
El Festival de Sitges 2019 comenzó el pasado jueves con la proyección de ‘In the Tall Grass’ y la entrega al actor Patrick Wilson del Premio Màquina del Temps. La ciudad costera respira cinefilia. Y continuará haciéndolo hasta el próximo 13 de octubre. Durante estos dos primeros días, han circulado por el festival títulos destacados como ‘3 From Hell’ de Rob Zombie, ‘Zombi Child’ de Bertrand Bonello o ‘The Forest of Love’ de Sion Sono.
Aquí os dejamos algunas consideraciones acerca de estas, y otras, películas.
3 From Hell (USA). Dir. Rob Zombie
Rob Zombie ‘cierra’ su trilogía de la familia Firefly volviendo a las estructuras del western ya presentes en ‘Los renegados del diablo’. Misma fórmula pero, sin embargo, distinto resultado fruto de dicha reiteración. Los bloques de la película resultan difíciles de conectar. El montaje, pese a que podamos rescatar distinta secuencias del filme, no arriesga más allá de las primeras escenas. La frescura de personajes como el de Sheri Moon Zombie en anteriores trabajos de este realizador (‘La casa de los 1000 cadáveres’ o los remakes de ‘Halloween’) cede ahora ante la caricatura.
‘3 From Hell‘ ofrece dosis de violencia a espuertas a Sitges. Al César lo que es del César. El público de este festival, tan agradecido como siempre, estalló en aplausos para recordar al recientemente fallecido Sid Haig. No obstante, el fuego interno de este universo (también los fuegos de los infiernos de Zombie si atendemos a su anterior trabajo, ’31’) parece extinto, por ahora.
Zombi Child (Francia). Dir. Bertrand Bonello
Bertrand Bonello apuesta por el arquetipo del muerto viviente tourneuriano, recuperando el imaginario de ‘Yo anduve con un zombie’, en un viaje desde las paupérrimas zonas rurales haitianas de mediados de siglo hasta la opulenta metrópolis parisina de nuestros días. El zombie, en este caso, vuelve a la vida para continuar siendo explotado, estableciéndose un juego de dependencias que atraviesa la totalidad del relato. El cuerpo rendido al trabajo, vaciado de cualquier condición humana que se resista a la explotación, devorado por una oscuridad de la que intenta librarse.

El cineasta francés nos entrega un juego de espejos sui géneris (exorcismos por amor, sectas de literatura) en el que se funden tiempo y memoria, sueño y pesadilla, ocultismo y realidad, comunidad e individuo. Los fantasmas del pasado, los demonios del presente. En definitiva, la negación de un futuro. Bonello deja huella en esta edición, siendo ‘Zombi Child’ una de las grandes películas del Festival de Sitges 2019.
The Lodge (Reino Unido). Dir. Severin Fiala, Veronika Franz
Hasta qué punto la ‘estética Ari Aster’ ha hecho mella en el resto de realizadores del género de terror, independientemente de las connotaciones que le queramos dar. En ‘The Lodge‘, Severin Fiala y Veronika Franz aglutinan y adaptan los principales motivos formales y temáticos presentes en la obra del director estadounidense. De hecho, el trabajo de esta pareja de realizadores podría leerse como un gélido contraplano de ‘Midsommar‘, filme en el que horror y trauma van de la mano hacia un fatal desenlace.
Si la temerosa mirada de Florence Pugh en la cinta de Aster se desactivaba al verse dominada por el caos, la de Riley Keough se despega de un falso telón de fondo y se lanza hacia un pasado perturbador. La interpretación de Keough corona una película de altibajos, ultraestilizada y previsible en lo que respecta a los giros de guion, pero aun así perturbadora. Compite en la sección oficial del Festival de Sitges 2019.

Tetsuo: El hombre de hierro (Japón). Dir. Shinya Tsukamoto
Un cuerpo que cede ante el metal. Se parte, se retuerce, contamina su entorno. La sección “Sitges Clàssics” trajo consigo la proyección de ‘Tetsuo, el hombre de hierro‘, película dirigida por Shinya Tsukamoto en el año 1989. Tsukamoto, una de las figuras clave del cine independiente japonés, personifica a la perfección los principios formales de la Nueva Carne: un amplio catálogo de figuras mutiladas, la monstruosa exteriorización de un mal interno, el deseo de transgredir las fronteras físicas de lo humano.
Mediante un frenético montaje, una sobrecargada abstracción y el empleo de técnicas de animación como el stop-motion, Tsukamoto concibió una obra maestra a caballo entre la hipérbole cyberpunk y la surrealista paranoia. En definitiva, ‘Tetsuo, el hombre de hierro’ es la pesadilla en blanco y negro de una película de David Cronenberg.
The forest of love (Japón). Dir. Sion Sono
‘The Forest of Love‘ continúa la senda iniciada por Sion Sono en ‘Cold Fish’, recuperando a dos de sus personajes. En su último trabajo, la creación cinematográfica en un ambiente dominado por los traumas y la perversión se erige como acto destructivo. Resulta imposible trasladar aquello que se pretende filmar (un película amateur), o poner en escena (una obra de teatro), a un contexto real contaminado.

Todo ello desemboca en un río de violencia, por momentos reiterativo, que desvirtúa los logros de Sono. Destacaremos, más allá de la citada autorreflexibilidad, la atmósfera cute rica en matices que el realizador japonés emplea para retratar la juventud de este grupo de jóvenes colegialas durante la primera parte del metraje.