
El tráiler cinematográfico lo ven diferentes tipos de espectadores que entienden el cine de diferentes maneras. Están las que eligen meticulosamente las películas que verán, las que siguen los festivales de cine y la noche de los Oscar o los muy críticos con el cine que se hace y creen que las películas que se hacían en los años 50 eran mejor. En otra latitud están los que lo ven solo como entretenimiento, estas últimas suelen creer que entretenimiento es sinónimo de cultura, de ahí que no seleccionen lo que ven, que les de igual que ver con tal de pasar el rato y que Netflix, HBO y Amazon Prime sea un gran paraíso ‘cultural’. Sean como sean, todas estas personas son susceptibles de caer bajo el influjo y la magia del tráiler, un producto comercial que determinará siempre que película verán. Veremos dónde nació, cómo evolucionó, la diferencia entre un teaser y un tráiler y lo más importante, cómo se hace un buen tráiler.
El origen del tráiler cinematográfico
El origen de este corto publicitario se encuentra en los Estados Unidos. Empezó siendo un evidente anuncio para cualquier producto comercial y no solo se hacía en Norteamérica, también en Europa, sobre todo en Inglaterra y Francia. Había que sacar provecho del numeroso público que iba a conocer ese nuevo invento científico de los hermanos Lumière, el cinematógrafo. En 1912 se proyectaron en varios cines estadounidenses y británicos una serie de 12 capítulos cortos, su título era ‘What Happened to Mary’ y fue producida por los estudios de la Edison Company. Tal fue el éxito que un año después, en 1913, se estrenaba otra serie (esta vez de 13 capítulos) titulada ‘The Adventures of Kathlyn’.
La idea era crear expectativas en el espectador, que pagara para ver la película y el siguiente capítulo de las aventuras de Kathlyn. Los primeros tráilers eran anuncios proyectados en la pantalla, determinados por la herencia gráfica de los carteles y vallas publicitarias. Con el tiempo, los productores y distribuidores entendieron la importancia del tráiler, debían mostrar las mejores escenas para seducir al público.
La NSS (National Screen Service) fue la primera agencia de publicidad cinematográfica de la historia. Creada en 1919, supuso un gran cambio en cuanto a la importancia que tenía la promoción de películas para conseguir que fueran rentables. Producían y distribuían tráilers en bobinas separadas de las películas. El NSS monopolizó el negocio de producción y distribución de tráilers prácticamente desde los años veinte hasta los setenta, se puede decir que «crearon escuela». Todos los tráilers supervisados por el NSS acabaron por generar un sello distintivo que se caracterizaba por su espectacularidad. Títulos superlativos, actrices y actores de renombre y una pomposa narración en off tipo circense. El NSS definió lo que sería la «Era clásica del tráiler».
En la década de los 60 las películas estaban por delante de sus tráilers en calidad, eran mucho más sofisticadas. Guionistas, directores y técnicos estaban cambiando su forma de contar historias y la NSS ya olía a naftalina desde hace tiempo. La modernización de los tráilers vino de la mano de tres pioneros influidos por la estética y cultura de Nueva York.
El primero fue Saul Bass, que formando equipo con su esposa Elaine Makatura (una de la primeras diseñadoras gráficas en Hollywood) apostaron por un diseño gráfico rompedor y moderno para los títulos de crédito y los tráilers, inspiraron a toda una generación de diseñadores gráficos, suyos fueron los diseños de ‘Vértigo’ (1958) o ‘Psicosis’ (1960) de Hitchcock, hasta ‘Alien’ (1979) de Ridley Scott.
El segundo fue Paolo Ferro. Kubrick se fijó en su estilo de montaje rápido y le llamó para colaborar en el tráiler de su último filme, ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’ (1964), que sería considerado el primer tráiler de la «Era Moderna».
El tercero fue Andrew J. Kuehn, antiguo empleado del NSS, contratado por la Metro Goldwyn Mayer para sacarla del agujero económico. Entre las innovaciones que introdujo Kuehn en la producción de tráilers destacan el guion para ser narrado por un actor profesional, la utilización del diálogo de los personajes para mostrar pinceladas de la historia, un ritmo rápido de montaje y una banda sonora potente. Estás características perduran hoy en día en el tráiler cinematográfico actual.
