A land imagined‘ es una película singapurense que une conceptos a simple vista dispares, pero que conjugan tan bien juntos que le dan una identidad única. Habla de la inmigración, de la esclavitud, del medioambiente y de la identidad personal, todo en un aura onírica y en un tono de thriller neonoir al más puro estilo asiático. Así que, quien quiera ver un thriller al uso, va a quedarse con las ganas de persecuciones, disparos y sangre. A cambio, ver esta película le va a resultar un ejercicio de conocimiento de una nueva realidad y un juego psicológico muy interesante.

La historia de Lok y Wang

El policía Lok y su compañero son los encargados de investigar las desapariciones de dos jóvenes trabajadores de una gran empresa que se dedica a convertir el mar en tierra y a construir encima. Wang y Ajit llevan días sin ir a trabajar y nadie sabe dónde están.

Wang Bi Cheng es un joven chino que ha llegado a Singapur hace poco en busca de una oportunidad laboral. Trabaja en la obra bajo condiciones ínfimas, sufre insomnio a pesar del trabajo físico que realiza cada día y gana tan poco que debe compartir habitación con muchos otros compañeros de trabajo que viven en su misma situación. Sin embargo, su vida cambia cuando sufre un accidente laboral y pasa a trabajar conduciendo la camioneta de la empresa. Es entonces cuando conoce a Ajit, un inmigrante de Bangladesh que debe trabajar durante largas jornadas para devolver una deuda y al que la empresa le ha retenido el pasaporte para impedir su huída. Los dos se hacen amigos y se apoyan mutuamente pero Ajit desaparece repentinamente y Wang quiere saber qué ha sucedido con él. Sin embargo, Wang también termina volatilizándose.

Lok se mete en la investigación de pleno, sobre todo cuando empieza a encontrar similitudes entre Wang y él. Es un hombre con un «sexto sentido», es capaz de soñar con lugares o situaciones del futuro, pero sufre insomnio y la obsesión por encontrar a Wang le trae factura. A pesar de que su compañero policía parece no querer encargarse de una investigación tan insignificante como es la de dos inmigrantes, él da todo lo que tiene y se mete tanto en la piel de Wang que empieza a perderse a sí mismo. Y aquí es donde reside una de las claves de ‘A land imagined’, en el juego de identidades. Los pasos de Lok son, a veces, una copia de los pasos que Wang ya hizo. Se sabe por los flashbacks que alteran el tiempo sin previo aviso, sin indicaciones visuales, como si fuera todo una sola unidad de tiempo: el pasado y el presente.

A Land Imagined, dirigida por Yeo Siew Hua
Escena de «A Land Imagined», dirigida por Yeo Siew Hua. Fuente: Surtsey Films

La historia de una tierra

La letra de una de las canciones de la película dice: «jugada del destino, la vida nunca me dio tregua. Me pasaba las noches llorando; no te acerques a mí, amigo, estoy maldito y desterrado». ‘A land imagined’ habla de la tierra en todos los sentidos. Se refiere a la tierra como suelo, incluso como bien; a la tierra como casa y el sentimiento de pertenencia e incluso a la tierra soñada, a ese lugar en el que uno querría estar.

Debido al crecimiento acelerado de Singapur para ponerse al frente de las ciudades asiáticas más importantes, el uso de mano de obra barata pasó a ser una medida muy usada para conseguir tal fin. La película se dedica a mostrar la realidad detrás de una ciudad llena de colores y luces de neón construida a base de esclavitud. Ante las desgracias que vive esa gente, incluso parece que Yeo Siew Hua ponga el concepto de «la muerte» sobre la mesa. La muerte como el resultado inevitable de ser alguien insignificante al que nadie va a echar de manos, de ser olvidado -por el mundo-. Da este mensaje de manera explícita, poniéndolo en boca de uno de los personajes, pero se puede leer entre líneas. No se habla de una muerte como tal, sino de «desaparecer y volver a nacer». Pero, en la realidad que ellos viven, ¿eso es posible?

El onirismo es muy importante en la película, los sueños están siempre presentes aunque no sea en su forma clásica, es decir, mostrándose en pantalla, sino en forma de deseos o de premoniciones. Los personajes confunden los sueños con la realidad, a veces por la misma falta de sueño, a veces por el poder de la imaginación. Los elementos más formales acompañan esta idea, pues la historia parece situarse en un mundo onírico y futurista por el color y la luz. Así que, esto es la película: una historia de inmigración y esclavitud singapurense en clave de thriller policíaco y aire psicológico.

‘A land imagined’ tuvo protagonismo en el Festival de Locarno y en la Seminci de hace dos años y también consiguió sonar para los Oscar 2019 a pesar de ser una película asiática. Por esto último hay que tener en cuenta que la historia avanza a un ritmo lento así como la investigación, que es el tema que se supone principal, pero resulta no siéndolo. Quien busca un thriller al uso hecho por Hollywood, en Singapur no lo va a encontrar. Sigue más bien el estilo asiático de la pausa, el ritmo reflexivo, el acompañamiento del personaje a una introspección más allá de la resolución de un caso policial. Otro tipo de thriller que muestra otro tipo de realidad.

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