
Que Netflix haya decidido agrupar una buena parte de las películas de Studio Ghibli es, diciéndolo mal y pronto, un milagro. Conseguir los packs de las películas o simplemente verlas era algo muy complicado de hacer. Y ahora, la mayoría de ellas o, al menos, las más exitosas, se encuentran en la plataforma de contenido audiovisual más popular del mundo.
Studio Ghibli es un estudio de animación japonés reconocido por su característica concepción de la animación, tanto a la hora de escribir las historias como de plasmarlas. Su director más famoso, y uno de los fundadores del estudio es Hayao Miyazaki, del cual se encuentran varias películas en esta lista. No podía ser de otra manera, pues es el fundador de gran parte del estilo Ghibli: la inclusión de elementos autobiográficos, de clásicos de la literatura infantil y la literatura clásica, el estudio de la tradición japonesa, la defensa de ideas tanto políticas como éticas, entre otros. Este estilo es muy característico y los directores que se han ido uniendo a sus filas son fieles a la tradición visual del estudio, un estilo heredado de Toei Dõga, a la fantasía (con alguna excepción) y a un target raramente amplio cuando se habla de animación.
Cabe destacar la figura femenina en las películas de Studio Ghibli, la construcción de sus personajes femeninos se basa en una idea: heroínas. Miyazaki dijo: “Muchas de mis películas tienen protagonistas femeninas fuertes, valientes, niñas autosuficientes que no se lo piensan dos veces antes de luchar por lo que creen con todo su corazón. Necesitarán un amigo, o un partidario, pero nunca un salvador. Cualquier mujer es capaz de ser una heroína tanto como un hombre”. Y, en cada una de las películas incluidas en esta lista, todo lo anteriormente dicho se puede ver.
1. El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
Chihiro es una niña que se dirige, junto a sus padres, a su nueva casa, dejando atrás su antigua vida para mudarse a un pueblo nuevo y a un nuevo colegio. Sin embargo, cuando su padre decide atajar por un camino bosque a través y terminan perdidos frente a un extraño túnel en medio de los árboles, lo que Chihiro dejará atrás será más que su antigua vida. Sin sus padres y atrapada en un mundo fantástico del que no puede salir, Chihiro pierde su identidad pero, a medida que sobrevive en ese nuevo mundo y deja atrás su infancia, surge una nueva Chihiro.
Hay muchos motivos y, para cada cual diferentes, del por qué ‘El viaje de Chihiro’ es una obra maestra del cine. Lo que sí se puede asegurar es que fue la demostración definitiva de que el cine de animación también puede ser para adultos. Aunque Miyazaki ya lo venía probando desde hacía varias películas, esta fue la definitoria aunque a simple vista no lo parezca. Una película de fantasía, protagonizada por una niña y con una bruja como villana, con imágenes coloridas y una banda sonora nada trepidante. Y, a la vez, un aura de oscuridad rodea la película y la convierte en una película difícil de entender para niños y una lección de humanidad para adultos.
2. El castillo ambulante (Hayao Miyazaki, 2004)
Sophie, una joven que trabaja en una floristería, sufre una maldición que la condena a tener el aspecto de una anciana. Howl, un mago que vive en un castillo ambulante, es el único que puede ayudarla, pero el mago padece su propio maleficio contra el que lucha a vida o muerte. De esta manera, Sophie y Howl se ayudan mutuamente para poder salvarse de la magia negra a la que han estado sometidos mientras el mundo se sume en una guerra entre humanos en el que la magia y los magos son un poderoso aliado, un arma por la que todos luchan para poder manipular.
El nacimiento de esta película es curioso. Ya se conoce el pacifismo de Miyazaki y, en este caso, ‘El castillo ambulante’ nació de la rabia que sintió el director ante la Guerra de Irak y la invasión por parte de Estados Unidos. Es por ello que la ambientación de la película se basa en este suceso histórico. Además de ello, la ambigüedad de las tramas y sus personajes, que no se pueden clasificar en “buenos” o “malos”, la convierten en una obra Ghibli especial.
3. La princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997)
Ashitaka es un joven que ve su vida peligrar cuando un jabalí le provoca una grave herida. Para salvarse, decide ir en busca de la ayuda del dios Ciervo al que debe encontrar en medio de la salvaje naturaleza. Es allí donde se encuentra con una lucha entre una humana, que quiere reconquistar el bosque y expandir la influencia humana sobre la naturaleza, y Mononoke, “la princesa lobo”, que se resiste a ello. Una cruenta entre el hombre y la naturaleza.
