El cineasta argentino Alejandro Fadel acaba de recibir una mención especial del jurado en el recién clausurado Festival de Sitges, en el que participaba dentro de la sección «Noves Visions» con su mediometraje de cuarenta minutos ‘El elemento enigmático‘. La película, disponible de forma gratuita en la plataforma Kabinett, y que pueden ver al final de esta entrevista, está planteada como un spin-off de su anterior ‘Muere Monstruo Muere’, un peculiar filme criminal ambientado en la cordillera andina que participó en 2018 en el certamen catalán.

Alejandro Fadel ha ejercido de guionista para su compatriota Pablo Trapero en cintas como ‘Leonera’, ‘Carancho’ o ‘Elefante Blanco’ antes de debutar en la dirección de largometrajes en 2012 con ‘Los Salvajes’, disponible en España en la plataforma Filmin. En su nueva película el paisaje se convierte en materia para un ejercicio de cine experimental, para el que ha contado con la estrecha colaboración del músico y videoartista Jorge Crowe. El propio cineasta nos contó más detalles sobre la película con motivo de su proyección en Sitges.

•  ¿Cómo se gestó este proyecto tan arriesgado y original?

Comencé a trabajar con un pequeño grupo formado casi en su totalidad por amigos con los que había colaborado previamente. El proyecto lo quise plantear como un spin-off de ‘Muere Monstruo Muere’, aunque en realidad se rodó antes. Era también una forma de sacarme el polvo como realizador, ya que hacía un tiempo que no dirigía, y de demostrar que una obra se puede sacar adelante con muy pocos medios. Todo parte en realidad de mi amiga productora Florencia Juri, que me propuso la idea de una obra audiovisual para proyectar en un festival de música. Ahí es donde contacto con el músico Jorge Crowe, ya que desde el inicio sabíamos que las imágenes irían acompañadas constantemente de música. Yo le iba pasando los primeros montajes de material grabado a Crowe, que también recibía los sonidos del entorno natural que íbamos registrando en el lugar de rodaje con la colaboración de un magnífico técnico de sonido.

• El curioso diálogo que se establece entre el protagonista y sus álter ego parte de la novela La libertad total de Pablo Katchadjian. ¿Cuándo decides introducir el texto en la historia?

La primera intención era que la película no incluyera diálogos. Sin embargo el hecho de que el personaje se desdoblara en tres individuos abría la opción a establecer entre ellos una conversación telepática. Introduciendo el diálogo convertimos a estos fantasmas del protagonista en dos cómicos del absurdo que pueden recordar al humor de ‘Esperando a Godot’. Son dos elementos de discordancia que añaden un tono de comedia a la historia, que va en la línea de la insignificancia del hombre envuelto en paisaje imponente. Pablo nos cedió amablemente sus textos para ponerlos en juego junto a la imagen y los sonidos.

«Intento incorporar lo sublime del paisaje a mis películas para reflejar un estado anímico». Alejandro Fadel.

El elemento enigmático, dirigido por Alejandro Fadel
Escena del mediometraje «El elemento enigmático», dirigido por Alejandro Fadel.

• Algo que exploras de manera habitual en tu filmografía es la relación del ser humano con el elemento natural que lo rodea, y que en ocasiones se diría que visualmente lo fagocita en tus imágenes. ¿De dónde procede tu interés por el paisaje?

Crecí en un pueblo pequeño, mis padres eran agricultores y pasé mi infancia en un entorno rural. Paseaba a menudo en bicicleta con mis amigos hasta la frontera con Chile. Lo sublime del paisaje es algo que he experimentado y que intento incorporar a mis películas para reflejar un estado anímico. Esa interacción de los personajes con el paisaje se convierte en elemento expresionista que hace que el entorno tenga su propia voz e interactúe con los otros elementos. Se trata de algún modo de lograr pasar del artificio a una emoción que refleje la epifanía de lo natural a través de decisiones de imagen y sonido que proponen un juego visual. En ‘Muere Monstruo Muere’ opté por la idea de un paisaje duplicado, de formas abstractas. En ‘El elemento enigmático’ por su parte traté de reducir la profundidad de campo del paisaje, trabajando una superficie plástica cercana al cómic. Añadíamos también recursos como el difuminado de imagen por medio de filtros superpuesto a las lentes, buscando una belleza plástica de corte expresionista.

• Por último, tu película encaja en el género fantástico si la abordamos desde el surrealismo, o incluso desde una óptica de ciencia ficción de vocación humanista. ¿Cómo vinculas tu obra con el género?

El fantástico, por su propia naturaleza, remite a la imaginación y la especulación como motor, y en ese sentido la película puede plantear, por momentos a través de la fábula o el sentido del humor, preguntas sobre algunas cuestiones trascendentales. Lo humanista tiene que ver en el relato con la presentación de un mundo muy vacío, en el que los humanos ceden importancia y aparecen casi en transición a máquina. Si leemos el filme en clave de película futurista podríamos interpretar entonces los elementos con los que los humanos se encuentran como restos de una existencia pasada o un mundo que ya no está. Esto provocan en ellos una pausa para la reflexión, para la empatía y la perplejidad. Y ahí puede estar el elemento humanista que se puede extraer en una lectura posible del filme. En cualquier caso concibo la película como una comedia y no como algo lírico o filosófico. Esto sorprende a muchos espectadores, pero igualmente es muy interesante que tu obra se abra a interpretaciones diversas con las que no fue concebida en un principio. Siempre hay una riqueza inesperada en las reacciones que tu historia puede generar en aquellos que la observan.

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