vez que la seducción. Un lienzo que finalmente acaba por reflejar la serenidad del personaje, que muestra el dominio de sus sentimientos, y que es capaz de cumplir con sus obligaciones sociales casándose con el hombre que su familia había dispuesto para ella. Un drama romántico que destila sensibilidad y pasión, pero que tampoco deja la huella de películas como ‘Call me by your name’. Representará a Francia en el Oscar de habla no inglesa.
La verdad (Japón). Dir. Hirokazu Koreeda
‘La verdad‘ es la incursión francesa en el drama familiar, un género por el que el cineasta japonés Hirokazu Koreeda ha logrado hacer auténticas maravillas. En esta ocasión narra la historia de Fabienne, una estrella del cine francés que vive rodeada de hombres que la aman y admiran. Una reunión entre madre e hija no tardará en convertirse en un enfrentamiento donde se revelarán verdades, se ajustarán cuentas, se hablará de amor y de resentimiento.
La base del guion es una obra teatral que Koreeda empezó a escribir en 2003. Una película que aprueba y que logra ser seria y ligera a la vez, donde coexisten en armonía el drama y la comedia, y donde la química entre Juliette Binoche y Catherine Deneuve (en menos medida Ethan Hawke) logran imprimir el tono adecuado a la película.

Koreeda vuelve a encerrar a sus personajes casi en su totalidad en el interior de la casa familiar, algo muy común en su cinematografía y a pesar de tener un humor que nos encanta y dos actrices francesas maravillosas no termina de convencer porque no reconocemos la marca de la casa y viéndola añoramos ya al Koreeda que rueda en Japón sus extraordinarios dramas familiares.
Sin embargo, la película deja una serie de interrogantes. ¿Qué hace que una familia sea una familia? ¿La verdad o las mentiras? ¿Cómo se escoge entre una verdad cruel y una mentira bondadosa? Estas son las preguntas que se dejan entrever en el filme y que el realizador deja a la voluntad del espectador para encontrar las oportunas respuestas.
La trinchera infinita (España). Dir. Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga
‘La trinchera infinita‘ participa en la sección oficial del Festival de San Sebastián 2019. La película, dirigida por Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga (‘Handia‘ y ‘Loreak’), cuenta la historia de un “topo” que permanece encerrado en su casa más de 30 años. La historia de los ‘topos’ conecta con el de muchas otras personas que tuvieron que esconderse en el marco de guerras internacionales. Desde los dos años y medio que se ocultó Anna Frank de los nazis, hasta los más de 25 años que estuvo escondido el soldado japonés Teruo Nekamura tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
La película narra la historia de Higinio (Antonio de la Torre) y Rosa (Belén Cuesta), que llevan pocos meses casados cuando estalla la Guerra Civil. Este acontecimiento marcará la vida de él porque pasa a estar seriamente amenazado. Con ayuda de su mujer decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.

Antonio de la Torre se ha vuelto a superar en una de las mejores interpretaciones de su carrera. No se queda a la zaga Belén Cuesta. Extraordinaria como ‘La trinchera infinita‘ nos hace partícipes de los miedos, la angustia y la tensión del personaje. Para ello fundamental adoptar el punto de vista del personaje haciendo uso del plano subjetivo. Sin duda, la mejor decisión narrativa de la película que se convierte en una alegoría del terror que a su vez retrata a través de una relación familiar varias décadas de la historia de España y de las heridas todavía por cerrar. Sería una digna Concha de Oro. La película española del año con permiso de Almodóvar.
A Dark-Dark Man (Kazajstán). Dir. Adilkhan Yerzhanov
El realizador Adilkhan Yerzhanov (Kazajistán, 1982) compite en sección oficial del Festival de San Sebastián 2019 con ‘A Dark-Dark Man‘. Su séptimo largometraje es una especie de «thriller» centrado en un policía y una periodista que investigan la muerte de un niño en una aldea kazaja. Por primera vez en su carrera, el policía Bekzat debe realizar una investigación de verdad siguiendo el procedimiento adecuado, y en su intento de tratar de arrojar luz sobre el asesinato de un menor suceden una serie de acontecimientos que ponen al descubierto la corrupción endémica que asola al país, donde los sobornos a policías y jueces es moneda de cambio.
Con algunos momentos interesantes, la película de Yerzhanov termina por derivar hacia un humor negro absurdo. Lo que podía haber sido una radiografía de la descomposición de un sistema policial y judicial acaba por convertirse en una exasperante historia que deja momentos prescindibles y que se alarga, al igual que sus planos con un ritmo monótono que lastra por completo a la película.
La odisea de los giles (Argentina). Dir. Sebastián Borensztein
En Argentina, el término gil se refiere a una persona buena, ingenua y a la vez un poco incauta, como el grupo de vecinos de un pueblo de Buenos Aires, quienes deciden depositar todos sus ahorros en un banco para crear una cooperativa agrícola que, según creen, cambiará su destino. Pero, víctimas de una estafa, perderán todo su dinero. Liderados por Perlassi, leyenda futbolística local, estos ocho giles deciden que esta vez tomarán la justicia por su mano en una noche que será la más legendaria de sus vidas.

En el año 2001, Argentina sufrió un colapso económico y financiero que arrastró a la ruina y a la desesperación a millones de personas. En este contexto, que un grupo de personas de diferentes clases sociales se organice para desafiar el establishment, representado en los roles del abogado Manzi y del gerente de banco Alvarado, con el objetivo de recuperar un sueño, y salir victoriosos tras ejecutar un plan para el que no están ni mínimamente preparados. Improbable en la vida real. La épica de un grupo de simples mortales que se enfrentan al poder es el eje de la historia. Ciertos pasajes se pueden asemejar al neorrealismo italiano, tanto por las características de los personajes como por los avatares del relato, y este tono nos aísla de lo inverosímil y nos hace empatizar con la historia y sus personajes de manera inmediata.
La película de Borensztein evita el melodrama pero tampoco puede considerarse una comedia, ya que la oscuridad y el drama aparecen en varios pasajes cruciales del relato. Un maravilloso Luis Brandoni y un solvente Ricardo Darín lideran un elenco de actores con el que es muy difícil no empatizar rápidamente para llegar a comprender todas y cada una de sus acciones. Un tipo de película que una vez encuentra el tono adecuado se convierte en puro entretenimiento sin renunciar por ello a la denuncia social. Una de esas agradables sorpresas que nos deja la sección oficial.