Se podría considerar que esta película y la siguiente de la lista, ‘Nausicaä’, son largometrajes gemelos pero ambientados en diferentes épocas, una “misma historia” en escenarios diferentes. Los dos suceden en el bosque y los dos sitúan este bosque, es decir, la naturaleza, como el eje central de la trama: las dos protagonistas, Mononoke y Nausicaä, luchan contra el hombre para proteger la naturaleza. Sin embargo, ‘La princesa Mononoke’ es la versión adulta y cruenta de esta historia pro naturaleza, y marcó un precedente en la construcción de personajes femeninos feroces y fuertes dentro del mundo Ghibli.
4. Nausicaä del valle del viento (Hayao Miyazaki, 1984)
Esta película se sitúa en una distopía en la que el mundo está, en su mayoría, ocupado por el llamado “Mar del Ocaso”, grandes extensiones de bosque en el que habitan todo tipo de insectos, el más importante y amenazante de todos es llamado Ohm. En pequeños pueblos, los humanos sobreviven evitando la invasión de este Mar del Ocaso cuidándose de él e intentando vivir en paz con los Ohm. Pero, cuando un pueblo intenta recuperar el planeta y destruir el Mar del Ocaso para ocuparlo por los hombres de nuevo, empieza una guerra en la que Nausicaä juega un papel importante como protectora de los Ohm y de la naturaleza.
Como en el caso de ‘La princesa Mononoke’, esta película trata, una vez más, el poder destructivo del ser humano sobre la naturaleza al “estilo Miyazaki”, con monstruos, mundos fantásticos y una heroína como protagonista. Un punto muy interesante del filme es la profecía, algo que se trata muy por encima pero que también sirve de lección junto a otras tantas que da la película. No solo con sus protagonistas femeninas Miyazaki le da fuerza a la mujer, en ‘Nausicaä’ lo hace en forma de profecía poniendo sobre la mesa un pensamiento social y cinematográfico demasiado extendido: el héroe que promete la profecía debe ser un hombre.
5. La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988)
Dos hermanos se quedan solos después de que la Segunda Guerra Mundial haya afectado a su familia, como a tantas otras. Los dos huyen e intentan vivir al margen de la contienda, esquivarla mientras Seita, el hermano mayor, protege a su hermana, no solo físicamente sino a un nivel mucho más profundo. No quiere que los horrores de la guerra la afecten y él está dispuesto a sacrificar lo que sea, incluso a sí mismo, por salvarla en todos los sentidos.
La guerra, allí donde mueren las ilusiones, la luz de las personas, la tumba del ser humano, es el marco en el que se sitúa una película que habla de la familia, del sufrimiento y del sacrificio. ‘La tumba de las luciérnagas’ es una película antibelicista que destruye a cada minuto los “valores” de la guerra, aquello por lo que muchos lucharon y dieron la vida. Takahata muestra el resultado de esos valores, los desastres que ocasionan, haciendo una película que, a simple vista, se aleja mucho de los antecedentes de Studio Ghibli.
6. El cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata, 2013)
Kaguya es un ser mágico que nace de un brote de bambú encontrado por un anciano que trabaja en el bosque, es una humana con una apariencia celestial. Su mujer y él la crían en medio de la naturaleza para llevarla a la capital cuando el padre de la familia se empeña en convertirla en princesa. Dejando atrás su casa y sus amigos, la ahora llamada princesa Kaguya recibe clases de comportamiento, actitud y maneras para que, algún día, un poderoso hombre o, por qué no, el mismo emperador de Japón, quiera desposarla. Pero Kaguya se niega a ello, lo único que quiere es volver a sentir la naturaleza y vivir su antigua vida en medio del bosque de bambú.
Una rara avis de Studio Ghibli, con un estilo visual y un tipo de historia no vista anteriormente, aunque con muchos puntos en común con el estilo de la productora: la banda sonora, los valores que se defienden, lo fantástico de la historia o la protagonista. Sin embargo, es más madura, más seria a pesar de todos los elementos fantásticos, e incluso es más delicada y elegante. Se nota que la productora intenta evolucionar, seguir fiel a su estilo pero dando un paso más allá, rompiendo los moldes y tomando decisiones arriesgadas.
7. Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 1988)
La película trata la infancia de dos hermanas que sobrellevan la enfermedad de su madre gracias a la amistad que nace entre ellas y un ser mágico del bosque llamado Totoro. Satsuki y Mei se mudan, junto a su padre, a una nueva casa cercana al hospital en el que está ingresada su madre. Mei descubre que, en el bosque que se halla cerca de la casa, habitan seres mágicos, entre ellos Totoro, con los que acaban conviviendo y haciéndose amigos.
