La 13ª edición del Festival de Cine Coreano de Madrid, organizada por el Centro Cultural Coreano en España con el apoyo de KOFIC (Korean Film Council), se ha celebrado de manera online a fin de proporcionar total seguridad ante la pandemia del Coronavirus, del 27 de noviembre al 8 de diciembre con la proyección de 11 películas a través de la plataforma en streaming Filmin y una de ellas en Youtube.

Estos son los largometrajes que hemos visto en esta décimo tercera edición, dentro de los dos ejes temáticos: «Thrillers y K-Zombis» y «Dos Coreas«. Al thriller se le considera un género esencial dentro de la cinematografía coreana y en el año en el que se cumplen 70 años del inicio del conflicto, la sección de las Dos Coreas rememora uno de los momentos históricos vividos en la Guerra de Corea (1950-1953) que alteró la división de la península coreana con consecuencias nefastas.

 Dirigida por Jung Jin-yeong (2020) 

‘Me and Me’ es el debut en la dirección de Jung Jin-yeong, actor surcoreano con 25 años de experiencia a sus espaldas, y que ha participado en filmes como ‘El Bueno, EL Malo el Raro‘ (Kim Jee-woon) o ‘La Cámara de Claire‘ y ‘Grass’, ambas de Hong Sang-soo.

Se trata de un debut muy interesante ya que la película circula por caminos sorpendentes y desconcertantes, debido a una narrativa en la que el espectador está constantemente preguntándose qué esta ocurriendo. La película nos habla de un policía que investiga la muerte de una pareja en extrañas circunstancias y, poco a poco, el caso se va volviendo una parte intrínseca de su vida, cambiando la visión de los hechos.

El filme no desea regalar a la audiencia explicaciones que nos hagan entender lo que está ocurriendo, sino mostrarnos fragmentos inconexos que nosotros mismos tengamos que unir como un puzzle, aunque dicho puzzle parezca imposible de resolver. Es una película que pondera ideas y sensaciones, que nos envuelve en un ambiente enrarecido por la confusión del protagonista, y es nuestra decisión dejarnos llevar por la propuesta o ver los toros desde la barrera. Creo que es un filme que puede dividir al espectador fácilmente porque no hay una línea narrativa clara, y en varias ocasiones subvierte tus expectativas.

No obstante, y a pesar de lo confuso que puede resultar todo, ‘Me and Me’ me ha convencido porque es una película refrescante, original y nunca sabes del todo qué nuevo elemento va a incorporar para sorprenderte. Esta dinámica no siempre funciona, y es un riesgo que el director asume, pero forma parte de su visión, y una cosa está muy clara: este cineasta tiene personalidad y me parece un debut atrevido e interesante cuanto menos.

Festival de Cine Coreano de Madrid

 Dirigida por Cho Kyung-hun (2020) 

Este filme supone el debut de Cho Kyung-hun tras la cámara, quien hasta entonces solo había dirigido cortometrajes de animación. La película nos habla sobre una chica que tiene complejos con su cuerpo, y un día recibe una caja con unos líquidos que, en teoría, le permitirán perder peso y lucir como una modelo. A partir de entonces se creará un círculo vicioso en el que la belleza se convierte en una obsesión y llevará a los personajes a lugares sombríos y perturbadores.

‘Beauty Water’ es un retrato absolutamente brutal de nuestra sociedad, y no deja títere con cabeza. El filme refleja el culto al cuerpo actual, cómo la imagen parece estar por encima de cualquier cualidad no visible, y la forma en la que intentamos encajar en base a nuestro físico, y no a nuestras características intangibles. La historia nos muestra a personajes tan hermosos como insufribles, que dividen a las personas en categorías según el físico que posean, y cómo aquellos que se consideran menos agraciados físicamente ansían dicha belleza para ser aceptados, para no sufrir bullying por su apariencia física. Es un retrato desolador de un mundo que sentimos muy cercano, porque desgraciadamente lo vemos casi a diario.

Obviamente, la película lleva esta crítica social a niveles de thriller de terror, y lo hace de una manera tan inquietante como poderosa. En ningún momento nos explican cómo y por qué funciona el líquido, ya que se trata de un elemento de fantasía que funciona como una metáfora, así que me parece muy inteligente que la película decida obviar dicha explicación. El objetivo es mostrarnos cómo cambia la gente a nivel físico y psicológico en el instante en el que las miradas de rechazo o desdén se convierten en miradas curiosas. Y lo peor de todo es que entendemos perfectamente a la protagonista incluso si no hemos vivido una situación similar, porque nuestro mundo se rige por una serie de estándares de belleza muchas veces inalcanzables y que no deberían tener el peso que poseen actualmente.

