Música de suspenso. La silueta de una gran ciudad. Entra en plano una pareja que llega a un edificio mientras entran en un ascensor. La música cambia a una tediosa melodía. Mientras suben a su apartamento se ve la dinámica de pareja; parecen felices, pero se siente una tensión constante. Salen de foco y luego un rayo cae sobre la azotea del edificio, dando así la presentación del tercer personaje, el ascensor.

De esta forma inicia la ópera prima del director Daniel Bernal, una mezcla de géneros entre comedia, suspenso y ciencia ficción. Una pareja, un ascensor, ¿acaso que podría salir mal? Al mejor estilo de ‘Groundhog day‘, la película entra en un bucle espacio temporal donde diversas situaciones se van desarrollando, desde lo bueno y lo malo hasta llegar a conocer la verdadera cara del otro; junto con ellos, los espectadores van descubriendo cada matiz y cada rasgo de los personajes, incluyendo al elevador.

Atrapados en un loop en plena discusión, como si no fuera suficiente la claustrofobia de estar en cuatro paredes, toda una pesadilla. A pesar de la situación irreal, se desglosa lo que es realmente una relación afectiva; un juego de sube y baja en el que existe una montaña rusa de emociones y donde se pone a prueba el amor, el cual no siempre está en un diez o en un cero, sino que va variando entre estos rangos.

La película, además de manejar un montaje y sonido que va acorde al cambio de géneros, tiene una apuesta interesante en cuanto a dirección. El juego con el reflejo de los personajes en el espejo del ascensor muestra dos tipos de pareja, una que quiere terminar y otra que trabaja en equipo; asimismo, paralelamente, le da más fuerza a ese otro personaje, el ascensor, el cual funciona como un agente omnisciente que los va retando hasta hacerlos sacar su mejor y peor versión.

Con la participación en la coescritura del guion de Jordi Farga y el montaje de Miguel González, el largometraje tuvo un largo proceso para ver la luz. Tras gestar la idea en la servilleta de un bar desde hace aproximadamente 10 años, logró su rodaje durante el 2017 en México, año en el que ocurrió el segundo terremoto más fuerte de la capital del país.

El ascensor‘ participó de la edición de 2015 del Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos del Programa Ibermedia, además de estar en el programa Cine Creando Fronteras en La Habana y el Sitges PitchBox y tras superar la pandemia que azotó al mundo entero durante 2020, se hizo realidad y llegó a Amazon Prime en los inicios de este año.

Tal como podría afirmarse, es una película a prueba de balas. De esta forma, se espera que no pase desapercibida por el público, quienes se encontraran con una producción pequeña, pero con mucho potencial.

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