El Halcón Maltés‘ (1941) es esencialmente una animada lucha de ingenios entre Sam Spade (Humphrey Bogart), un curtido investigador privado de San Francisco, y Kaspar Gutman (Sydney Greenstreet), el jefe de un trío de la ladrones compulsivos que intenta apoderarse de la estatuilla de un halcón lleno de joyas incrustadas de incalculable valor, en tiempos un tributo de los cruzados caballeros de Rodas al Emperador Carlos I de España, en señal de gratitud por haberles dado posesión de la isla de Malta en 1539.

John Huston planeó y preparó minuciosamente la película, no en vano se trataba de su debut como director tras diez años de trabajo como guionista. Según la leyenda, Huston tan solo había diseccionado la historia original de Dashiell Hammett en varios bloques cuando Jack Warner, tomándolo por un guion definitivo, le dio su bendición. Cualquiera que sea la explicación verdadera, lo cierto es que la fidelidad de Huston al original es sorprendente. ‘El halcón maltés’ conserva gran cantidad de diálogos del libro y la mayor parte de su energía.

Huston tan solo modifica la historia cuando cree que haciéndolo concentrará aún más la fuerza dramática al resumir, aunque a veces lo haga con ojo puesto en la censura. La hija de Gutman, Rhea, por ejemplo, ha desaparecido completamente de la historia. La homosexualidad de Cairo y Wilmer apenas si está: las objeciones de Cairo a que Wilmer aparezca como culpable, ocasionadas por la atracción que siente por él, han desaparecido de la película. La explícita relación de Spade con Brigid también se nos oculta. Como consecuencia, el fuerte dilema del final, cuando tiene que sacrificarla por haber matado a Archer, un hombre al que interiormente despreciaba, tan solo está reflejado en parte.

«¿Qué pájaro es ese halcón que todo el mundo quiere apoderarse de él?»

El halcón maltés‘ su puso la irrupción de una nueva figura, la del detective privado, con larga tradición dentro de la novela negra y que a partir de ese momento se convirtió en una presencia fundamental dentro de la iconografía del film noir, apuntando nuevas estructuras narrativas dentro del género.

Mary Astor y Humphrey Bogart en El halcón maltés (1941)
Mary Astor y Humphrey Bogart en «El halcón maltés» (1941), dirigida por John Huston.

Jack Warner permitió a Huston realizar el filme a causa de su bajo presupuesto, debido fundamentalmente a que este se desarrolla en interiores. La complicación del argumento y la tortuosidad de todos los personajes fueron compensadas por la austeridad de los decorados y la precisión de los movimientos de la cámara. Siendo fiel al libro, Huston buscó el suspense no mediante monótonas persecuciones de automóviles y los consabidos tiroteos, sino más bien, en la tradición de Hitchcock, mediante el engaño y el peligro de ser atrapado. De manera muy inteligente, el director se sirve de la abundancia de diálogos para definir a los diferentes personajes, empleando las réplicas de forma irónica e incluso humorística. Los temas recurrentes de la filmografía del director estadounidense se hallan igualmente presentes en la película: el fracaso de unos personajes en su busca del éxito a cualquier precio.

‘El halcón maltés’ fijó para siempre la imagen de Bogart: el cinismo, el desengaño, la pose de perdedor de vuelta de todo, como el sardónico y romántico detective privado que se mueve como pez en el agua en el mundo del hampa. El resto del reparto es excelente: Mary Astor, Gladys George, Peter Lorre, Elisha Cook Jr., Barton MacLane, y sobre todo Sydney Greenstreet, como Mr. Gutman, viejo y mortífero zorro, aunque sin los negros rizos que Hammett describe en su novela. El Gutman de Greenstreet fijó un modelo para todos lo futuros malos obesos y de suaves modales. Como curiosidad, la fugaz aparición de padre de John Huston (el capitán moribundo que lleva el halcón al despacho de Spade).

Los diálogos de ‘El Halcón maltés‘ son vivos y la definición de los personajes, casi perfecta. Huston demostró, pese a su inexperiencia, una gran maestra en la dirección, desplegando algunos trucos con hábil lenguaje. El estreno fue todo un éxito y pronto se convirtió en una verdadera joya del cine negro como así lo atestigua la crítica. «El más interesante e imaginativo filme de detectives salido de Norteamérica, o de ningún otro país, desde ‘La cena de los acusados’, otra historia de Hammett», escribió Diyls Powell. ‘El halcón maltés’ tiene casi todo lo que un filme de misterio debe tener. Como decía Roger Ebert, «es todo estilo. No se trata de la violencia o las persecuciones, sino de la manera en la que los actores miran, se mueven, hablan y encarnan a sus personajes».

Una gran obra maestra del cine, que sin embargo no fue reconocida con ningún Oscar, a pesar de las tres nominaciones con las que contaba (película, guion y actor secundario). La «suerte» quiso que ese año también compitieran grandes títulos como ‘Ciudadano Kane‘, ‘¡Que verde era mi valle!’, ‘La loba’ y ‘Sospecha’. Ganó John Ford, como era de esperar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *