El Festival de Cine de Gijón 2020 no ha querido renunciar a su cita con los aficionados al cine independiente y ha optado por ofrecer la programación de su 58ª edición de manera íntegra a través de plataformas digitales. Así las cosas, Filmin y FestHome sustituyen al emblemático Teatro Jovellanos como sede principal de un certamen asturiano que mantiene, más allá de formatos, una apuesta decidida por la autoría, las cinematografías minoritarias y los nuevos realizadores.

El equipo de Alejandro Díaz Castaño, al que se ha incorporado como programador Fran Gayo, ha rediseñado su selección oficial dividiendo la competición en tres secciones: Retueyos (nuevos cineastas), Tierres en Trance (cine latinoamericano) y Albar (autores vinculados al FICX). Se mantiene también en la parrilla la emblemática Enfants Terribles, sección que vincula al festival con sus orígenes de certamen infantil y juvenil. Os hablamos a continuación de los primeros títulos que hemos podido ver en esta edición que se prolongará hasta el próximo 28 de noviembre.

¡Al abordaje! (Francia). Dir. Guillaume Brac

Con una corta y prometedora trayectoria, Guillaume Brac saltó a la palestra del nuevo cine francés cuando Cahiers du Cinéma incluyo su documental ‘La isla del tesoro’ en el top ten anual de 2018. En su nueva película, la jovial y luminosa ‘¡Al abordaje!’, Brac reincide en su retrato amable de las clases populares francesas, con especial interés por la juventud y sus fugaces inquietudes, enmarcado un periodo estival que tiene tanto de burbuja efímera como los primeros amores de sus protagonistas.

La película remite inevitablemente al cine de Éric Rohmer en su estructura y escenarios, pero contiene un tan pertinente como sutil barniz de comedia social que actualiza la propuesta y le otorga el valor de lo inmediato. Sus personajes poseen el encanto de la imperfección, y el espectador se engancha fácilmente a sus desventuras veraniegas que Brac plasma entre la parodia amable de clase, la nostalgia de un momento vital concreto y la celebración de la amistad y el viaje emocional.

Poppy Field (Rumanía). Dir. Eugen Jebeleanu

El cine rumano cotiza al alza de un tiempo a esta parte en los festivales de cine de autor, y Gijón no es por supuesto la excepción a la hora de incluir en su programación títulos procedentes de esta estimulante cinematografía. Directores como Radu Jude, Cristi Puiu, Radu Muntean o Cristian Mungiu han pasado por la sección oficial del certamen gijonés en la última década, y a ellos se suma Eugen Jebeleanu, director de escena que debuta en el cine con un afilado relato que denuncia el conservadurismo moral de su país.

Poppy Field‘ es un elaborado retrato de un personaje central en conflicto consigo mismo, narrado en tres episodios que conforman sendas secuencias. El primero nos cuenta su furtivo romance con un joven musulmán. El segundo nos muestra su trabajo como policía interviniendo en el boicot de un grupo ultraderechista a una proyección de cine de temática gay, y el tercero una coda con la que se completa el dibujo del protagonista enmarcado en su entorno social. Adscrita a la austeridad formal propia de los nuevos cines del este de Europa, la película resulta incómoda de observar y por ello mismo, estimulante.

Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait (Francia). Dir. Emmanuel Mouret

¿Por qué reglas se rige el amor?, se pregunta en voz alta uno de los personajes de la nueva película de Emmanuel Mouret. En efecto, el director de ‘El arte de amar‘, insiste en su exploración de los estragos del enamoramiento y las relaciones de pareja, en una obra coral que muestra un carrusel imparable de enredos románticos y convierte el amor en un virus de propagación infinita, que deja a sus desamparadas criaturas desubicadas ante un contagio incontrolable.

Impregnada por un reconocible aroma a Nouvelle Vague, ‘Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait‘ lo juega todo a la ligereza de una propuesta que colisiona con recursos tan anticuados como el monólogo interior, desdoblado entre los distintos personajes de esta maraña de desencuentros emocionales cuyo dilatado metraje no le beneficia ni un ápice. Lo mejor, sin duda, la fragilidad del siempre excelente Vincent Macaigne, cuyo personaje añade un poso trágico al mosaico recogiendo con la mayor dignidad posible las cenizas del ‘amour fou’.

Entre perro y lobo (Cuba). Dir. Irene Gutiérrez

La cineasta española Irene Gutiérrez alcanzó gran reconocimiento internacional hace unos años con su documental ‘Hotel Nueva Isla’ que retrataba la Cuba actual vinculando a algunos de sus habitantes con el pasado revolucionario del territorio. ‘Entre perro y lobo’, que participa en la sección Retueyos del Festival de Cine de Gijón 2020, prosigue la indagación en el estado anímico actual de aquellas generaciones que vivieron los momentos cruciales de la Revolución, así como el legado de la misma en el paisanaje de la isla.

‘Entre perro y lobo’ difumina la frontera de la ficción y el documental para mostrar a unos personajes que reviven sus tiempos de lucha miliciana en un ejercicio de suspensión temporal cuyo efecto se asimila al de niebla que cubre los paisajes rurales en los que la directora rueda con luz natural. La película es una pausada e interesante reflexión sobre el inabarcable efecto de los acontecimientos pasados en el presente del territorio insular, tanto en el aspecto social como, sobremanera, en el campo emocional.

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