El pasado jueves daba comienzo en la capital gallega de Santiago de Compostela el Festival Cineuropa 2019, bajo la proyección –aunque fallida por motivos técnicos– de ‘Ema’, del chileno Pablo Larraín. La edición de este año –noviembre es siempre el mes en que las calles de la Rúa Nova se inundan de gente debido a las colas previas a las sesiones–, la treinta y tres, centra su temática en la cuestión perspectivista de género, abogando por una programación donde alrededor del 40% del total ha sido dirigido por mujeres.

En esta primera semana de Cineuropa 2019 hemos podido ver, entre otras, las nuevas películas de Rodrigo Sorogoyen, los hermanos Dardenne y Tsai Ming-liang, aunque muchas de las grandes sorpresas las hayan conformado filmes dirigidos por un colectivo femenino como la magnífica ‘Romantic comedy’, de Elizabeth Sankey, y la atmosférica ‘Los tiburones’, de Lucía Garibaldi. Os dejamos, entonces, con unos breves y someros apuntamientos de cada uno de los filmes en cuestión.

Voyage of time: Life’s Journey (USA). Dir. Terrence Malick

Si hace apenas un año la prestigiosa colección Criterion hacia salir a la luz una nueva versión de ‘El árbol de la vida’ (2011) –que además de ser un remontaje de la primera, superaba a la misma en más de una cuarentena de minutos–, ‘Voyage of Time: Life’s Journey’, cuya data de estreno se produjo hace ya tres años, bien podría considerarse una suerte de versión extendida de esa parte de ‘El árbol de la vida’ en que la narración de la historia principal se detenía y entrábamos de lleno en la génesis del universo.

La película, que se mueve en ese terreno tan limítrofe entre la ficción y el documental, vendría a erigirse en una especie de experiencia sensorial donde la enunciación nos inunda con potentes y deslumbrantes imágenes del comienzo del universo, de la creación de la Tierra, de la formación de la vida humana, al igual que, entre más cosas, las costumbres de nuestros antepasados. Todo lo cual se ve contrastado, mediante un montaje paralelo milenarista, con planos que reflejan las desigualdades y pobrezas de unos países en vía de desarrollo, además de impregnar ambos mundos –ambos formatos de imagen, ya que el panorámico colisiona con un formato más amateur y reducido– en la naturaleza, en ocasiones, violenta del ser humano, donde la pregunta sobre el devenir de nuestras especies, y otras, es insistente a lo largo del relato.

Aunque –y quizá–, muy en el fondo, ‘Voyage of Time: Life’s Journey’ pueda verse sobre el devenir mismo de la creación, no ya solo de la humanidad, sino del cine en una era digital (como ejemplifican esos paisajes o animales de los que uno duda de su naturaleza ontológica), donde lo artificial, en muchas ocasiones, se confunde con lo real, comenzando a formar parte de él.

Madre (España). Dir. Rodrigo Sorogoyen

La nueva película de Rodrigo Sorogoyen, una de las grandes esperadas del Cineuropa 2019, da comienzo con ese tour de fource que suponía el cortometraje homónimo, en el que una madre, teléfono mediante, intentaba –sin éxito– proteger a su hijo perdido en una playa de la costa francesa de un hombre siniestro que le acechaba. Si aquella pequeña pieza evocaba en el espectador el horror de un fuera de campo imposible de materializarse, la columna vertebral de ‘Madre’ se asienta sobre el dolor que ese momento traumático –ese fuera de campo– dejó sobre la madre protagonista.

Así, diez años más tarde, ella vive y trabaja en la misma playa donde ocurrieron los dramáticos hechos, como si fuera incapaz de –como si no quisiera, tampoco– escapar de ellos, de intentar superarlos. Hasta que un día se fija en un niño que le recuerda a su hijo y comienza a obsesionarse con él, persiguiéndolo, observándolo, intentando colmar su vacío. El filme se convierte de esta manera en un relato perverso, sin caer en subrayados ni moralismos, que explora la relación que se comienza a entretejer entre ambos, donde cada uno se erige en proyección de las carencias del otro: el uno, sintiendo atracción sexual hacia la mujer adulta, y ella, intentando depositar en él la pérdida de su hijo.

Figlia mia (Italia). Dir. Laura Bispuri

Quizá lo más interesante de una propuesta como ‘Figlia mia’ sea la decisión de filmarla casi en su integridad planos secuencia mediante. Más allá de eso, y de las sobrias actuaciones de su reparto –Alba Rohrwacher nuevamente en el centro de un filme que versa sobre la familia, tras la fallida ‘La gracia de Lucia’ (Gianni Zanasi, 2018)–, el conjunto tarda poco en agotarse.

