El melodrama es un género que exacerba los sentimientos de los personajes, llevándolos muchas veces al límite de lo exagerado. Sin embargo, en ‘La vida invisible de Eurídice Gusmão‘, la más reciente película de Karim Aïnouz, este género llega a tocar la fibra del espectador, permitiendo adentrarse en la historia como si fuera propia.

Río de Janeiro, Brasil, 1950, dos hermanas viven su día a día persiguiendo sus sueños mientras lidian con una sociedad machista y patriarcal tan representativa de Latinoamérica. Siendo un elemento cotidiano en esta época, la película retrata el amor de estas hermanas, Eurídice y Gilda, las cuales buscan reencontrarse en el camino de la otra, a la vez que acentúan la idea de que la mujer está hecha para un rol mucho más grande que solo el de estar en el hogar.

Mientras una de ellas lucha por salir adelante en cualquier trabajo que se le presente, la otra continúa su sueño de volverse pianista profesional, ambas demostrando que debe haber un cambio de la percepción de la mujer tanto en su familia como en la sociedad. A la vez, esta producción trata temas universales como la mujer, el empoderamiento, la hermandad y la búsqueda de un propósito en la vida.

La vida invisible de Eurídice Gusmão dirigida por Karim Aïnouz
Escena de «La vida invisible de Eurídice Gusmão», dirigida por Karim Aïnouz. Fuente: Vértigo Films

La vida invisible de Eurídice Gusmão‘ va llevando al espectador por un camino de emociones generando empatía con los personajes, permitiendo que viva sus sueños y sienta su dolor. Asimismo, juega con elementos oníricos y convierte al espectador en un ente omnipresente al hacerle saber que es el único que conoce la verdad y el objetivo real de las protagonistas, las cuales, aunque para cada una son una especie de fantasma, siguen en la lucha por reencontrarse.

Basado en el primer libro de la escritora y periodista Martha Batalha, la película logró alzar el mayor reconocimiento en la sección Un certain regard del más reciente Festival de Cannes, además de otros galardones en Mar de Plata y la Seminci, y se presentó para ser candidata a representar a Brasil a los premios Oscar.

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