Americana 2021 (Festival de Cine independiente norteamericano de Barcelona) se ha apuntado al modelo híbrido de certamen semipresencial y, tras cerrar sus sesiones presenciales el pasado domingo, el grueso de su programación está ahora disponible en la plataforma Filmin hasta la noche del domingo. El certamen sigue apostando este año por el cine independiente norteamericano, con especial atención a nuevos cineastas y narrativas poco acomodaticias dentro de una amplia variedad de géneros.

Americana 2021 rinde homenaje este año a la cineasta Kelly Reichardt, una de las figuras más interesantes del indie estadounidense. La organización le dedica a la cineasta una restrospectiva que puede disfrutarse a lo largo del mes de marzo en la Filmoteca de Cataluña, y que incluye varios cortometrajes y todos sus largometrajes, a excepción de la reciente ‘First Cow’ que pudimos ver hace unos meses en el ámbito del Festival de Gijón.

Palm Springs (USA). Dir. Max Barbakow

El inagotable modelo de la extraordinaria ‘Atrapado en el tiempo’ (Harold Ramis, 1993) es la escurridiza base sobre la que se construye la simpática ‘Palm Springs’, que replica la fórmula de aquella en su condición de comedia romántica en bucle, pero actualiza las motivaciones de unos protagonistas de indudable arraigo contemporáneo en sus motivaciones y actitudes. Para entendernos, en el campo emocional, estaríamos más cerca del territorio Linklater que del de Capra o Lubitsch.

Los televisivos Andy Samberg (‘Brooklyn Nine-Nine’) y Cristin Milioti (‘Cómo conocí a vuestra madre’) exhiben química y timing cómico dentro de una narración ágil que abraza en determinados pasajes el humor negro, pero rehúye del aspecto más oscuro de su paradoja temporal -para esto último mejor quedarse con ‘Muñeca rusa’- para centrarse en ofrecer una mirada tan socarrona como amable a las relaciones modernas.

The Killing of Two Lovers (USA). Dir. Robert Machoian

El subgénero de parejas en crisis suma a su inabarcable lista este interesante título de Robert Machoian, que retrata la descomposición emocional de un matrimonio en proceso de separación. Tras darse un tiempo para salir con otras personas, los protagonistas -con cuatro hijos en común- asumirán su nuevo estatus de manera antagónica. El angustiado padre de familia será incapaz de asimilar que su mujer se vea con otro, mientras que ella intentará evadirse conociendo a otro hombre.

Nominada a los Independent Spirit Awards, la película, rodada en un formato 4:3 que comprime el aire que respira un protagonista cuyo horizonte emocional se difumina con los paisajes vacíos en los que se desarrolla la historia. Es importante resaltar que el punto de vista se mantiene en todo momento en el lado del padre, lo que arrastra al filme a una peligrosa ambigüedad discursiva que parece cuestionar la actitud de la madre. El relato es, no obstante, más honesto cuando apunta a la violencia latente bajo los celos del personaje central, aunque sus últimas consecuencias queden en fuera de campo.

Black Bear (USA). Dir. Lawrence Michael Levine

Tras presentar en 2015 la divertida ‘Wild Canaries’, Levine regresa a la parrilla del Americana 2021 con ‘Black Bear’, una estimulante entrega de cine dentro del cine protagonizada por una notable Aubrey Plaza y que deconstruye el concepto del creador y su musa desde una óptica moderna que explicita lo perverso del propio concepto, a través de un caótico estudio del personaje en una espiral de destrucción psicológica que desemboca en un curioso desdoblamiento del que no explicaremos demasiado.

Entre el humor cáustico, el ejercicio metacinematográfico y el apunte pertinentemente feminista sobre los roles de pareja, ‘Black Bear’ se erige como un ejercicio tan rico en ideas como falto de cohesión interna. El resultado final carece de solidez como conjunto, más allá del loable tour de force de su actriz protagonista. En todo caso, el filme es un experimento, no exento de interés, que invita a seguir de cerca a su director.

Blanco de verano (México). Dir. Rodrigo Ruiz Patterson

Tres premios en el Festival de Málaga y su presencia en Sundance 2020, avalan el primer largometraje en solitario del director Rodrigo Ruiz Patterson. ‘Blanco de verano’ es una historia de desarraigo adolescente protagonizada por un joven de trece años que asimila con dificultad la irrupción en el hogar de la nueva pareja de su madre, un hombre que le trata con afecto pero que viene a interponerse en una casi enfermiza complicidad maternofilial.

Ruiz Patterson utiliza el color de los espacios y los encuadres como aliados para compensar la escasez de diálogos. Es quizá esta economía expresiva lo más interesante de un relato que, demasiado a menudo, suena a visto, y cuya sucesión de acontecimientos resultará en exceso previsible al espectador familiarizado con el subgénero de hijos díscolos.

Summertime (USA). Dir. Carlos López Estrada

Antes de estrenar como codirector el último filme de la factoría Disney (la notable ‘Raya y el último dragón’), Carlos López Estrada tuvo tiempo para sacar adelante este proyecto suicida que recoge el rabioso legado urbano de los primeros trabajos de Spike Lee y Kevin Smith para filtrarlo por una óptica ultramoderna, en formato episódico y con una lógica cuasi musical en la que los personajes se arrancan entre los diálogos con rimas y monólogos entre el rap y la poesía.

Estamos ante un filme-experimento, que presenta a una veintena de personajes cuyas microhistorias se van entrelazando en la ciudad de Los Ángeles en una obra con vocación de retrato generacional trazado con tanta ironía como vocación de discurso. Una propuesta insólita, que no escapa a la irregularidad inherente a las películas corales, pero que deja no pocos momentos plenos de gracia.

Shithouse (USA). Dir. Cooper Raiff

El jovencísimo Cooper Raiff es el director y protagonista de ‘Shithouse’, una de las sensaciones de la edición de 2020 de SXSW que llega ahora a nuestro país de la mano del Americana 2021. Se trata de una producción modesta que replica la fórmula de ‘Antes del amanecer’, al condensar en 24 horas las dinámicas del enamoramiento juvenil y la incertidumbre emocional de sus inocentes ‘víctimas’.

La historia nos presenta a dos veinteañeros que se conocen en una fiesta universitaria y tras un accidentado encuentro inicial, entabla una conversación cómplice que desemboca en sexo y confusión emocional. La película no destaca por lo afilado de sus diálogos, pero sí acierta a resultar verosímil en la evolución sentimental de sus personajes y dibujar un par de secundarios que ejercen de agradecible alivio cómico al romance central.

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