Hace ya seis años desde que Alfonso Zarauza dejaba a la mujer en la ventana: la actriz, Lola Dueñas; la película, “Los fenómenos” (2014). Lo que en ‘Ons’ se refleja tras el marco de la ventana es el mar, los tonos azulados que no hacen sino hablarnos de que ya es tarde para olvidar, volviendo a poner el paisaje gallego en centro gravitacional de las emociones y deseos de unos personajes consumidos por su pasado y presente.

El faro, junto con la imagen de la pareja protagonista en la barca y el encuadre vacilante de Mariña (Melania Cruz), se convierten en varios de los motivos que se irán repitiendo a lo largo del metraje, generando una diferencia en cada una de sus sucesivas escenificaciones; diferencia que suelen variar de lo positivo a lo negativo. Si algo tenía un toque mínimamente esperanzador, el cineasta se encarga de exprimir y repudiar la luz, por mucho que esta insista en colarse, horadando las nubes que rodean al paisaje gallego, cuyo traslado a la pantalla –certeramente frío, azulado y grisáceo– está más cercano a las cinematografías de los países nórdicos europeos que a la propia España.

Ons, dirigida por Alfonso Zarauza
Secuencia de «Ons», dirigida por Alfonso Zarauza. Fuente: BTeam Pictures

Así, el intento de Mariña y Vicente (Antonio Durán Morris) de intentar curar la depresión del hombre y, de paso, arreglar su relación lastrada por el pasado del tiempo, termina, a la postre, por antojarse imposible. La ejecución del filme recuerda al ‘Sueño de invierno’ (2014) de Nuri Bilge Ceylan, aquella pieza de más de tres horas de duración donde se hurgaba en la relación rota entre dos personas en una localización cuasi agobiante. El faro, omnipresente desde la oscuridad de los títulos, vendría a erigirse –en palabras del propio Zarauza– en una metáfora del amor, en esa luz protectora capaz de guiarte en medio de la oscuridad, a la que te quieres acercar, con cuidado, porque un acercamiento demasiado cercano podría acabar hundiéndote.

De esta manera, el director gallego bordea el cine de género, sin adentrarse nunca dentro de él, dado lo innecesario de adscribirse a un departamento estanco cuando se da la posibilidad de empapelar la cinta con un aura de misterio que puede llegar a calar en el cuerpo del espectador más que la humedad atlántica que respiran los personajes. ‘Ons’, en definitiva, combina el drama intimista con lo fantástico, misterioso y onírico, llevando al cine gallego contemporáneo por derroteros diferentes –pero, en el fondo, no tan lejanos– de sus coetáneos.

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