Antes de rodar ‘Sitcom’ (1998), su primer largometraje, François Ozon había realizado hasta 17 cortometrajes. Una cantidad nada desdeñable en comparación con otros cineastas europeos de su generación. En su obra en corto el cineasta francés, que estudió en La Fémis, va definiendo y desvelando su estilo cinematográfico. Sus primeros cortos fueron mudos y datan de 1988, pero no fue hasta 1993 con ‘Victor’ que los cortometrajes de François Ozon empiezan a despertar cierto interés. Es aquí cuando el enfant terrible empieza a dar lo mejor de sí para poner de relieve los secretos del sexo, la muerte y la obsesión, temas que le acompañarán durante su trayectoria cinematográfica.

Ozon, considerado uno de los directores más importantes de la nueva era del cine francés, está asociado al “cinema du corps” (cine del cuerpo). Su cine, inspirado en Fassbinder, Rohmer, Godard, Cronenberg y Buñuel, se caracteriza por un humor ingenioso y satírico y un peculiar punto de vista sobre la sexualidad humana. “Solo puedes hablar de lo que sabes. Yo hago las películas lo más francesas que puedo y es la manera más honesta que tengo de hacer cine. Y el sexo siempre está en el teatro de boulevard, también en las obras de Molière… es algo también muy francés”, recuerda siempre François Ozon.

Este año debería haberse visto su última película, ‘Verano del 85‘, en Cannes, título donde hemos puesto todas nuestras esperanzas para encontrar al Ozon que más nos gusta. No al de ‘Gracias a Dios‘ (2018) ni ‘El amante doble’ (2017) ni ‘Frantz’ (2016), sino el de ‘Bajo la arena’ (2000), ‘La piscina’ (2003), ‘En la casa’ (2012) o ‘Joven y bonita’ (2013).

Una selección de 10 cortometrajes de François Ozon que no dejará indiferente a sus fieles seguidores. Incluimos su primer corto mudo y también el realizado en 2006, cuando ya había estrenado ocho largometrajes. Como verán a continuación, su peculiar visión de la sexualidad se desarrolla primero en corto.

Foto de familia (1988). Dur. 6 m

El primer corto que rueda François Ozon es mudo y en él podemos ver a sus padres, a los cuales convenció para participar como actores. Se rodó en el apartamento familiar de París en diciembre de 1988 y nos cuenta como después de una cena familiar, un hijo envenena a su madre, apuñala a su hermana y asfixia a su padre; entonces reúne a los tres en el sofá de la sala de estar y les toma una foto. Una historia tragicómica sobre la muerte y el asesinato.

Victor (1993). Dur. 13 m

Aquí, un joven de buena familia, mantiene a sus padres fallecidos en su habitación. Entonces, comienza para él un renacimiento lleno de descubrimientos en la hermosa hacienda familiar. Aquí, Ozon revisita el tema del parricidio presente en ‘Foto de familia’ (1988) y le da un toque surrealista, con reminiscencias a ‘El discreto encanto de la burguesía’ de Buñuel.

Une rose entre nous (1994). Dur. 26 m

Este cortometraje será el primero de muchas películas, donde Ozon incluye un interludio musical. Nos narra como un joven aprendiz de peluquero (Paul) se deja embarcar por una inglesa excéntrica (Rose) en una noche loca parisina donde se prostituirán con dos hombres mayores.

Action vérité (1994). Dur. 4 m

En el cortometraje con menos duración de François Ozon, la pérdida de la inocencia da paso a la experiencia. Dos chicos y dos chicas, de unos 14 o 15 años de edad, juegan una partida a «verdad o reto». Las preguntas y los desafíos tienen que ver con el sexo, de manera algo inocente e inofensiva, pero en cada vuelta, cada joven trata de elevar la apuesta. Un juego que se convierte en una revelación a la llegada de la edad adulta.

La petite mort (1995). Dur. 24 m

Paul es un artista que trabaja en la actualidad sacando fotos de la cara de hombres durante el orgasmo. Vive con Martial, su amante. Su hermana Camille, que lleva el negocio familiar, recoge a Paul y le lleva al hospital para ir a ver su padre, que está muriéndose… Aquí Ozon habla de la obsesión de un joven con un padre con el que no ha hablado en años. Un corto conmovedor sobre la familia, la homosexualidad y el pasado del que no podemos escapar, por mucho que intentemos.

El vestido de verano (1996). Dur. 15 m

Aquí nos presenta a un chico jugando con su identidad y deseos. Es verano. Sébastien canta el Bang Bang de Sheila en la terraza. Su novio Fréderic, avergonzado, escapa a la playa, donde conoce a una turista española, Lucía. La felicidad de François Ozon al filmar sin vergüenza alguna los cuerpos que se desnudan, se disfrazan y florecen es evidente. El corto fue reconocido con la nominación al Mejor corto de ficción en los Cesar de ese año. Sin duda, uno de los cortometrajes de François Ozon más celebrados.

Mirando al mar (1997). Dur. 52 m

Por su duración, diríamos que se trata más de un mediometraje. En él reconocemos con claridad las señas de identidad de su cinematografía. En ‘Mirando al mar’ indaga en la mujer a través de dos personajes. Sasha, una mujer treintañera, está de vacaciones con su bebé en la costa. Entonces aparece Tatiana, una joven misteriosa, estableciéndose una curiosa relación entre ambas. Dos polos opuestos que las circunstancias y la curiosidad acercan. Una historia sencilla a través del drama que permite a Ozon jugar una vez más con la duda.

Scènes de lit (1998). Dur. 25 m

Siete escenas breves, cada una con una pareja, explora las sorpresas y los cambios de opinión que pueden ocurrir durante los encuentros sexuales. Sólo una de las siete parejas ha estado en la cama antes, la mayoría son extraños o conocidos. Una prostituta y su chulo, una mujer mayor y un joven que la sigue a su casa, dos amigas, un hombre gay con un hombre hetero, una mujer que quiere hacerlo con la luz encendida, y una mujer de habla española con un hombre de habla francesa.

X2000 (1998). Dur. 8 m

Ha llegado la mañana del 1 de enero del 2000. Un hombre se levanta de su cama, dejando a una mujer dormida en ella. Camina por un apartamento lleno de los restos de la fiesta de la noche anterior. Dos chicos gemelos están durmiendo dentro de un saco de dormir sobre el suelo. Ve a una pareja haciendo el amor en el apartamento de enfrente. La mujer se levanta y lo ve mirando por la ventana… En este cortometraje presenta un tratamiento de sus personajes diferente a otros de sus anteriores trabajos. La aparición de los cuerpos desnudos es fundamental para lo que se está contando, es parte de la historia misma y de sus implicaciones. La ironía subyace en todo el metraje.

Un lever de rideau (2006). Dur. 29 m

Cuando ya había rodado ocho largometrajes, Ozon sintió la necesidad de volver a este formato. Con actores tan reconocibles hoy en día como Louis Garrel y Mathieu Amalric rodó un drama romántico que adapta una obra de teatro de Henry de Montherlant. El corto nos cuenta como Bruno está esperando por enésima vez a su novia, Rosette. Durante esa larga espera, va tomando la determinación de cortar con ella debido a su constante impuntualidad.

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