Como en muchas de sus películas, Miyazaki parte de un hecho autobiográfico, en este caso, la enfermedad que padeció su madre cuando él era un niño, para crear ‘Mi vecino Totoro’. La inocencia que desprende por todos los poros es mágica y es lo que resulta más memorable, esa pureza de las protagonistas y de sus sentimientos por todos los seres del bosque. La película provoca ternura y amor, por ello es tan importante Totoro en la cultura de Studio Ghibli.
8. El viento se levanta (Hayao Miyazaki, 2013)
Desde pequeño, Jiro Horikoshi ha soñado con dedicarse a la aviación, su más grande pasión a pesar de todos los impedimentos al ser miope. Aunque ese niño soñador termina jugando un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial, dos amores forman lo que será su vida: los aviones y Naoko. En clave más adulta que cualquier otra película que haya hecho, Miyazaki no deja atrás su tono humanista, el que denuncia las atrocidades que puede llegar a cometer el ser humano, y esta vez lo hace con otro tono.
La última película de Miyazaki es esta historia tan alejada y, a la vez, tan Ghibli, de sus anteriores obras. Una historia más madura, que concentra todos los elementos biográficos y cinematográficos amados por el director, colocados tan magistralmente que quizás se podría considerar su película más personal de todas las que ha hecho. Una despedida por lo alto, concentrando, de alguna manera, todas sus anteriores obras y sus puntos vitales en una sola para decirle adiós a la animación.
9. El castillo en el cielo (Hayao Miyazaki, 1986)
Sheeta es una joven que posee una piedra ansiada por muchos, relacionada con una legendaria isla flotante creada por una antigua civilización. Para llegar a dicha isla y proteger la piedra de aquellos que se la quieren arrebatar para fines turbios, consigue por casualidad la ayuda de Pazu, un joven que tiene una misteriosa fotografía de la isla flotante. Pero llegar hasta allí y, además, entrar, es muy difícil. Además de luchar contra las fuerzas protectoras de la isla, Sheeta tiene que defenderla de la intrusión de unos piratas dirigidos por Muska, los cuales solo quieren el tesoro que alberga el lugar.
Así como ‘Mi vecino Totoro’, esta película se basa en una trama simple que, con los elementos idóneos, termina siendo para muchos una obra maestra y uno de los pilares de Studio Ghibli. Con los valores que transmite, las escenas de acción –sobre todo las sucedidas en el aire, marca personal de Miyazaki- y el estilo visual y sonoro, muy en la línea de la productora, se considera ‘El castillo en el cielo’ como la primera película puramente Ghibli (como productora oficial).
10. El recuerdo de Marnie (Hiromasa Yonebayashi, 2014)
Anna es una chica que padece asma; además, es muy solitaria y tiene problemas de irascibilidad a pesar de ser una niña muy educada y amable, por lo que finalmente se muda durante un tiempo con unos familiares. Rodeada de naturaleza, dedica sus días a dibujar el lago del pueblo hasta que conoce a Marnie, la chica que vive en la mansión que hay junto a ese gran lago. Las dos conectan inmediatamente y su amistad va creciendo rápidamente. Sin embargo, algo extraño ocurre cuando Anna empieza a despertar en medio de la nada después de estar con Marnie, o a visitar la mansión en la que su nueva amiga vive y esta está abandonada.
‘El recuerdo de Marnie’ es una película que se sale de la norma, incluso dentro del mismo Studio Ghibli. Es una película infantil que, a la vez, tiene un tono maduro que, sin embargo, habla de los miedos y los anhelos de una niña en un aura onírica. Por otro lado, aparentemente tiene todos los elementos característicos de la productora pero, de algún modo, consigue alejarse manteniendo la esencia. Esta es la demostración de que un estilo puede renovarse sin perderse a sí mismo.
No hay que olvidar el por qué Studio Ghibli se destacó por encima de otras animaciones: su estilo tradicional, el de dibujar y pintar cada fotograma a mano y, a pesar de generar imágenes a ordenador también, hasta la fecha no hay ninguna película que se haya hecho al 100% de manera digital. Este estilo Miyazaki es único en el mundo y es sorprendente la decisión de seguir animando tan “artesanalmente” a pesar de que el mundo ya no lo hace. Eso es parte del encanto de Studio Ghibli, este purismo que, aunque en el aspecto técnico cambie algún día, se encuentra presente en otros muchos elementos, como las historias, los valores o los personajes. Todo ello mezclado crea una animación única en la historia que, se espera, vaya perdurando en el tiempo con la llegada de nuevos creadores y creadoras amantes de Studio Ghibli y su estilo.
Acabo de conocer las películas del estudio y son fascinantes, no sabía que tenían tanto tiempo, algunas aún no las he visto, gracias por la recomendación.