La premisa del filme es brillante, pero su ejecución es incluso mejor, porque el descenso a los infiernos de varios personajes es imparable y la película no tiene miedo a removernos en el asiento con escenas desagradables e incómodas para reforzar su mensaje. Creo que es una de las cintas de animación más estimulantes que he visto en años junto a ‘I Lost My Body‘, y os animo a darle una oportunidad. Su fuerza visual solo es comparable a su riqueza narrativa y valentía a la hora de entremezclar elementos de terror a través de una historia sencilla y accesible.

 Dirigida por Yeon Sang-ho (2016) 

‘Seoul Station’ es una precuela animada de ‘Tren a Busan‘, exitazo del cineasta Yeong Sang-ho que ha generado una secuela llamada ‘Península’, que pudo verse en el pasado Festival de Sitges. El cineasta surcoreano ha querido contextualizar los eventos de ‘Tren a Busan’ con una precuela que detalle el comienzo de la epidemia zombie, y lo hace a través de la animación. Sang-ho ya tiene experiencia dirigiendo películas animadas, ya que en 2013 estrenó ‘The Fake’, mejor animación en Sitges.

Esta película es un complemento más que digno del universo zombie que el cineasta ha creado, aunque el acercamiento es bastante más oscuro ya que abraza el terror más descarnado. Es una película con personajes tan peligrosos y horribles como los propios zombies, y la protagonista en ningún momento se siente a salvo porque no sabe en quién confiar. La historia es una constante evasión, ya que la protagonista es perseguida por zombies pero también deberá sortear a humanos no infectados que aprovechan esta epidemia para su propio beneficio o para volverse más anárquicos.

La animación tiene mucha personalidad, y las expresiones faciales están muy conseguidas porque en todo momento sabemos qué están pensando los personajes y cuáles son sus miedos e intereses a lo largo del metraje. Sang-ho utiliza un recurso visual que funciona bien pero que a ratos se siente excesivo, y es la forma en la que difumina o emborrona a los zombies cuando corren hacia los personajes para crear una sensación de confusión e incertidumbre. En muchos momentos es efectivo, pero cuando es usado de manera constante, quizás se vuelve una arma de doble filo. Es un detalle menor que no afecta demasiado al su visionado, pero quería puntualizarlo porque es algo que ha llamado mi atención.

La película no busca regalarnos un mensaje de esperanza en este contexto de caos y muerte, sino demostrar que los zombies son el desencadenante de la cara menos amable y más primaria del ser humano cuando se enfrenta a su mortalidad y a su necesidad de supervivencia, cayendo en el egoísmo más puro. Creo que este mensaje está bien reflejado y cala hondo en el espectador. ‘Seoul Station’ es un filme que complementa muy bien a su hermana de acción real, y es lo suficientemente distintiva para aportar algo diferente y con suficiente personalidad.

Festival de Cine Coreano de Madrid

 Dirigida por Kwak Kyung-taek, Kim Tae-hoon (2019) 

La película está dirigida a cuatro manos por Kwak Kyung-taek y Kim Tae-hoon. Kyung-taek tiene experiencia como cineasta ya que ha dirigido un buen número de filmes a lo largo de estos últimos 23 años. Por su parte, Kim Tae-hun debuta en la dirección junto a Kyung-taek tras dirigir varios episodios de series televisivas. La historia gira en torno a la batalla de Jangsari, una playa en la que un grupo de 772 jóvenes soldados surcoreanos realizaron una operación de distracción para derrotar a los norcoreanos en la Guerra de Corea que sucedió a comienzos de los años 50.

Desde el primer instante, uno de los elementos que ha llamado mi atención es la dirección de Kyung-taek y Tae-hoon con el uso de la cámara en mano para crear una sensación de caos controlado. Los primeros 35-40 minutos de película tienen ecos inevitables a ‘Salvar al soldado Ryan’, la cinta de Spielberg. La estructura es muy similar en este primer acto ya que los soldados desembarcan en una playa para intentar coronar la montaña y observamos cómo las balas vuelan por todas partes y los soldados caen al suelo de manera constante. Es una secuencia rodada con un pulso espectacular porque el escenario se siente real y peligroso. Es un despliegue descomunal de medios para introducirnos en las trincheras y sentirnos partícipes de este infierno, pero la geografía siempre es clara y sabes dónde se encuentran los protagonistas y de dónde procede la amenaza. Incluso hay un plano secuencia en el que atravesamos una trinchera mientras decenas de soldados se disparan, acuchillan y golpean, y tiene un virtuosismo sorprendente porque por momentos me he preguntado cómo han conseguido un resultado tan brillante en un espacio tan reducido.

