
Durante el último mes del año, el American Film Institute celebra el festival de cine de los estados miembros de la Unión Europea desde su sede en Washington (Silver Spring) con la colaboración de sus embajadas en la capital estadounidense. El AFI European Union Film Showcase 2020, que cumple este año su 33ª edición, quedó inaugurado el pasado miércoles 2 de diciembre y podrá disfrutarse durante 19 días. Debido a la pandemia, este festival, como su anterior Latin American Film Festival, se desarrolla de manera online. Como la misma temática del festival indica, el pase virtual es más bien un pasaporte para viajar por la UE a base de lo mejor que ofrecen las cinematografías de estos 25 países. Nuestro recorrido seguirá el rumbo de las directoras europeas según la lista del AFI cuyos filmes han merecido galardones o han sido seleccionados para representar a sus países en competencias internacionales.
En el tour de esta primera crónica viajaremos a Nagorno-Karabaj guiada por una directora franco-armenia, a Valencia con Icíar Bollaín, a Checoslovaquia de la mano de la cineasta polaca Agnieszka Holland y a Irlanda con el equipo directoral autodenominado “optimistas desesperadas.” Es un itinerario variado, con directoras nóveles y veteranas que exploran el drama biográfico, el filme histórico, la película de una actualidad que se ha convertido en archivo histórico y una cinta que da un giro de apoderamiento a la comedia romántica.
Should the Wind Fall (Francia). Dir. Nora Martirosyan
‘Should the Wind Fall‘ cuenta una realidad en peligro de extinción. La directora novel franco-armenia Nora Martirosyan se empeñó durante once años en arrojar luz sobre la existencia de Nagorno-Karabaj, un pequeño país rodeado por los vecinos amigos y enemigos de Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Irán, Rusia y Turquía. Tales relaciones hostiles generaron, el día siguiente del estreno del filme en Cannes, la violencia en el país entre Azerbaiyán y Armenia que rompió con el alto de fuego pactado en 1994. Martirosyan nos regala un valioso documento sobre los últimos días del cese de hostilidades.
El eje central del filme es un aeropuerto no habilitado para el tráfico aéreo, es decir, que el complejo en su totalidad es una gran sala de espera. Se basa en la situación de su aeropuerto real que también sirve como metáfora por la invisibilidad del país y su historia del genocidio que quería borrarlo de la faz de la tierra. Llega el protagonista, un auditor francés, encargado de la evaluación para la reapertura del aeropuerto. El director del aeropuerto y el chófer del auditor le dan lecciones sobre el local. Tanto la evaluación del auditor como estas lecciones giran en torno a un simbolismo circular. Por su situación y topografía montañosa, el auditor insiste en que los aviones necesitan poder maniobrar en círculo para poder aterrizar, lo cual no es posible sin cruzar fronteras aéreas. El director rechaza esta recomendación y enfatiza la importancia del eje de transporte para la existencia del país. A su vez, el chófer le indica al auditor que, dondequiera que vayas en Karabaj siempre regresas al inicio. Queda por ver si la historia del país también se vuelve sobre sí o si logra despegar.
La boda de Rosa (España). Dir. Icíar Bollaín
Una de las representaciones del cine español en el AFI European Union Film Showcase 2020 es ‘La boda de Rosa’, el esperado reencuentro entre Icíar Bollaín y Alicia Luna, que escribieron juntas ‘En tierra extraña’ (2014) y ‘Te doy mis ojos’ (2003). La película ganó el Premio Especial del Jurado en Málaga donde la actriz que interpreta la hermana de la protagonista (Nathalie Poza) fue premiada como mejor actriz secundaria.
‘La boda de Rosa’ celebra el amor propio y se desvía de la fórmula de la comedia romántica al celebrar una boda sin novio y sin importar la existencia de una pareja cariñosa y estable. De hecho, cumple con los demás requisitos, incluso los nervios de antes de la boda (los proverbiales cold feet), los impedimentos a la boda y la celebración que, por la inercia de la tradición familiar y la buena voluntad, cobra vida propia independiente de su(s) protagonista(s). Sin embargo, reescribe el destino del guion hollywoodiense cuyo intertexto obvio es ‘Novia a la fuga‘ (Garry Marshall 1999). La película protagonizada por Julia Roberts relata la historia de una novia repetidamente huidiza por no saber quién es ni qué quiere en su vida. Esta acaba entregándose junto a sus zapatillas en matrimonio.
