En ‘El viaje de Marta’, dirigida por Neus Ballús, la protagonista (Elena Andrada) emprende un viaje a su interior durante una excursión familiar. A regañadientes, acompaña a su hermano y a su padre Manel (Sergi López), quien viaja para hacer negocios hosteleros en Senegal. Este es un filme intercultural más del índole de ‘Las cartas de Alou‘ (Montxo Armendáriz, 1990), ‘Lejos de África’ (Cecilia Bartolomé, 1996) o ‘Poniente’ (Chus Gutiérrez, 2002) que de ‘Palmeras en la nieve’ (Fernando González Molina, 2015).

Su padre exotiza a la población local, una actitud que se manifiesta tanto en su afán por las excursiones turísticas como en relacionarse con mujeres senegalesas más jóvenes que él en un bar. Asqueada por la forma de actuar de Manel, Marta se busca otro camino y rechaza los recorridos turísticos para acercarse a la población por su propia cuenta. Ella, pretendiendo independizarse de su padre, entabla amistad con su camarera de piso, Aissatou (Madeleine C. Ndong), y Khouma (Diomaye Augustin Ngom), el joven que filma las excursiones. Con Aissatou se queja de su padre y la invita a Barcelona. De Khouma se enamora.

Sin embargo, el guion escrito por la directora con Pau Subirós muestra que esta ruta alternativa acaba confirmando el refrán: de tal palo, tal astilla. Marta se entera de las diversiones nocturnas de su padre cuando ella, junto a Khouma, se topa con él en la misma discoteca. Esto nos lleva a pensar que existe una duplicación entre padre e hija. Esto también se nota en la cámara de Khouma que se avería, curiosamente produciendo efectos caleidoscópicos. En este fotograma, Manel aparenta como si se sacara una foto. Anticipa una mirada que se vuelca hacia uno mismo. Sin embargo, la perspectiva y la auto-reflexión no corresponden tanto al padre como a la protagonista. Ella, intentando ayudar a Khouma a completar su vídeo, le da el dinero para comprarse una cámara nueva. Marta saca ese efectivo de la habitación de su padre sin que él ni Khouma lo sepan.

El viaje de Marta (2019), dirigida por Neus Ballús
Manel (Sergi López) aparenta como si se sacara una fotografía en «El viaje de Marta» (2019), dirigida por Neus Ballús.

Para Marta, cumplir los 18 años va acompañado de una toma de conciencia respeto al abismo entre sus buenas e ingenuas intenciones y las consecuencias perjudiciales que engendran. Cuando Marta descubre que se ha malentendido la desaparición del dinero como robo por el personal del hotel, ella se confiesa con el gerente. Pero, él dice que ya ha tomado su decision: Aissatou tiene que regresar al bar del hotel donde había sufrido acoso. Marta aprende que le falta mucho camino por recorrer para comportarse como una aliada. La activista Desirée Bela-Lobedde nos instruye que “La deconstrucción de la blanquitud no es un destino, es un viaje”.

El viaje de Marta‘ es una película didáctica cuyo público implícito se verá reflejado en la protagonista en lugar de identificarse con Aissatou o Khouma. No cabe duda que se centra en la experiencia de Marta. Es por eso que, en un momento de cercanía insólita con Manel al final del filme, Marta se quiere confesar con su padre y este la absuelve: “No hace falta. Ya está”. Pero, al abrirnos los ojos junto a Marta, vemos que el encuentro intercultural diegético produce una transformación dentro de ella que no va más allá. Por lo tanto, me pregunto: ¿quién acompaña a Marta en su auto-examinación? Pues ese viaje no tiene por qué ser solitario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *