El cine de mafiosos se convirtió gracias a Brian De Palma, Martin Scorsese y Francis Ford Coppola en un espejo de los momentos más boyantes de las familias criminales. Cierto es que en ocasiones se mostraba el lado más oscuro de una vida llena de crímenes y arrepentimiento, sin embargo, la tendencia habitual a la hora de narrar estas historias era la de edulcorar los malos en momentos, centrándose en las peculiaridades más llamativas de su delictivo estilo de vida. Fue el propio Scorsese quien el pasado año con ‘El Irlandés‘ mostró la cara más amarga del género que el mismo había ensalzado, mostrando durante la hora final de su mastodóntica obra el triste ocaso de alguien que ha dedicado toda su vida a la destrucción. Siguiendo esta interesante línea, Josh Trank regresa a la dirección con ‘Capone’, biopic del célebre mafioso centrado en su último año de vida, donde los remordimientos se apoderan poco a poco de una mente enferma hasta su inexorable final.

Tras el fracaso comercial de ‘Los 4 Fantásticos‘ no fueron pocos los artículos destinados a narrar las locuras que Trank había realizado en el set de rodaje, poniendo su carrera en un punto muerto de difícil escapatoria. Para sorpresa de todos ha logrado sacar adelante este proyecto, donde no solo se encarga de la dirección y el guion, sino que también aparece acreditado como el artífice del montaje. Y puede que muchos de los problemas de Capone sean resultado de esta intención por convertirse en un hombre orquesta de su propia obra, porque las buenas intenciones quedan diseminadas a lo largo de un metraje que resulta demasiado redundante y aburrido.

El punto de partida no podría ser más interesante, el legendario Al Capone se enfrenta a su último año de vida rodeada de una familia y amigos que se mantienen junto a él en una descorazonadora mezcla de miedo e interés. Con estas bases las posibilidades de construir un interesante drama sobre la culpa y el remordimiento en el ocaso de la vida son muy altas, sin embargo, el guion de Trank decide abandonar cualquier intención de profundizar en la larga galería de secundarios que hacen acto de presencia en la historia, convirtiendo todo en un show a la medida de un Tom Hardy más excesivo y escatológico que nunca.

Tom Hardy en Capone
Tom Hardy en «Capone», biopic sobre el famoso gánster dirigido por Josh Trank.

Tener una película centrada en los rincones más oscuros de la mente de Al Capone podría funcionar cuando tienes a un actor de la talla de Tom Hardy al frente del reparto, el problema aparece cuando la trama se empeña en no avanzar, girando una y otra vez sobre las mismas situaciones hasta alcanzar un excesivo tramo final que si bien resulta sorprendente y sin duda más entretenido que el resto del metraje, rompe por completo con el tono planteado hasta ese momento.

Hardy se lo pasa de maravilla llevando su personaje a los rincones más extremos, ofreciendo una interpretación donde nuevamente prima lo físico sobre lo narrativo. El espectáculo que ofrece resulta tan llamativo que eclipsa por completo a una galería de secundarios que poco más pueden hacer con un guion que no tiene intención de desarrollar sus historias. Únicamente logra sacar oro de la nada una espectacular Linda Cardellini, alejándose del habitual estándar de sufrida esposa para convertirse en algo completamente diferente.

La dirección de Trank es cuanto menos correcta, siendo su propio guion quien impide que las interesantes decisiones visuales aporten algo a un resultado final de lo más decepcionante. A fin de cuentas, estamos ante un producto que no logrará satisfacer a los amantes del cine mafioso, ni a aquellos que tengan un especial interés por conocer como fue el ocaso de uno de los grandes criminales del siglo XX. Una película repleta de buenas ideas que se disipan en un mar de redundancia.

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