Por otra parte, la cinta cuida mucho a sus personajes y desde el principio muestra el conflicto que existe entre algunos, pero también la camaradería y familiaridad que se crea entre ellos. Hay mucho mimo y en todo momento se les intenta proporcionar herramientas para que se sientan individuos con características específicas. En los filmes bélicos, uno de los principales errores es tratar a todos los soldados de forma homogénea y no perfilarlos de forma que sintamos que los conocemos, pero en esta película sí hay un trabajo de caracterización notable y hasta se permite dar arcos dramáticos a varios personajes para que entendamos de dónde vienen y por qué están ahí. Me parece un esfuerzo admirable para un filme con numerosas partes móviles.

La única pega que le pongo a la película es la parte que concierne al ejército norteamericano, porque no es tan interesante como lo que acontece en el campo de batalla y parece que estamos ante dos películas distintas intentando coexistir. El personaje interpretado por Megan Fox tiene relevancia pero nunca terminan de establecer cómo es capaz de influir positivamente más allá de un par de breves conversaciones que se sienten redundantes porque siempre giran en torno a lo mismo. Honestamente, si la trama se hubiera concentrado solamente en los soldados surcoreanos, la película habría tenido mayor equilibrio y habría sido incluso mejor.

En definitiva, ‘The Battle of Jangsari’ me ha parecido un espléndido filme bélico, demostrando mucho cariño por la historia y sus personajes, con varias secuencias realmente espectaculares y un corazón que siempre está en el lugar adecuado en el momento oportuno para tocarnos la fibra sensible. Solo una subtrama empobrece el resultado final, pero afortunadamente no empaña sus numerosas virtudes.

 Dirigida por John H. Lee (2016) 

‘Operación Chromite’ está dirigida por John H. Lee, director de la extraordinaria y emotiva ‘A Moment to Remember‘, uno de los mejores dramas románticos del cine surcoreano. Lee ya dirigió en 2010 un drama bélico sobre la Guerra de Corea, y esta vez vuelve a repetir temática en una película que contiene varios paralelismos con la previamente comentada ‘The Battle of Jangsari’. En este caso, el filme nos cuenta la historia de un grupo de ocho soldados surcoreanos que se infiltran en el ejército norcoreano para recopilar información sobre la ubicación de las minas y artillería norcoreana y asegurar un faro que resultará clave en el éxito del contraataque a manos del General MacArthur (Liam Neeson).

Al contrario que la citada ‘The Battle of Jangsari’, ‘Operación Chromite’ parece haber sido intoxicada por una personalidad hollywoodiense efectista, ya que los personajes son meros arquetipos sin profundidad, y el reparto recita líneas de diálogo de una forma tan artificial que parecen estar leyendo en vez de interpretando. El guion es tosco y parece pertenecer a otra época, porque en ningún momento siento que la película fluya con coherencia y orden, y los personajes nunca son lo suficientemente interesantes para entregarme a su causa. Existe una cierta solemnidad que genera frialdad, y los momentos en los que la película quiere que te emociones, me resultan melodramáticos porque abusan de la cámara lenta y los flashbacks para forzarte una emoción que no ha merecido por lo construido anteriormente. Es una película que parece pertenecer a otra época, en el peor de los sentidos.

Además, a nivel técnico la película es mediocre como pocas, ya que los efectos visuales cantan en todo momento, y los cromas están tan mal integrados que dañan la vista. En todo momento sabes cuándo un personaje está en una localización real y cuándo están frente a una pantalla verde, y eso te saca por completo de la historia. Me sorprende que el estudio no se haya dado cuenta que un filme con estas ambiciones requería de mayor presupuesto o un mejor acabado en el apartado técnico porque verdaderamente hay momentos en los que parece que estamos ante un videojuego (las escenas de los barcos con esas horribles partículas de agua mal integradas generan un rechazo brutal). Pero los efectos visuales son solo un síntoma de la verdadera enfermedad: su guion. Los constantes saltos entre la trama de MacArthur y los ocho soldados nunca está bien equilibrada, y los discursos de Liam Neeson dan un poco de vergüenza ajena, porque parecen generados automáticamente por un robot al que le han obligado a ver filmes bélicos de los 90 y los 2000. No hay sentimiento de urgencia dramática, y cuando algún personaje mínimamente relevante es asesinado, necesita recibir 16 disparos para que caigan al suelo. Tienen una capacidad de aguantar disparos que ríete tú del T-1000 en ‘Terminator 2’.

