
Llegando a su edición número 46, el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva se reafirma en una de las citas imperdibles con lo mejor del cine de la región. Tras recibir más de 1.357 producciones de 28 nacionalidades, 54 fueron las escogidas para ser parte de la sección del certamen de este año, el cual se disfrutará durante una semana en Filmin, una de las plataformas audiovisuales más importantes de España, y en la OTT del Festival iberoamericano de Huelva 2020.
Variados cortos y largos componen esta versión que trae lo mejor del cine iberoamericano divididos en la sección oficial, la cual tiene un jurado con tres destacadas mujeres de la industria, y la Sección Sismos, donde se encuentran películas que han estado en otros prestigiosos festivales internacionales; la programación se completa con la sección dedicada al talento andaluz y cortometrajes onubenses.
Pese a las actuales condiciones, cada vez se percibe más la necesidad de seguir impulsando la cinematografía; algunos festivales han tomado el paso de continuar con su programación y ofrecerle una ventana de exhibición a los talentos emergentes y veteranos para conectarlos con el público y seguir mostrando las poderosas historias que hacen parte de nuestro día a día, es así como el Festival Iberoamericano de Huelva 2020 se vuelve parte de esta resistencia que permite asegurar que el cine está más vivo que nunca.
Dictaduras, violencia de género, lucha de clases sociales, homosexualidad. A continuación, se hace un enfoque en cuatro producciones que forman parte de la sección oficial, cuatro historias diferentes y con un particular encanto, donde se evidencia lo diversa que es Iberoamérica, ya sea por sus acentos, temáticas y por sus formas de ver el mundo.
Matar a Pinochet (Chile). Dir. Juan Ignacio Sabatini
La dictadura chilena ha sido uno de los temas más utilizados por la cinematografía de este país. Desde reconocidos directores como Pablo Larraín hasta cortometrajes de nuevos talentos han impuesto su mirada sobre lo que significó y significa hoy en día esta etapa en la historia de Chile. Al festival llega ‘Matar a Pinochet‘, ópera prima del director, quien habla de un pasado que hubiera cambiado al país.
Durante todo el metraje se vive en un estado de alarma constante. Contada desde un punto de vista femenino, la producción se centra en dejar de lado este tema tabú para contar como fue la realidad que se vivió hace más de 30 años y donde se esperaba un anhelado cambio que con tanto fervor hizo que un grupo de jóvenes pensara en una causa mayor para alcanzar la libertad.
Utilizando imágenes de archivo, con manifestaciones reales que ocurrieron en 1968, además de estar basado en el libro Los fusileros de Juan Cristóbal Peña, la película es «una historia de amor al pueblo», tal como lo afirma su equipo técnico en la pasada rueda de prensa que se llevó a cabo en el marco del festival. A pesar de saber la realidad de los hechos, la película logra envolver al espectador en un mundo donde cualquier futuro parece posible y donde resalta que muchas veces la realidad supera la ficción.
La fiesta silenciosa (Argentina). Dir. Diego Fried
Entre la sección oficial del Festival iberoamericano de Huelva 2020 encontramos un thriller argentino basado en la violencia de género y la venganza. La historia se centra en el personaje de Laura, una mujer que está a punto de casarse pero que no se siente bien ni con su padre ni con su prometido ni con su vestido de novia. Con la idea de escapar de estas presiones y de pasar un rato sin pensar, se aventura en una fiesta silenciosa, donde al mejor estilo berlinesco cada invitado está bailando con audífonos al son de la misma canción, sin embargo todo cambia en el momento en el que se involucra con uno de los jóvenes que están en el lugar.
Esta fiesta funciona como una metáfora para lo que ocurre en la sociedad, donde todos ven pero nadie habla. La película plantea ciertos dilema morales en los que se pregunta si el hecho de evidenciar un crimen y no hacer nada, hace que la persona sea cómplice o en el sentido desde hasta donde se está dispuesto a llegar para hacer justicia a través de la venganza.
Planta permanente (Argentina). Dir. Ezequiel Radusky
Películas como ‘Roma‘ y ‘La camarista’ han retratado recientemente lo que ocurre con las aseadoras y empleadas de casas particulares y de hoteles. Entrando en esta misma línea, ‘Planta permanente‘ llega a esta temática en la que se evidencia la lucha de clases sociales y las precarias condiciones que vive una parte de la sociedad.
Lila, una limpiadora que lleva más de 30 años trabajando en el mismo lugar, organiza, junto con su amiga Marcela, un negocio de comida en el lugar en el que trabajan. Sin embargo todo se trastorna en el momento en el que llega una nueva directora, quien con falsas promesas genera una enemistad entre las dos amigas, hasta el punto que se vuelven competencia la una para la otra.
Aunque centrada en Argentina, la película hace referencia a una temática que ocurre a nivel mundial; con tonos de comedia hace una crítica a la burocracia, donde el progreso no está relacionado a que tan duro se trabaje sino a quién se conoce.
La nave del olvido (Chile). Dir. Nicol Ruiz Benavides
Con guiños a ‘Las Herederas‘ de Marcelo Martinessi, ‘La nave del olvido‘ se centra en una revolución y liberación interna de una mujer que ha vivido durante toda su vida bajo lo aceptado socialmente. La historia comienza con la muerte de su esposo, lo cual la lleva a irse de su casa en el campo para vivir con su hija y nieto en un pueblo llamado Lautaro; a partir de este momento, Claudina, el personaje principal, empieza un arco de transformación que la lleva de no valerse por sí misma a ser autosuficiente y luchar por lo que quiere.
La película tiene el elemento de estar localizado en una localidad remota de Chile donde hay avistamiento de luces provenientes de naves de origen desconocido que alumbran de vez en cuando encegueciendo la pantalla de color blanco; «Raras» así las define la hija de Claudina a la vez que ella le responde con un «a mi me gustan», siendo un reflejo de la forma en la que ella es vista por los demás a la vez que ella misma se va aceptando. La producción se basa en planos contemplativos donde a través de las emociones juega con el entorno en el que se encuentran los personajes.
Siendo la primera película de la directora, ‘La nave del olvido’ se suma al repertorio de producciones que hablan sobre cómo la homosexualidad no debería ser juzgada ni criticada por la sociedad, independientemente del lugar en el que se encuentre.