
‘En un lugar salvaje‘ es una historia sobre la superación de un trauma y el extraordinario poder de la bondad humana. Nos muestra el viaje de una mujer en busca de un nuevo modo de vivir tras una pérdida indescriptible. Afrontando un futuro que nunca había imaginado, Edee Holzer (Robin Wright) decide alejarse de la sociedad y poner rumbo al oeste para adentrarse en la naturaleza de Wyoming. Tras comprar un terreno lejos de todo con una vieja cabaña de madera y abastecerse de suministros suficientes para subsistir varios meses, consigue desconectar de todo lo que conoce y empezar una nueva vida en este entorno crudo y desconocido.
A medida que transcurre el verano dando paso al otoño y luego al invierno, Edee deberá enfrentarse al desafío de las implacables fuerzas de la naturaleza en estado puro, donde un pequeño despiste puede acabar en catástrofe. Perseverando obstinadamente, sabe que está perdiendo la batalla cuando conoce fortuitamente a Miguel Borras (Demián Bichir), un lugareño que abastece de agua limpia una reserva indígena cercana. La actitud paciente y calmada de Miguel le brinda tranquilidad a Edee a medida que va aprendiendo de él cómo sobrevivir en la naturaleza cazando, tendiendo trampas y buscando comida. Cada visita de Miguel permanece centrada en el presente, conscientes ambos de la reticencia que tienen a compartir detalles de sus respectivos pasados y, a petición de Edee, cualquier noticia del mundo exterior. Con el paso de las estaciones, una insólita amistad crecerá entre ellos hasta acabar sanando sus heridas y dando mayor sentido a sus vidas.

El proceso de sanación
Parte de la fuerza de ‘En un lugar salvaje’ reside en su misterio y ambigüedad. Sabemos que Edee está pasando por un proceso de duelo. Cuando llega a la montaña por primera vez, se imagina brevemente que está con su hijo y su marido. A partir de esos fragmentos podemos inferir que perdió a su familia, pero eso es todo. Únicamente al final de la película, cuando Edee y Miguel se ven por última vez, conoceremos todos los detalles.
Al decidirse por este enfoque, Robin Wright se inspiró en algunas de sus películas favoritas, como ‘Días del cielo‘, de Terence Malick, y ‘La escafandra y la mariposa’, de Julian Schnabel. «Me encantan las películas en las que el espectador comparte la experiencia subjetiva del personaje, pero en las que no necesariamente sabemos qué ha ocurrido en el pasado», comenta la directora. «Edee quiere borrarse a sí misma y empezar de nuevo. Está creando un mundo nuevo y un nuevo yo en la montaña, y nosotros lo vivimos junto a ella al mismo tiempo».
La productora de la película, Allyn Stewart, está de acuerdo en que la vida en la montaña cambia y renueva a Edee. «Creo que esta película trata sobre la transformación» dice, reflexiva. «Tienes a alguien en lo más profundo de su desesperación y lo ves volver a la vida. Ella vuelve a la vida gracias a la amabilidad de los extraños -algo inspirador para todos nosotros, en mi opinión- y también gracias a la naturaleza. La naturaleza es una maestra increíble. Observando y experimentando los ciclos naturales, como hace nuestra protagonista, puedes ver su transformación como ser humano. No importan las adversidades que debamos afrontar, cuando sales a dar un paseo, los árboles no saben nada, las abejas no saben nada. Te transmiten la sensación de que la vida continúa. Aunque ahora las cosas estén mal, la vida continuará».
Bichir, por su parte, pone en valor la sensibilidad cinematográfica y el calor humano de ‘En un lugar salvaje’. «Me alegro de que este tipo de cine aún exista hoy en día, cuando todo es tan rápido y caótico. También debe haber tiempo para la poesía. La poesía es importante, y la he encontrado en el guion y en la montaña Moose. Y, desde luego, veo poesía en el trabajo de Robin, tanto como directora como actriz, y espero que el público salga de ver la película con algo de poesía en sus corazones».