
El Festival Cineuropa 2020 nos ha deparado en su sección europea cuatro propuestas que he podido disfrutar en la última semana del festival y que me han generado sentimientos muy diferenciados entre sí. Lo nuevo de Petzold y Konchalovsky habían creado mucha expectación, y había curiosidad por ver el debut en la dirección de Christos Nikou, colaborador de Yorgos Lanthimos. Sensaciones dispares.
Apples (Grecia). Dir. Christos Nikou
‘Apples’ supone el debut en la dirección de Christos Nikou, cineasta que trabajó en ‘Canino’ (Yorgos Lanthimos, 2009) y ‘Antes del Anochecer‘ (Richard Linklater, 2013) como director de segunda unidad. Este filme, que también ha escrito y producido, nos habla sobre una pandemia que provoca amnesia a numerosos ciudadanos y sin explicación aparente. El protagonista (Aris) sufre esta enfermedad desconocida, y observamos cómo afecta a su vida y las pautas que debe seguir para aprender a vivir con su condición, de la que no hay cura inmediata.
Está claro que Nikou ha asimilado elementos estilísticos de Yorgos Lanthimos en su acercamiento como cineasta, ya que observamos un microuniverso algo aséptico y neutro, con una actitud reservada por parte de los personajes y un humor sutil entremezclado con el minimalismo de la propuesta. Es una película realizada en formato 4:3, creando una sensación de opresión en los personajes y falta de información en el espectador, ya que al tratarse de un formato más cuadriculado, no podemos abarcar en el plano demasiados elementos en torno a los personajes, creando una sensación de ausencia de contexto que nos iguale a nosotros, los espectadores (a cierto nivel), con la situación establecida en el filme. Creo que es una decisión acertada ya que nuestro foco de atención se limita a Aris y las personas con las que interactúa.
Por otra parte, también quiero destacar el uso de los insertos y planos detalle para informar al espectador de objetos que tendrán relevancia a lo largo del metraje. Es una manera tan sencilla como efectiva de proporcionar importancia a elementos y utensilios que, con una dirección distinta, no tendrían peso en la trama.
Si bien es cierto que Nikou sienta las bases de la historia desde el inicio y podemos ver cómo los pacientes con amnesia requieren de un tratamiento especial, echo en falta mayor riqueza y profundidad en la idiosincrasia de los personajes. La película sigue unas pautas de manera reiterativa y nunca explora del todo cómo aquellas sensaciones que no habían sentido nunca (o que no recuerdan haber sentido) pueden cambiar su experiencia. Su aprendizaje se muestra en momentos aislados y específicos, y quizás la historia pedía intrducirnos en la psicología de Aris y ver el mundo a través de sus ojos. Habría sido fascinante asistir a las nuevas experiencias que Aris vive a diario, y que él las ve como algo nuevo, pero la película no parece tener interés en deleitarse en este «renacimiento» del personaje, sino en seguir su inercia diaria con cierto desapego.
‘Apples’ es un filme con una premisa brillante y un acercamiento estilístico interesante, pero creo que no exprime al máximo su potencial y asistimos al filme como mero observadores de una situación anormal. No obstante, se trata de un digno debut y estaré atento a lo próximo del cineasta.
L’angle Mort (Francia). Dir. Patrick-Mario Bernard y Pierre Trividic
‘L’Angle Mort’ (‘Blind Spot’) es un filme dirigido a cuatro manos por Patrick-Mario Bernard y Pierre Trividic, que también se han encargado del guion de la cinta. La historia gira en torno a Dominick, un hombre con un secreto: cuando se concentra, es capaz de volverse invisible. Pero su poder no vuelve la historia en un filme de acción con héroes y villanos al uso, sino que explora los usos que hace dicho personaje de su poder, en muchos momentos en consonacia con la vida sencilla y anodina que lleva.
El filme tiene ecos de ‘El Protegido‘ en el sentido de que no opta por el artificio, y prefiere concentrarse en la inercia diaria del protagonista y su conflicto respecto a otros personajes en vez de explotar todas las posibilidades de su poder de forma dinámica. Me gusta que la película no caiga en convencionalismos y prefiera contarnos un drama sobre un hombre normal que casualmente tiene un poder que no es el centro de su vida.
Sin embargo, la película introduce varias subtramas que diluyen por completo el conflicto principal, y el manejo de ciertos secundarios, sobre todo en el plano romántico, creo que no está lo suficientemente trabajado y se siente pobre, sobre todo en la segunda mitad. Parece que los directores no saben muy bien cómo quieren alcanzar el final (que sí parecían tener claro porque entronca con el tema principal de la cinta) y acaban cerrando las tramas de forma bastante torpe, y dejando una sensación amarga porque sientes que la película ha prestado atención a elementos incorrectos.
Me gusta la puesta en escena de ciertas secuencias, y entiendo lo que intentan explorar los cineastas, pero creo que no han sabido comunicarlo bien en pantalla, por lo que salgo de la sala con un regusto amargo porque el potencial estaba ahí, pero no lo han rodeado de los elementos adecuados. Correcta pero olvidable.