‘Operación Chromite’ es una cinta decepcionante, torpe en su desarrollo, con poco interés por proporcionar a sus personajes de conflictos dignos, con un acabado técnico inaceptable y una obsesión por crear momentos trascendentales desde lo artificial que acaba por matar una historia que, sobre el papel, tenía potencial.

 Dirigida por Lee Hey-jun, Kim Byung-seo (2019) 

‘Alerta Roja’ (‘Ashfall’ en inglés) es un blockbuster surcoreano dirigido por Kim Byung-seo y Lee Hey-jun. Para Byung-seo se trata de su segunda película como director tras debutar en 2013, y ha sido principalmente director de fotografía a lo largo de estas dos últimas décadas. Lee Hey-jun es guionista y director reconocido por haber escrito los guiones de filmes como ‘A Hard Day’ y ‘Castaway on the Moon’, estupenda película que también dirigió y que os recomiendo ver. Sin duda, se trata de dos elecciones algo extrañas ya que son dos cineastas con poco bagaje y centrados en dirigir filmes de bajo presupuesto, pero la jugada no les ha salido mal del todo. La película nos habla de un volcán que entra en erupción y amenaza con la destrucción de toda Corea.

‘Alerta Roja’ es una película que podría haber sido realizada y estrenada en Hollywood perfectamente, ya que contiene todos los elementos del cine de catástrofes que hemos visto en los Estados Unidos en los últimos 25 años. Este filme parece entremezclar elementos de ‘2012’, ‘El Día de Mañana’ y ‘Armaggedon’ para crear una versión surcoreana con talento del país. Y qué talento. El reparto está encabezado por un trío de intérpretes espectacular: Lee Byung-hun (‘Encontré al Diablo’), Ha Jung-woo (‘La Doncella’, ‘The Yellow Sea‘) y Ma Dong-seok (‘The Gangster, The Cop, The Devil‘). La historia gravita alrededor de estos tres personajes, que realmente son arquetipos ya vistos mil veces en este tipo de películas. Jung-woo es el típico héroe muy a su pesar, con elementos cómicos pero un gran sentido de la justicia y la responsabilidad. Byung-hun es el antihéroe del que no te puedes fiar pero que te gana con su carisma e inteligencia. Y Dong-seok es el típico genio al que acuden para que salve el planeta desde su pantalla de ordenador. En manos de cualquier otro reparto, la película se habría diluido como un azucarillo, peor gracias al enorme talento de este trío, la película mantiene su interés por las dinámicas que existen entre sí, sobre todo entre Jung-woo y Byung-hun.

A nivel técnico la película es notable, y los personajes suelen estar bien integrados en entornos CGI, aunque hay momentos en los que se nota ligeramente el croma. Pero el acabado es mil veces mejor que el de ‘Operación Chromite’, sin duda. Es una película en la que hay destrucción a gran escala y requiere de un trabajo tremendo por parte del departamento de efectos visuales, y debo decir que, para haber costado 17.7 millones de dólares la película luce increíble, como su hubiera costado 80 millones. Edificios que caen, carreteras que se agrietan, un volcán en erupción, terremotos, y un largo etcétera de elementos que requieren de mucho mimo y cuidado porque el espectador ya está muy acostumbrado a ver este tipo de destrucción y reconoce enseguida si un efecto es realista o no.

Para cualquiera que haya visto muchas películas sobre catástrofes naturales, este filme será un entretenimiento tan digno como olvidable, y si bien es cierto que se le ven las costuras y que roba sin pudor varias tramas de superproducciones de Hollywood, el filme tiene suficiente buen hacer para que su visionado resulte satisfactorio. Y lo dicho, el trabajo de Ha Jung-woo y Lee Byung-hun es esencial para que la película no se caiga. Qué interpretes tan sobresalientes.

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