Limbo, otra maravilla del cine británico indie

‘Limbo‘, el segundo largometraje de Ben Sharrock, es una divertida y conmovedora sátira que une sutilmente las dificultades y la esperanza de un grupo de refugiados. Con sello Cannes 2o2o y estrenada en el Festival de Toronto, ‘Limbo’ cuenta la historia de Omar (interpretado por Amir El-Masry), un joven y prometedor músico que, separado de su familia siria, se encuentra atrapado a su suerte en Escocia esperando que le concedan su solicitud de asilo. Debido a la escayola que tiene en el brazo, Omar no puede tocar su laúd y, en su lugar, vaga por los épicos paisajes en busca de respuestas a un pasado complejo y un futuro desalentador.
Puede que esté atrapado, pero no está solo. Entre las breves conversaciones con sus padres desde una remota cabina telefónica y las interacciones pasajeras con los extraños habitantes de la isla, asustados y confundidos por la llegada de los nuevos habitantes, Omar y sus nuevos compañeros de piso, Farhad (Vikash Bhai), Wasef (Ola Orebiyi) y Abedi (Kwabena Ansah), asisten a unas clases de «concienciación cultural» escandalosamente equivocadas, impartidas por los excéntricos habitantes de la isla Helga (Sidse Babett-Knudsen) y Boris (Kenneth Collard). Se dan un atracón de ‘Friends’, debatiendo la pregunta incontestable de si Ross y Rachel estaban en un descanso, y Farhad, obsesionado con Freddie Mercury, se elige a sí mismo como gestor de talentos de Omar y trata de convencerle de que participe en la noche de micrófono abierto local.
Entonces, justo cuando llega un nuevo compañero de piso, el invierno se acerca para revelar la fragilidad de la situación del grupo. El laúd de Omar sigue encerrado en su estuche y su relación rota con su hermano distanciado que se quedó en Siria pesa sobre su conciencia. A miles de kilómetros de su casa, Omar se encuentra atrapado por la culpa, el arrepentimiento y el dolor que arrastra por la pérdida de su antigua identidad. Sin embargo, sin ningún lugar al que regresar y sin ningún lugar al que dirigirse, Omar no puede hacer otra cosa que esperar la entrega de una carta que determinará su futuro.
‘Limbo’ despliega un ingenio perfecto y una observación nítida para iluminar los corazones y las vidas de aquellos que se encuentran en el centro de una crisis que la mayoría de nosotros sólo experimentamos a través de los titulares.

Ben Sharrock habla de Limbo, un atípico drama sobre los refugiados
Para el guionista y director escocés Ben Sharrock, la idea de contar una historia que reflejara la complejidad de la vida de los refugiados ha estado presente desde hacía tiempo. Sharrock recibió el prestigioso premio Michael Powell a la mejor película británica de 2016 por su ópera prima, ‘Pikadero‘, la historia de una joven pareja que busca el amor en tiempos de crisis económica, rodada íntegramente en euskera- y su segundo largometraje adopta una visión igualmente humana de las vidas ordinarias atrapadas en la confusión internacional.
«Estudié árabe y política en la Universidad de Edimburgo y pasé un año viviendo en Siria, en 2009, justo antes de que todo empezara», dice Ben. «Luego, cuando estaba en la escuela de cine, en 2013, rodé un cortometraje en los campos de refugiados del sur de Argelia. Pasé un tiempo viviendo en los campos, trabajando con una ONG, y me fascinó el impacto que tiene ser un refugiado en la propia identidad. Íbamos a las escuelas de los campamentos y pedíamos a los niños desplazados que dibujaran cómo se veían a sí mismos; lo que se les ocurría no tenía nada que ver con el hecho de ser refugiados».
Era difícil abordar un tema tan complejo y polifacético porque siempre te sientes en peligro de no poder hacer justicia al tema. En realidad, es imposible decir todo lo que hay que decir y explorar todo lo que tiene que ver con la «crisis de los refugiados». Y como tal, para mí, no se trataba de hacer una película sobre la «crisis de los refugiados», sino de hacer una película sobre la identidad de un joven y el duelo por su pérdida. Es algo que se puede relacionar con todo el mundo porque a lo largo de la vida todos podemos perder partes de nosotros que forman nuestro sentido de la identidad, sea cual sea tu origen.
A la hora de escribir el guion de ‘Limbo’, Ben lo tenía claro. Quería contar una historia que tuviera como tema el paisaje de los refugiados, pero con mi estilo de cinematográfico. Así que hay elementos absurdos que se oponen a la representación de los refugiados en los medios de comunicación convencionales, películas que se centran en los aspectos puramente sensacionalistas de ese tema. Estaba pensando en los amigos que tengo en Siria, en lo mucho que tengo en común con ellos. Cuando vivía allí, acabé jugando en el equipo de rugby de Damasco. Hacíamos giras por el Líbano y después de los partidos salíamos a tomar algo y a charlar. Pero aquí, a menudo tenemos a los medios de comunicación de izquierdas que nos empujan a compadecernos de los refugiados y los medios de derecha que nos asustan y demonizan a los refugiados. Quería contar una historia en la que que convertirse en refugiado no fuera una elección consciente de una persona, que fuera sólo una faceta de esa persona. Pero al mismo tiempo, mostrar cómo la etiqueta de «refugiado» puede ser profundamente destructiva para el sentido de identidad de una persona».
La decisión de que ‘Limbo’ se centrara exclusivamente en la experiencia del refugiado masculino fue muy deliberada para Ben. Los medios de comunicación de derechas consideran que el hombre refugiado es la gran amenaza para la sociedad. En la universidad, mi tesis doctoral versaba sobre la representación de los musulmanes en el cine y la televisión estadounidenses. Esa idea de la amenaza del refugiado masculino soltero, alguien que es visto como la personificación de ‘el otro’, es muy frecuente en nuestra sociedad y, por desgracia, parece haber un resurgimiento del odio racial, un resurgimiento con gente como Trump y los elementos más sensacionalistas del Brexit», afirma Ben Sharrock.