Queridos camaradas (Rusia). Dir. Andrei Konchalovsky
Descubrí a Andrei Konchalovsky en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria hace unos años con la estupenda ‘El Cartero de las Noches Blancas‘, y he asistido a la proyección de ‘Queridos Camaradas’ con entusiasmo a pesar de desconocer el argumento de la película. El filme nos relata la brutal masacre perpetrada a principios de los años 60 en las calles de Novocherkassk (Rusia) a ciudadanos desarmados. Rodada en blanco y negro, Konchalovsky nos muestra este horrible suceso desde la perspectiva de una mujer cuya visión de la vida a nivel sociopolítico se ve alterada por la desaparición de su hija en plena masacre.
El filme se permite apoyarse en el aspecto más político en su primer acto para sentar las bases del conflicto posterior de manera clara, y creo que es un inicio lógico porque necesitamos saber en qué lugar se encuentra cada personaje y cuáles son sus motivaciones ideológicas. La madre protagonista siente un amor ciego hacia su país, y es incapaz de cuestionarse moralmente ciertas injusticias sociales que se producen en el filme debido a su posición política privilegiada. Pero la dinámica realmente interesante es la de ésta con su hija, ya que existe un choque de ideas totalmente opuestas y que están erosionando la dinámica familiar en casa. Konchalovsky sabe que el espectador empatiza más con el dolor individual que el colectivo, por eso enfoca su atención a esta familia para que vivamos su viaje personal de una forma más visceral.
Por otra parte, la película está dirigida de forma tan sobria como elegante, con una cámara que en muchos momentos apenas se mueve, y permite que las escenas respiren y el peso recaiga por completo en sus intérpretes. Y cuando la cámara decide moverse, no tira de efectismos baratos, ya que el cineasta ruso siempre busca colocar la cámara en lugares que nos muestren el caos de forma controlada y nítida, para que no perdamos detalle de las atrocidades que se están cometiendo. Hay planos realmente difíciles de observar ya que, por momentos, parece que estamos ante un antiguo documental que nos muestra los horrores de un baño de sangre.
Creo que la película es inteligente a la hora de mutar su personalidad y comenzar por la parte más sesuda y fría hasta terminar por los aspectos más emocionales y cálidos, y verdaderamente creo que encaja con el viaje personal que el espectador debe realizar. Es un filme elegante y sobrio, pero también apasionado, con varios momentos realmente divertidos y un tono perfectamente equilibrado por un director que domina el tempo de la historia con pulso de cirujano. ‘Queridos Camaradas’ es una de las mejores películas del Festival Cineuropa 2020 y no me sorprendería en absoluto verla nominada al Oscar a la Mejor Película Internacional.
Ondina (Alemania). Dir. Christian Petzold
Christian Petzold tiene 30 años de experiencia como director, pero ha sido principalmente en esta última década cuando ha alcanzado proyección internacional y ha paseado sus filmes por festivales de gran prestigio. ‘Phoenix’ es una de sus películas más aclamadas, filme que puede ver hace unos años y que disfruté sin llegar a entusiasmarme debido a la forma tan particular de llevar a los personajes por caminos que no termino de ver coherentes o creíbles. Y en mi opinión, ‘Ondina’ vuelve a caer en ese error.
La historia nos habla de Ondine, una historiadora que trabaja en un museo sobre del desarrollo urbano de Berlín. El conflicto es presentado desde la primera secuencia cuando asistimos a la ruptura de su relación, y la herida que le provoca este hecho. Ondine está desesperada y no está dispuesta a renunciar a su pareja, así que demuestra una actitud angustiada y obsesiva, hasta que se cruza en su camino un chico que le subvierte las expectativas.
Las historias de amor y desamor son un subgénero por sí mismo que yo personalmente adoro, por eso estaba muy interesado en el filme en cuestión, pero poco a poco me he ido ofuscando al comprobar que Petzold vuelve a caer en errores pasados a la hora de perfilar personajes y, sobre todo, construir secuencias creíbles que fluyan con naturalidad en la película. Hacia el final del segundo acto la cinta se vuelve tan disparatada por la forma en la que encadena varias escenas que uno acaba por no creerse nada.
También debo decir que soy un espectador que siempre busca una lógica interna en el comportamiento humano de los personajes, y cuando este elemento no existe, mi cerebro se pone a la defensiva, así que quizás se deba a un aspecto muy personal, pero quería plasmarlo en este texto para que, al menos, entendáis como trabaja mi mente cuando veo un filme y por qué a mí no me ha funcionado. Yo necesito que una historia de amor sea mínimamente contextualizada, que el desarrollo de sentimientos estén apoyados en secuencias que construyan un ‘in crescendo’, pero en esta película se ventilan todo eso en una mera secuencia y el uso (bastante invasivo) de elipsis.
‘Ondina’ es una película preciosa a nivel visual, con un par de planos para repasar una y otra vez, y mucha elegancia en su propuesta, pero la historia implosiona cuando el guion decida optar por un par de bolas curvas que se encadenan entre sí, creando una sensación anticlimática que genera confusión y rechazo (siempre hablo a título personal). No sé si se trata de una coincidencia, y tendré que ver más cine de Petzold para comprobarlo, pero me da rabia no conseguir entrar en su juego porque siempre está a punto de convencerme pero me acaba perdiendo en sus decisiones narrativas.