La novia, encarnada por Candela Peña, también se echa a correr. De hecho, la película se abre con imágenes de Rosa corriendo un maratón. Es un sueño, en el que escucha los gritos animadores de los familiares y la vecina que cuentan con ella en su vida diaria, de la costurera agotada, quien se ha quedado dormido en el trabajo frente a su máquina de coser. Se ha negado a sí misma para ayudar siempre a los demás, dejándose para la última. No obstante, Rosa termina corriendo hacia su boda consigo misma, vestida de rojo y calzando zapatillas. ‘La boda de Rosa’ celebra la autorealización de una hija-hermana-madre que empieza una nueva vida fiel a sí misma.
Charlatán (República Checa). Dir. Agnieszka Holland
Si bien ‘La boda de Rosa’ retrata el amor propio, ‘Charlatán‘ relata el odio propio, o la homofobia internalizada de su protagonista. Esta nueva película de Agnieszka Holland es el biopic del herbalista y curandero checo Jan Mikolášek (1889-1973) imputado por negligencia profesional y homosexualidad. Aunque Mikolášek es claramente dotado en la medicina natural y blanco de la homofobia de la Checoslovaquia comunista de los años 50, no es un personaje simpático.Víctima y victimario, hemos un protagonista lleno de contradicciones. En este sentido, recuerda al protagonista del corto documental salvadoreño ‘Imperdonable‘ del Festival de Cine Latinoamericano del AFI en octubre.
Mikolášek (Ivan Trojan) cura pero también inflige, mata y traiciona. Trata a todos sus pacientes por igual, sean el Presidente Zapotocky o una campesina, nazis o la resistencia. Sin embargo, también nace de él la violencia. De joven, le vemos machachar despiadadamente a una camada de gatitos recién nacidos. Él mismo reconoce una “oscuridad” que lleva dentro, la que va asociada con su homosexualidad. El éxito de su clínica le lleva a contratar a un ayudante, Palko (Juraj Loj), quien se convertirá en su amante. Detrás de esta relación, Mikolášek se inflige de rodillas en piedras a los pies de un crucifijo. En una excursión romántica, Mikolášek le dice a Palko que podría estrangularlo para acabar con su oscuridad interior, al cual Palko responde que lo perdonaría. Efectivamente, cuando el ayudante es también acusado y Mikolášek lo inculpa, es capaz de perdonarlo. La película deja a los espectadores con dudas sobre la validez de los cargos de charlatanería y su representación de la homosexualidad.
Rose plays Julie (Irlanda). Dir. Joe Lawlor, Christine Molloy
El AFI European Union Film Showcase 2020 acoge el estreno del thriller, ‘Rose plays Julie’, cuarto largometraje del equipo directoral irlandés “optimistas desesperados” compuesto por Christine Molloy y Joe Lawlor. Como ‘La boda de Rosa’, el filme irlandés es feminista pero de índole justiciero en lugar de celebrador. Como Mikolášek, Rose (Ann Skelly) es otra protagonista profesional de la salud inquieta y opaca quien se enfrenta a una investigación y un juicio. Las ansias de Rose, una estudiante de la veterinaria, le impulsan a buscar a sus padres biológicos. La interpretación enigmática de Ann Skelly como Rose/Julie es fundamental para el gancho existoso del thriller.
Después de la muerte de su madre adoptiva, Rose se lanza a indagar sus orígenes biológicos. Descubre que su madre es actriz y esta le divulga que Rose nació de una violación. El título cobra sentido cuando Rose se disfraza de Julie, su nombre de nacimiento, para conocer a su padre, un arqueólogo. La película esquiva el peso ético y moral de las cuestiones del aborto y la eutanasia para dar rienda suelta a que Julie y sus padres excaven y resuelvan el agravio original. Resulta en un renacer para Julie, retratada en posición de feto, y un nacimiento de su madre como tal. Es curioso cómo la resolución que ofrece la colaboración directoral (y matrimonial) Molloy-Lawlor se refleje en otro acuerdo, aunque muy distinto, entre los padres de Julie.