
16 años después del estreno de ‘Guardando las apariencias‘, su más que aceptable debut cinematográfico, la directora de cine y guionista estadounidense Alice Wu regresa con otra comedia romántica de sello indie titulada ‘Conquista a medias‘ (‘The Half Of It’). Película que ha ganado el Festival de Tribeca en la sección de narrativa estadounidense, un premio que se ha entregado online debido al aplazamiento de su diecinueve edición, motivo por el cual el filme se estrenará directamente en Netflix.
‘Conquista a medias’ es una versión moderna de la historia de «Cyrano» donde veremos un triángulo amoroso entre adolescentes que conecta a dos chicas y un chico en el instituto. Ellie Chu (Leah Lewis) es una brillante estudiante que hace los deberes de sus compañeros por dinero para poder ayudar a su padre. Pasa sus clases mirando al guapo Aster Flores (Alexxis Lemire) al otro lado de la habitación, pero no encuentra las palabras adecuadas para expresarle su admiración. Cuando un jugador de fútbol, Paul (Daniel Diemer), se acerca a Ellie para que le ayude a escribir una carta de amor a Aster, ella entra en conflicto, pero necesita el dinero y acepta enseñarle cómo escribir misivas amorosas. Cuando las palabras de Ellie finalmente seducen a Aster, decide encontrarse con Paul en persona. Aster se enfrenta entonces a una situación complicada en la que nada es lo que parece.
Alice Wu habla de Conquista a medias
La primera vez que me rompieron el corazón después de salir del armario como lesbiana no fue por una chica, sino por un chico. Un chico blanco heterosexual, nada menos. Si hubieras escogido a este tipo de entre una multitud y hubieras dicho «Ese chico será tu mejor amigo», no te hubiera creído. Pero a veces conoces a alguien y por alguna rara razón que desconocemos todo funciona. Me ayudó a aceptarme como gay en un momento en el que ninguno de los dos conocía a ningún gay… y los dos nos tropezamos con el extraño terreno de «intentar conquistar a una chica». Lo consiguió, para nuestra gran alegría (¡al menos uno de nosotros no moriría solo!) …y luego, el desastre. Su nueva novia desconfiaba de nosotros, a pesar de saber que yo era lesbiana. Y lentamente, inefablemente, el delicado lazo de nuestra conexión se erosionó. Recuerdo una noche lluviosa, los dos llorando en un coche, yo diciendo: «No lo entiendo. Si algo fuera a pasar con nosotros, ¿no habría pasado ya?» Y dijo: «No le preocupa que nos acostemos juntos. Se siente amenazada por nuestra intimidad». Siempre lo recordé.

‘Conquista a medias’ no empezó como una película sobre adolescentes. Me propuse escribir algo mejor, sobre amigos veinteañeros, una lesbiana y un heterosexual, tratando de entender el amor, sin comprender del todo su propia conexión. Y luego golpeé una pared: no pude encontrar un final (no en 100 páginas) que me pareciera satisfactorio. Son los problemas cuando tratas de escribir desde la vida, y no tienes la menor idea de cómo hacer que la vida funcione de la manera que quieres. No sabía cómo mantener ese amor entonces, y ciertamente no lo sé ahora. Alcé las manos y pensé: «Debería poner esto en el instituto». Porque solo en el instituto todo se intensifica, cada sentimiento es el primero y, por lo tanto, la única vez que sentirás esta sensación, y francamente, cuando se trata de amor, ¿no retrocedemos todos a ser adolescentes? Como sucede a menudo en mi trabajo, en cierto punto, mis personajes se hicieron cargo; todo un componente completo de Cyrano se deslizó y la película se convirtió en algo completamente diferente.
«Solía pensar que solo había una manera de amar. Que A más B menos C es igual a Amor. Ahora que soy mayor, veo que hay más». Alice Wu
Así que aquí estoy, a punto de cumplir los cincuenta, habiendo hecho una película sobre adolescentes. Ahora que está terminada, puedo ver algunas cosas más claramente. Por ejemplo: Solía pensar que solo había una manera de amar. Que A más B menos C es igual a Amor. Ahora que soy mayor, veo que hay más. Muchas más formas de amar de las que nunca había imaginado.
Por otro lado: los finales son difíciles porque esperamos respuestas. Hace 15 años, con mi primera película ‘Guardando las apariencias’, me hicieron una pregunta recurrente: «¿Este final es… demasiado feliz?» En ese momento, por mucho que viera la verdad en ello para mis personajes, confesé no saber si ese final feliz podía esperarse en la vida real; pero como mujer homosexual, quería -necesitaba- verlo para creer que podía sucederme a mí. Ahora, con ‘Conquista a medias’, me pregunto regularmente si ciertos personajes terminan juntos en un crescendo hacia ese final feliz. Mi respuesta es que el punto de la película no es acerca de quién termina con quién. Se trata de tres personas que chocan en un momento dado antes de tomar caminos separados, cada uno de ellos sosteniendo el pedazo de sí mismo que les permite convertirse en la persona que están destinados a ser. El final de la película es cada uno de sus comienzos. Y para mis personajes no puedo pensar en un final más feliz.
Lo que me lleva de vuelta al amigo que me inició en este camino. Escribí ‘Conquista a medias‘ como una forma de trabajar con el corazón roto por la pérdida de esa amistad. En retrospectiva, podría haber resuelto la ecuación equivocada. Siempre he albergado una profunda inquietud sobre lo que podría haber hecho de forma diferente para mantener esa amistad, para evitar tener el corazón roto – pero tal vez ese nunca fue el punto. Con el corazón roto o no, esa amistad me ayudó a convertirme en la persona que soy. Las noches que pasé haciendo estrategias para ganar en el amor nunca fueron para «ganar» o «amar». Eran como dos ding-dongs que se preocupaban lo suficiente como para verse y aceptarse mutuamente. Es lo que más amo sobre Ellie y Paul, sobre Ellie y Aster. Y mirando para atrás, sobre mi amigo y yo.
Así que en estas palabras: ‘Conquista a medias’. Y la esperanza de que algunos de sus finales se conviertan en comienzos.