Sundance 2021 se ha celebrado en formato híbrido, convirtiendo la reunión anual en Park City en una plataforma digital internacional del 28 de enero al 3 de febrero (siete días en lugar de los once días habituales). Siguiendo la tradición que caracteriza este festival, el programa de esta edición ha incluido una selección muy variada de películas, con historias audaces, íntimas y humanizadoras, representando un total de 29 países y con una fuerte presencia de mujeres directoras. El 53% de las películas fueron dirigidas por mujeres y el 26% de los títulos fueron dirigidos por una mujer de color, y aproximadamente una de cada siete películas fueron dirigidas por cineastas que se identifican como miembros de la comunidad LGTBI.

Cabe decir que la dirección femenina ha estado ampliamente representada en los premios más importantes del festival. Ha sido una edición singular, al alcance de un gran número de espectadores que, al igual que yo, desde sus casas han podido disfrutar de las proyecciones y sesiones Q&A con directores, productores y actores.

A continuación incluimos una selección de las películas que estaban en competición en Sundance 2021.

Prime Time (Polonia). Dir. Jakub Piatek

En su primer largometraje, el cineasta polaco Jakub Piatek consigue que no despeguemos nuestra mirada de la pantalla (y nuestros culos del borde del sofá) durante los 93 minutos que dura el filme. Y lo logra por medio de un manejo virtuosísimo de múltiples medios formales (manejo de la cámara, iluminación, tonalidad, textura, montaje…) y, sobre todo, mediante la actuación magistral de todos sus actores, especialmente la del protagonista, Bartosz Bielenia, quien ya me había dejado la boca abierta en ‘Corpus Christi‘. Este muchacho tiene destino de Hollywood. A su increíble talento y seducción (¡Qué ojos más expresivos por Dios!) se le agrega un muy buen manejo del inglés (Todo esto lo pude constatar en el Q&A virtual de Sundance 2021).

El punto menos fuerte de la película sea, tal vez, como termina. Aunque otros, posiblemente, vean aquí otro logro. Y lo dejo ahí, para no arruinarles la experiencia. Lo que sí les puedo decir es que, a los 10 minutos de comenzado el filme, uno ya se encuentra completa e irremediablemente involucrado emocionalmente con todos los personajes, incluidos los «malos». ¿Cómo se puede lograr esto? Este sea tal vez el mayor logro de ‘Prime Time’. Con una tremenda economía de recursos, y haciendo un uso muy eficiente del tiempo, Piatek construye personajes de carne y hueso, tremendamente frágiles, grandes y pequeños… Tremendamente humanos. Cada plano, cada corte, cada cambio en la iluminación y el color, cada travelling, zoom, cada línea… tienen un impacto emocional en la historia que se nos cuenta. Jakub Piatek sabe contar, más allá de que lo que cuente sea «trascendente» y «universal», o no. Cuando uno maneja el arte de contar como lo hace él, todo lo que cuenta entretiene y emociona. Por eso, quizá, el final de la película es lo de menos. ¡No se la pierdan, cine heriiiidooooosssssss!

Nota: ¿De qué va la peli? Para mí, entre otras cosas, de lo solos que estamos… y de lo bien que nos hace amar y ser amados… sentir que le importamos a alguien… Conectar y sentir con nuestra generosa y mezquina, sublime y patética, familia humana. ¡Maldita (y bendita) sea la teeeeeeleeeeeee!

Prime Time (Polonia), dirigida por Jakub Piatek. Sundance 2021

Jockey (USA). Dir. Clint Bentley

Alternando momentos de sumo realismo con otros profundamente poéticos, ‘Jockey‘, ópera prima del director Clint Bentley, nos muestra la cara menos vista y menos glamurosa del mundo de las carreras de caballos. Dejando prácticamente de lado a estos animales, así como la emoción y adrenalina de las grandes carreras, el filme se enfoca en el diario devenir e interactuar de los jinetes y, en menor medida, de los entrenadores y cuidadores de “Turf Paradise Phoenix”, un hipódromo en Arizona venido a menos.

El protagonista del filme, Jackson Silva, interpretado por un Clifton Collins Jr. absolutamente genial y que se terminó llevando el premio a mejor actor, es un jockey que transita con un estoicismo conmovedor el inevitable final de su carrera. Su maltrecho cuerpo ya no puede soportar más golpes y, por momentos, no logra controlar uno de sus brazos. La repentina irrupción en su vida de Gabriel (Moises Arias), un joven aspirante a jockey que afirma ser su hijo, le abre la posibilidad de darle a su existencia un nuevo sentido, una nueva apuesta cuyo éxito, como en las carreras, depende mucho de la bendita (o maldita) suerte.