El arte de hacer un buen tráiler
Antes de realizar el tráiler, el gran anuncio del evento cinematográfico del año, se hace un teaser (que no es un tráiler pero se le parece) para dejar sediento a todo tu público. El teaser es un avance para enganchar a la audiencia e incrementar el hype respecto a la película y al estreno del tráiler oficial. Dura entre unos 20-50 segundos y se realiza durante el rodaje del filme. Se muestra antes del final del rodaje, la edición de la película y la presentación del tráiler. Todo cuanto ves es ambiguo, genera curiosidad y expectativas. Se realizan para los filmes de gran presupuesto que han de ganar mucho dinero en taquilla. En definitiva, es un destello, una pista de lo que podrás ver y no confirma nada en absoluto.
Una vez visto el teaser, las distribuidoras nos presentan el tráiler y este puede estar bien o mal hecho, o te seduce o te hace 20 spoilers en los más de dos minutos que dura y por lo tanto, ya no vale la pena pagar para ver la película. Así pues, he aquí una guía para saber qué es y cómo se hace un buen tráiler cinematográfico:
- El tráiler es también una historia. No es un resumen de las mejores escenas de la película, si no una narración única que presenta la historia, no entera, solo una parte. Es una pieza corta en tres actos. Primero presenta a personajes y la situación. Segundo aparece el catalizador del incidente, la lucha de la protagonista. Y tercero, el clímax final donde se da a entender un final, trágico, feliz, sin final. Ese es el juego del buen tráiler, juega con tu imaginación y tus ganas de ver la película.
- Deconstruye la película. El buen tráiler se desconecta de la película, la deja a un lado, es como un puzzle. Las escenas que presenta son piezas que unidas conforman una nueva y pequeña película, hay que mostrar escenas desconectadas para que el público conecte con esta historia.
- Centra el target. Un tráiler debe tener el tono adecuado para cautivar al publico deseado en vez de alejarlo. Si es un drama hay que elegir bien la música, la cadencia de las escenas. Si es un thriller el montaje es vertiginoso, oscuro y misterioso. En una comedia, un tono luminoso y música con éxitos comerciales.
- No hace spoilers. Todo tráiler cuenta con cierta dosis (muy pequeña) de spoiler para captar la atención, pero no se hace en el tercer acto del tráiler. Hay un equilibrio en la forma de contar el relato, no se enseña con pelos y señales lo que ocurrirá porque si no no arruinan las sorpresas y giros de guion. El tráiler no debe dar la sensación de que ya se ha visto toda la película.
- No es conservador. Demasiado misterio y sobriedad fastidia la magia. Un buen tráiler no muestra más de lo debido pero hay que dar al espectador lo suficiente para que se hagan una idea de qué va el filme y que decida si le gusta.
- Presenta a los personajes. Les da su momento de gloria para lucirse con una frase que conquiste al público. Las actrices y actores brillan con sus interpretaciones y esto genera que la audiencia simpatice y se identifique con los personajes.
- Escenas versus texto. No hay que abusar de los textos, el buen tráiler deja que las escenas y los diálogos cumplan su función. Se podría dividir en dos partes fundamentales: narración construida con diálogos y una secuencia de escenas bellas e impactantes.
- Música. Puede elevar o destruir el tráiler cinematográfico. Hay tráilers que con una sola canción son obras maestras, otros que hábilmente usan dos o tres canciones para marcar diferentes tonos y emociones. Sea como sea, no hay que abusar.
- Diseño de sonido. Es importante que los efectos de sonido se usen para complementar la música y marcar los puntos clave para captar la atención del público (bien lo sabe Christopher Nolan).
- Fecha o «próximamente». Los estudios tienen comprobado que si al final del tráiler ponen la fecha exacta del estreno el público se relaja y bajan las visualizaciones del tráiler en la redes sociales. Si en cambio pone «próximamente» el hype en torno al filme sube, ya que la audiencia suele pensar que habrá más material.
Después de este decálogo, un buen ejemplo gráfico ayuda. Así pues, el mejor ejemplo de un tráiler cinematográfico: ‘Pulp Fiction‘ (1994). Con toda esta lectura tenemos ya el arsenal perfecto para elegir qué ver en el cine.