
El cine británico no podía comenzar mejor la última década del siglo XX. ‘Agenda oculta‘ ganaba en 1990 el premio especial del jurado del Festival de Cannes. Su director, Ken Loach, llevó a la pantalla una historia ficticia que tiene una sólida base de hechos reales sucedidos en Irlanda del Norte. Una película difícil y comprometida que puso de manifiesto la corrupción política a la hora de ocultar los asesinatos, torturas y demás transgresiones de los derechos humanos que se producen en situaciones tensas como las que se vivieron en el Ulster.
Debido a las numerosas denuncias presentadas que acusaban a las fuerzas de seguridad británicas establecidas en Irlanda del Norte de malos tratos y abusos contra la población civil, una comisión formada por cuatro miembros de la Liga Internacional de los Derechos Humanos llega a Belfast en 1980. Su objetivo es elaborar un extenso informe sobre los hechos denunciados. Entre ellos torturas a detenidos, abusos de poder y asesinatos indiscriminados.
Cuando esta comisión termina su trabajo y está a punto de marcharse, uno de sus componentes, el abogado norteamericano Paul Sullivan (Brad Dourif) es avisado para que acuda a una entrevista con un desconocido que al parecer tiene una información muy importante que facilitarle, la cual compromete al propio gobierno británico. Debido a lo trascendental del tema, Paul no duda en acudir a esta cita, pero en el camino es asesinado.

La versión oficial explica lo sucedido como un hecho accidental del que no se consideran responsables, ya que, según ellos, el abogado americano murió tiroteado al no detenerse en uno de los controles militares que mantienen por todo el país. Lógicamente este gravísimo suceso desata las más severas críticas por parte de los organismos internacionales que se muestran reticentes con la versión facilitada.
En este sentido, el gobierno británico, a fin de salvar su propia responsabilidad en los hechos, decide nombrar a un investigador especial para que aclare todas las circunstancias que originaron la muerte de Paul Sullivan. Desde la llegada, este investigador comprueba la hostilidad que los responsables de la seguridad en el Ulster le dispensan. Todo son obstáculos e inconvenientes para realizar su trabajo. Poco a poco se da cuenta de que en este asunto las implicaciones llegan hasta algunos altos cargos. Con la ayuda de Ingrid (Frances McDormand), una decidida activista en favor de los derechos humanos, que era novia del abogado asesinado, este hombre intentará esclarecer lo ocurrido y descubrir a los culpables.
Cine político de altura que abordó de frente la cuestión de la independencia irlandesa. Con una apariencia cercana al documental, Kean Loach puso todo su empeño en mostrar la verdad confiando más en lo que quería contar que en cómo contarlo. Debido a esto, su estilo puede resultar descuidado, pero precisamente esa cuestión de forma es la seña de identidad de ‘Agenda oculta‘, un testimonio impactante sobre el terrorismo de estado.
«Decidimos contar la historia lo más directamente posible, sin música de fondo ni ángulos de cámara extravagantes. Sentí que si usábamos de la técnica del thriller, se invalidaría el sentido de la verdad. Podríamos tener más gente en el borde de sus asientos, pero podrían no creerlo. Pensé que era más importante que la gente dijera: Sí, esto podría ser verdad», afirmaría Ken Loach cuando se estrenó en Cannes.