La directora y guionista Céline Sciamma vuelve a las pantallas con su nueva película: ‘Retrato de una mujer en llamas’. La cinta, que ha sido alabada por la crítica en diferentes festivales, trata el nacimiento de una pasión irreversible entre una artista y una joven dama que está a punto de casarse, en pleno siglo XVIII. Con motivo del inminente estreno, nos gustaría dar un repaso a algunas de las películas más recientes que transforman, investigan y reescriben el estereotipo de la mujer fatal, más conocida en el terreno de la literatura como ‘mujer monstruo’ o como ‘femme fatale’.

En los años ochenta del siglo pasado, Sandra M. Gilbert y Susan Gubar estudiaron y analizaron en su libro The Madwoman in the Attic los dos arquetipos de personaje femenino que habían surgido a lo largo de la historia de la mitología, el folclore y la narración en general: el ‘ángel en la casa’ y la ‘mujer monstruo’.
El primero retrataría a la mujer servicial, buena esposa, amante sumisa. El segundo, la ‘mujer monstruo’ ─cuya vertiente más popular es la ‘femme fatale’ ─ representa a los personajes femeninos que aceptan la existencia de su propia sexualidad ─y en ocasiones la utilizan para manipular o conseguir sus objetivos─, personajes violentos, luchadoras, poderosas, intelectuales, brujas, etc. La ‘mujer monstruo’ es indómita, sublime y aterradora. Si bien cada personaje femenino ─bien desarrollado─ es poseedor de multitud de matices y diferencias con respecto a estos dos arquetipos, también es cierto que en muchas ocasiones, el espectador atento es capaz de catalogarlo.

Durante las últimas décadas, los autores y autoras cinematográficos han dado la vuelta a los estereotipos, los han mezclado, han evolucionado. Aquí tenemos seis ejemplos de ello.

Kill Bill Vol. 1 y 2 (Quentin Tarantino, 2003-2004) – USA

Esta pequeña saga no necesita presentación. Esta historia de sangre relata la odisea de una mujer obsesionada con dos cosas: vengarse del hombre que la hirió, y recuperar a su hija. Con este híbrido entre anime de acción y western, Tarantino ─y Umma Thurman, que coescribió con él los diálogos y la historia de la protagonista─ expone una vez más su maestría en el guion, desarrollando un personaje cuyo objetivo no puede ser más sólido pero que, sin embargo, en ningún momento de las dos cintas se vuelve plano o vacío.

Lo más importante quizá no sea el arco de desarrollo del personaje protagonista ─que existe─, sino esa infalibilidad, la obsesión de Beatrix Kiddo con lograr la venganza que será traducida en libertad real y definitiva. El espectador permanece junto a la protagonista durante las dos cintas, en todos los duelos, coches y diálogos imposibles, para acabar en una de las escenas más tiernas y felices que Tarantino ha filmado jamás.

Jane Eyre (Cary Fukunaga, 2011) – Reino Unido

Se trata de la última adaptación de las tantas que se han realizado sobre la célebre novela de Charlotte Brontë, en esta ocasión bajo la mirada de Fukunaga y el guion de Moira Buffini. Con tintes de película de terror gótica, ‘Jane Eyre’ narra la historia de una joven institutriz que se ve absorbida por la casa en la que empieza a trabajar, por sus misterios y por un amor prohibido. Para enfrentar las dificultades que se le van presentando, la protagonista hace acopio de un coraje y fuerza de voluntad que para nada encajan en el tipo de mujer victoriana.

Mia Wasikowska le pone el rostro a esta heroína romántica con una interpretación contenida y llena de expresión. Fukunaga y Buffini adaptan una de las primeras novelas feministas de la literatura occidental sin desechar la atmósfera terrorífica que la envuelve, creando un híbrido que funciona a la perfección.

La bruja (Robert Eggers, 2015) – USA

Con una sensacional Anya Taylor-Joy en el papel protagonista, esta ópera prima de Robert Eggers ha sido nominada en numerosos festivales y ganadora en algunos, como el de Sundance o Toronto, dejando el listón muy alto con respecto a sus siguientes obras ─esperamos ansiosos el estreno en España de ‘The Lighthouse’, su última película─.

Después de ser expulsados de su pueblo, una familia de puritanos se traslada a un pequeño claro de bosque en Nueva Inglaterra, construyendo allí su morada con el objetivo de comenzar una nueva y saludable vida. Contado desde el punto de vista de la hija más mayor, una adolescente, la película va dando cuenta de la situación real de esta familia, de la represión que sufre la protagonista, del fanatismo de los padres. Se trata de una película de terror que busca mucho más que el respingo del espectador en su butaca; Eggers nos dibuja la psique de sus personajes mediante la acción concreta y muestra el desarrollo de la protagonista con salvaje verosimilitud.

Basándose en algunas leyendas populares de Nueva Inglaterra, Eggers logra capturar la esencia del cuento como género para acabar transformándolo en una historia terriblemente actual, un coming of age de lo más oscuro y revelador.

Lady Macbeth (William Oldroyd, 2016) – Reino Unido

Basada en el relato del autor ruso Nikolái Leskov (1831-1895), el guion de Oldroyd y Alice Birch le da una vuelta de tuerca a la historia original. La protagonista, Katherine, se ve inmersa en un matrimonio de conveniencia con un hombre mucho mayor que ella, ausente y desapegado. En medio de esta situación, Katherine se ve arrollada por una atracción fatal hacia uno de los trabajadores de la finca. Es, en parte, este idilio el causante del cambio en la protagonista; se descubre en esta femme fatale una naturaleza insaciable, violenta y tremendamente sexual que se negará a lo que el destino y su época le impone.

La película convierte un relato ─condenatorio y de connotaciones moralistas─ en un canto a la liberación más extrema y salvaje de la mujer, además de convertirse en una joya estética gracias a una fotografía contenida y perfeccionista y presentar a una Florence Pugh que quita el aliento.

Thelma (Joachim Trier, 2017) – Noruega

El pariente lejano de Lars Von Trier volvió a sorprender a la crítica y a los espectadores con esta película. Bien podría haberse tratado de un coming of age de lo más habitual; una chica de familia extremadamente religiosa descubre que le atraen las mujeres. Punto y final. Sin embargo, Trier y Eskil Vogt ─coguionista─ imbuyen al personaje principal de lo sobrenatural, convirtiendo la represión y sus consecuencias en algo más salvaje.

La protagonista sufre de unos misteriosos ataques cada vez que se siente excitada o conmovida por la compañera de universidad de la que está enamorada, llevando consigo la sucesión de eventos que escapan a su control pero que claramente han partido de ella misma. Su don, es, en definitiva, el estallido de la emoción, la revelación del ser mediante la sublimidad cuando la razón o la expresión moderada falla o se imposibilita. Psicología pura y dura llevada a un extremo fantasioso pero verosímil, una parte del todo que es el especial universo de la película.

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