
Ya se ha estrenado en la cartelera española el último trabajo del documentalista Benjamin Ree: ‘La pintora y el ladrón‘. Ganador del premio especial del jurado en Sundance, este documental narra la curiosa amistad entre la pintora checa Barbora Kysilkova y Karl-Bertil Nordland, el ladrón de uno de sus cuadros.
Pese a que la historia puede llamar en un primer momento por la trama o el detonante de la misma –una pintora que pide retratar al ladrón que le robó–, siento decir que quien se acerque a la película llevado por la curiosidad que le despierta esto, puede llevarse una decepción. Y es que Benjamin Ree, no de manera deliberada, deja bastantes preguntas por responder con respecto a la trama para centrarse en los personajes, que no son menos interesantes. Jugando con la metáfora del retrato, que nace de la especialidad de la pintora, Ree nos regala, más que un documental, un retrato de sus protagonistas: dos personas distintas en apariencia, parecidas en esencia y tremendamente perdidas. Resulta imposible no enamorarse de ellos.

Cabe destacar también la forma de la película. No es algo a lo que se nos tiene acostumbrados cuando nos acercamos a este género y por ello, en más de una ocasión, dudamos de si estamos ante un documental rodado casi como una ficción o viceversa. Elipsis, saltos temporales o cambios de narrador, enriquecen la historia y aportan equilibrio a ambos personajes. Lo vemos a él a través de los ojos de ella y luego a ella a través de los de él. Como destaca Bertil en un momento “ella se fija mucho en mí, pero se olvida de que yo también puedo verla”. Ree nos da las herramientas y los matices suficientes para conocer mejor a las dos personalidades, con la finalidad de poder comprender de una manera más clara su amistad.
La obsesión, los traumas infantiles, la autodestrucción, el maltrato y la búsqueda de amor, compañía y reconocimiento, son solo algunos de los temas que, como si de pequeñas pinceladas se tratase, Ree dibuja en su documental ‘La pintora y el ladrón’. El número de reflexiones que despierta es innumerable, sin embargo, quiero dejar claro que no busca aleccionar. Solo muestra y somos nosotros, como espectadores, los que completamos lo visto. Como quien se para a observar una obra de arte. O como cuando podemos ver la historia detrás de la pintura.