A sugerencia del director de fotografía, Adolpho Veloso (‘Mosquito‘, ‘Tungstênio’), la mayoría de las escenas fueron filmadas durante la “hora mágica”. Los omnipresentes atardeceres acentúan así el momento vital por el que atraviesa el protagonista. La música (a cargo de Bryce y Aaron Dessner, de la banda The National) juega un papel menos destacado, dejando el protagonismo a la correosa e hipnotizadora voz de Clifton Collins Jr. Sin embargo, en la escena final (hace mucho que no veía una tan perfecta) su uso es simplemente magistral.

Bentley, con la colaboración de Greg Kwedar (ya habían trabajado juntos en ‘Transpecos’), escribió esta descarnada, dura y emotiva historia a partir de vivencias personales. El director nos cuenta que se crió viendo a su padre correr caballos en hipódromos, como el que aparece en la película. En el Q&A, afirmó que a él le hubiese gustado ser un jockey y que no lo fue porque “no jockey wants their kid to be a jockey» (ningún jockey quiere que su hijo sea un jockey). Su conmovedor Jackson Silva captura íntegramente esta paradoja.

Jockey (USA), dirigida por Clint Bentley

El Planeta (España). Dir. Amalia Ulman

Amalia Ulman protagoniza y dirige esta película de lo más extraña y, tal vez, valiente. Está filmada en Gijón en blanco y negro por motivos, si le creemos a la directora, de presupuesto… En el Q&A, cuestionada sobre la razón detrás de esta elección, Ulman contestó, con deliciosa espontaneidad e ingenuidad, que se debía al hecho de que filmar en color en esta ciudad es muy costoso ya que el cielo está casi siempre nublado… Difícil determinar si la respuesta iba en serio o no.

Y lo mismo ocurre con la historia mínima, si es que podemos llamarla así, que narra esta película, y que se reduce a ver cómo dos mujeres, Leo (Ulman) y su mamá (interpretada por la madre de la directora) hacen frente (o más bien no) a la precaria situación económica en que se encuentran y a su inminente desalojo. A mi parecer, los mayores logros de este filme radican en ese humor, intencionado o no, con que es tratado un tema por demás trillado, y en el hecho de que las “víctimas del despiadado capitalismo” lejos están aquí de pertenecer a la clase trabajadora, y más aún de ser víctimas (aunque la directora pueda pensar lo contrario).

El humor se genera, en buena parte, a partir de la pasmosa y desconcertante pasividad de los personajes a la hora de procurarse un trabajo, y del contraste entre esta realidad y el consumismo practicado por los mismos, carente del más mínimo remordimiento. La sensación final que me deja es de desconcierto. No me termina de quedar claro si la autora responsabiliza a sus personajes por lo que les pasa, o al sistema, ni si se burla de unos o denuncia a otro. Tampoco me queda claro hasta qué punto los personajes son tales. Durante el Q&A, me pareció que la que hablaba era Leo. De ahí la posible valentía, por su potencial carácter autocrítico, que puede encerrar este filme.

El Planeta (España), dirigida por Amalia Ulman. Sundance 2021

Hive (Kosovo). Dir. Blerta Basholli

Ambientada en Krusha e Madhe, un pequeño pueblo de Kosovo, y tras dos décadas de la masacre que vivieron sus habitantes, la película comienza cuando Fahrije Hoti (Yllka Gashi) se esconde en un camión lleno de bolsas para cadáveres, hurgando en ellas mientras busca el cuerpo de su esposo. Fahrije es una de las muchas mujeres que siguen esperando noticias sobre sus maridos desaparecidos.

Este drama intimista está basado en la vida real de Fahrije Hoti, a quien pudimos ver y escuchar durante la sesión de Q&A después de la proyección en Sundance 2o21, y nos ofrece una visión tremendamente realista de la vida de esta y muchas otras mujeres dominada por el patriarcado en este rincón particular de Europa. La narración viene acompañada de un estilo visual preciso, con primeros planos constantes del rostro de la protagonista, que nos revelan sus miedos, inquietudes y preocupaciones sin necesidad de palabras. La historia de Fahrije representa la lucha diaria de un colectivo de mujeres que, para hacerle frente a la miseria en la que viven, deciden emprender el negocio del ajvar, condimento a base pimiento rojo muy popular de la zona. A pesar de las vejaciones de sus vecinos y familiares, quienes expresan con violencia su rechazo a que la mujer conduzca, y mucho menos se tome un café con sus amigas en el bar, el espíritu luchador y emprendedor de Fahrije forjará el camino hacia su libertad y dignidad.

Hive (Kosovo), dirigida por Blerta Basholli

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *