
El Festival de Sevilla 2019 sigue su curso con un tercer y cuarto día de proyecciones en los que las grandes decepciones brillan, afortunadamente, por su ausencia. Desde obras más conflictivas como pueda ser la ‘Tommaso’ de Abel Ferrara a otras de márcado carácter autoral como ‘Martin Eden’ y ‘And Then We Danced’, además de las ciertamente populares ‘Bad Poems’ o ‘Sibyl’; todas merecen en mayor o menor medida el visionado.
El certamen hispalense acogió el estreno de los dos primeros capítulos de la segunda temporada de ‘La peste’ en una gala celebrada el lunes en el Teatro Lope de Vega. Asimismo, dentro de las actividades programadas por el Festival de Sevilla 2019 se pudo ver al director británico Mark Cousins charlando con el público sobre las claves de ‘Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema’, un ingente trabajo documental sobre la historia del cine hecho por mujeres.
Tommaso (Italia). Dir. Abel Ferrara
Estrenada en el pasado Festival de Cannes, la nueva película (con tintes autobiográficos) del americano Abel Ferrara se confirma en el Festival de Sevilla 2019 como una de esas obras que van a dividir radicalmente a los espectadores. Y no lo hará porque sea mejor o peor, sino porque a ratos parece imposible que exista siquiera. ‘Tommaso‘ es una cinta que está repleta de los miedos, inseguridades y remordimientos de su autor, expuestas sobre la pantalla en la piel de Willem Dafoe (el eterno Duende Verde de toda una generación, para qué negarlo).
Resulta fascinante como en algo tan marcadamente personal y autorreflexivo, Abel Ferrara no se concede la posible expiación que la propia película parece prometer en muchos lugares de su metraje. Una suerte de reeducación que en ningún momento llega, eligiendo la opción de reafirmarse en su egocentrismo y afirmándose en una absoluta superioridad moral sobre todos aquellos que le rodean. Algo que, sin entender siquiera por qué, consigue cautivar. Quizás sea por la valentía que requiere llevar a cabo ese ejercicio, o quizás por el disfrute que supone ver semejante inmolación artística y ética desde la comodidad de la butaca.
Por momentos encantadora, mágica y emotiva (casi todas las escenas que comparte el personaje de Dafoe con su mujer e hijas son pura calidez), en otros pretenciosa y gratuita (esos segmentos que intentan rememorar lo espiritual de cintas como ‘El Árbol de la Vida‘), y en otros incluso divertida (la secuencia con el borracho es magistral); ‘Tommaso’ es una de esas cintas que te conquistan o te repugnan. Una película, en definitiva, tan indefendible que me resulta imposible no aplaudir la inconsciencia de su autor para llevarla a cabo. Otra aspirante al siempre polémico Giraldillo de Oro.
And Then We Danced (Suecia). Dir. Levan Akin
En el marco de esa reciente línea cinematográfica de temática LGTB+ que viene creciendo en los últimos años, la enviada por Suecia para la próxima edición de los Oscars coloca sus cimientos sobre el mundo de la danza tradicional georgiana, el estudio de la masculinidad en ella, y la identidad sexual de su joven protagonista.
Con tintes claros de ‘Billy Elliot’, más que me pese caer en la referencia fácil, o algo de ‘Call Me By Your Name‘; ‘And Then We Danced‘ es un drama correcto pero que no termina de innovar en nada, destacando especialmente en su apartado visual, con momentos en los que la luz se convierte en una faceta más del protagonista. Se acumulan en la cinta de igual manera referencias a películas como ‘Whiplash’ o ‘Cisne Negro’ en la estructura de sus últimas secuencias de puro desafío a lo establecido mediante el ejercicio artístico que supone el baile en este caso.
Con mucho de esa inseguridad y ese temor que conlleva enfrentarse a la revelación de su homosexualidad en un universo tan conservador como el de la danza georgiana, es probable que acabe encandilando al público más concienciado y empático con la causa, pero que deje algo frío a quien espere algo más que otro relato de identidad sexual. Mención especial para la aparición estelar de ese poster de ‘El Viaje de Chihiro‘, otro viaje de descubrimiento.
Martin Eden (Italia). Dir. Pietro Marcello
Vencedora de la Copa Volpi a la Mejor Interpretación Masculina para su protagonista (Luca Marinelli) en el último Festival de Venecia, el segundo largometraje de ficción de Pietro Marcello es un prodigio, de principio a fin. Una cinta que se acerca más a una obra de artesanía propia de un maestro de la imagen que a lo que hoy se entiende popularmente como cine. Si las carteleras están llenas de bocetos inacabados, esto es un cuadro más propio del Renacimiento.
Mucho más poderosa en su juego con el amor, lo sentimental y la voluntad de ascensión cultural que en su discurso estrictamente ideológico sobre la lucha de clases, ‘Martin Eden‘ es una obra con un acabado técnico tan descomunalmente bello que su alcance narrativo quizás se le quede algo corto. Molesta algo ver que su autor prefiera optar por dejar que lo pasional sea más un elemento complementario que el verdadero corazón de la película, especialmente porque la química entre sus dos actores tiene el potencial para haber convertido a la cinta en una historia de amor épica, además del certificado retrato sociopolítico que Pietro Marcello decide subrayar en demasía.
Pero si algo destaca en ‘Martin Eden‘ ese es su protagonista, un Luca Marinelli absolutamente confirmado como referente de la interpretación en Italia. Un diamante que ya se muestra más que pulido con su dibujo de un joven tan ansioso por escalar socialmente mediante la cultura y la educación que acaba por convertirse en todo aquello que más desprecia. Un Martin Eden que al final, «solo es un marinero». Le acompaña a la perfección una debutante, Jessica Cressy, a la que no le intimida en ningún momento la altura cualitativa de su oponente.
Con todo ello, y aunque solo fuera por sus méritos técnicos, ‘Martin Eden’ es una de las cintas imprescindibles del Festival de Sevilla 2019. Una obra en la que, gracias al magnífico trabajo en la dirección de fotografía y el juego con los formatos (está rodada en Super 16mm), el mar y el cielo quedan conectados por un celeste en el que daría gusto quedarse a vivir.
Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema (UK). Dir. Mark Cousins
Programada como una de las grandes citas del Festival de Sevilla 2019, casi mastodóntica puesto que se extenderá a lo largo de cinco proyecciones, la nueva serie documental dirigida por Mark Cousins supone una vuelta al medio cinematográfico tras su ya esencial ‘La Historia del Cine: Una Odisea‘.
Mucho más reconocida y decididamente didáctica que quizás enciclopédica, ‘Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema‘ es un viaje a traves del séptimo arte como medio, analizando de forma educativa los diferentes aspectos que conforman y participan en la creación de una película. Mediante una narración a cargo de actrices como Tilda Swinton o Jane Fonda (entre otras) y ejemplos enteramente femeninos, la serie documental es una auténtica masterclass cinematográfica que hará las delicias de quienes estén interesados por conocer no tanto una simple lista de grandes películas de la historia dirigidas por mujeres, sino cómo esas grandes directoras (muchas de ellas no tan agradecidamente tratadas por la historia como sus homólogos masculinos) usan los diferentes recursos que ofrece el medio audiovisual para narrar una historia de la manera más especial, personal, sencilla y efectiva posible.
A expensas de disfrutar su totalidad, ‘Women Make Film’ apunta a ser otra obra catedralicia de las que acompañarán más de una clase universitaria, y sobre todo, un recordatorio de que pese a no ser tan debidamente reconocidas y mencionadas a nivel popular, muchas de estas directoras pueden codearse (y sin nada que envidiar) con los grandes maestros del cine reconocidos por el espectador medio.
Bad Poems (Hungría). Dir. Gábor Reisz
Con aires a la magnífica ‘Como Locos’ en los minutos que forman su prólogo, esta cinta húngara se plantea como un drama romántico sobre el final de una relación, la sensación de pérdida y el duelo posterior a dicha ruptura, siempre marcado por una lluvia mental incesante de recuerdos sobre lo vivido. Sin embargo, ‘Bad Poems‘ deja claro rápidamente que dentro de ese dolor va a regalarle un lugar especial a la comedia como bálsamo para las penas. Y no a una comedia cualquiera, sino la más absurda, ridiculizante y simpática que te puedas echar a la cara, con escenas en las que se arranca incluso a probar con el musical para sacarle la sonrisa al espectador.
El gran acierto de Gábor Reisz es acompañar esta jugosa mezcla de tonos, que acaba dándole un toque cercano y amable a la cinta, con un apartado técnico tan confiado como disfrutón en la ejecución. Tirando de transiciones vistosas y efectivas para tejer entre secuencias, comunicando el tiempo presente con los recuerdos, siempre en duda sobre si su veracidad es completa o más que recuerdos son trozos de plastilina moldeados a voluntad de los personajes; la película no se corta a la hora de jugar con los espacios y la puesta en escena, incluso aunque ese artificio implique restarle cercanía y realismo a la historia.
‘Bad Poems’ es una de esas películas para las que la mejor definición es un simple pero valioso «agradable». Una obra que quizás peque de sacrificar el drama algo más de lo que gustaría viendo su genial inicio, pero que sabe compensarlo a la perfección a base de puro entretenimiento.
Sibyl (Francia). Dir. Justine Triet
Compitiendo por la Palma de Oro en Cannes, la nueva película de Justine Triet sigue a una psicoterapeuta que vuelve a su verdadera pasión, la escritura, gracias a una joven actriz (y paciente) de la que intentará rascar toda la inspiración posible para su novela. La cinta es un drama entre lo psicológico y lo existencial que acaba salpicado de una comedia tan bien planteada que por momentos luce casi accidental.
Con un manejo sobresaliente del ritmo para acrecentar el tono de tensión e inseguridad que acompaña en todo momento a la figura protagonista, Justine Triet demuestra una dirección soberbia en los silencios y vacíos, dejando respirar a la obra a la vez que asfixia a Virginie Efira en un pasado suministrado a cuentagotas de cara al espectador. Jugando siempre al doble espejo entre la realidad y la ficción, ‘Sibyl‘ amplia su universo añadiéndole un factor metacinematográfico con el rodaje de una película, dejando varias secuencias de comedia para el recuerdo con una Sandra Hüller que, al igual que ya hiciera en ‘Toni Erdmann‘, se convierte en un imán para la risa.
Con el papel quizás menos agradecido de la cinta, Adèle Exarchopoulos se las apaña para lucir más que correcta, creando un personaje fácilmente empatizable pese a contar con un guion más pasivo que los demás. Pero si alguien se echa la película a la espalda, esa es Virginie Efira. Conocida en los últimos años más por su aparición en comedias populares francesas, la actriz francobelga demuestra que además de pasearse casi a modo de exhibición por el registro cómico, sabe dominar por completo el drama interiorista que la historia le pide.
Puede que ‘Sibyl’ no sea la cinta más llamativa de la Sección Oficial del Festival de Sevilla 2019, y puede que tampoco la mejor, pero si que es una de las más sugerentes, atractivas y redondas de lo visto hasta ahora.