El relato nos sitúa en medio de la lucha entre dos madres, la una biológica y la otra adoptiva, por el cariño y afecto de su hija, una vez que esta es consciente de cuáles son sus raíces. La una, sentirá el vacío de ver cómo su ser más querido la abandona; la otra, querrá avivar la relación perdida desde el nacimiento, hasta que finalmente la niña se convierte en un arma para hacerse daño entre las adultas. El problema principal de la película de Bispuri es pensar que, en algún momento, otorgó suficiente profundización psicológica a los personajes para que estos nos importaran mínimamente.

Your face (Taiwán). Dir. Tsai Ming-Liang

Your face’ comienza con un primer plano dilatadísimo del rostro de una anciana en silencio. Casi al final, previo al cambio de encuadre, al cambio de rostro, la mujer habla. La última película del taiwanés Tsai Ming-liang se convierte así en un álbum de retratos (en movimiento) donde la duración –el paso del tiempo– deviene al semblante humano en un terreno de exploración en que cada gesto deja sus huellas, produciendo incluso, en segundo qué casos, una extrañeza radical que sumerge en lo siniestro a la faz humana (préstese atención a ese hombre que se queda dormido, desbordando los límites del cuadro, cuya cara se convierte en una monstruosidad informe).

El silencio, la palabra. La segunda asienta el pasado como algo doloroso, como una herida que Tsai Ming-liang les hace revivir a través de su propia oralidad. Así las cosas, el taiwanés crea un microcosmos de cabezas sin cuerpo que, enfatizadas a las veces por la siniestra banda sonora de Ryuichi Sakamoto, consolidan una atmosférica pieza que reflexiona no solo sobre las vivencias de los entrevistados, sino también sobre los límites del género documental.

Romantic comedy (Reino Unido). Dir. Elizabeth Sankey

Imagina: ser mujer, ser fanática de las comedias románticas americanas y tener estas últimas como modelo de tu vida amorosa/sexual. Ese fue el caso de la directora de ‘Romantic Comedy’, Elizabeth Sankey, quien no es que haya realizado una película ni un documental sino un exhaustivo ensayo visual de su biografía cinéfila como amante de las rom-com y de cómo estas la condicionaron en su pasado amoroso.

Se hace obligado para amantes del género –y para no tan amantes del mismo– el visionado de este inmenso trabajo de investigación en el que Sankey disecciona los tropos y mecanismos habituales de un conjunto de filmes cuyo auge no parece pasar nunca de moda, al apelar siempre a ese instinto humano que es el amor porque, como apuntala la cineasta con precisión, todos necesitamos sentirnos amados. Otra cosa, aparte, son los requisitos, idealizaciones y normatividades (la extrema delgadez de la mujer, la eterna espera de un príncipe azul, la supresión de la individualidad femenina, entre un largo etcétera) que esta clase de películas se encargan de establecer para ello.

Los tiburones (Uruguay). Dir. Lucía Garibaldi

Ganadora del premio a Mejor Dirección en el Festival de Sundance, ‘Los tiburones’, ópera prima de la uruguaya Lucía Garibaldi, impone su punto de vista personalísimo a la hora de abordar el tema del despertar sexual femenino, donde una playa asolada por los ataques de los tiburones (cuyas víctimas inundan las orillas costeras de un rojo menstrual) se erige en símbolo del mismo.

Si bien la obra está impregnada por su ambigüedad, esto se convierte en un factor clave a la hora de intentar dar sentido a su propia estética, atmosférica, constituida a través de ciertos planos detalle que aluden a los sentidos, a la sensualidad, en fin, a lo háptico, y una banda sonora que envuelve ciertas secuencias en desbordante energía. Uno de los grandes descubrimientos del Festival Cineuropa 2019.

El joven Ahmed (Bélgica). Dir. Jean-Pierre y Luc Dardenne

Los hermanos Dardenne se hacían con el Premio a Mejor Dirección en la pasada edición del Festival de Cannes con ‘El joven Ahmed’, filme que se encarga de narrar la iniciación de un adolescente en el islam, poniendo sobre el tablero –sin ningún tipo de aleccionado moralista– el lavado de cerebro al que se expone el protagonista (con esa fe ciega por unos ideales incuestionables), además de exponer con brillantez lo manipulable que podemos llegar a ser los seres humanos en una etapa tan confusa como es la juventud.

Filmada con una cámara en mano incesante en su intento de aproximarse a los cuerpos y rostros de los personajes, sin dejar al espectador la oportunidad de no inmiscuirse y participar de los hechos acaecidos en pantalla, ‘El joven Ahmed’ no duda en sacudirnos a la hora de mostrar el retrato de un joven que abandona todo tipo de oportunidades, todo tipo de trenes vivenciales (como el primer beso, el primer amor) en detrimento de ese obsesivo seguimiento de las leyes propugnadas por las páginas del Corán. Pese a la notabilísima dirección de los Dardenne, y a la magnífica película que nos ocupa, cuesta creer que –subjetividad obliga, quizá– este haya sido el filme mejor dirigido de toda la Croisette.

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