
El pasado jueves daba comienzo la 54ª edición del Festival de Sitges, una cita imprescindible en el calendario cinéfilo que ofrece un año más una extensa y heterogénea programación. En la sección oficial encontramos los últimos trabajos de reconocidas figuras del fantástico internacional como Edgar Wright, Sion Sono, Neill Blomkamp, Ben Wheatley o Nick Antosca. Tras una edición forzosamente híbrida el año pasado, Sitges 2021 recupera la presencialidad para el grueso de la programación, aunque mantiene una selección de películas a disposición del público en su plataforma online, que complementa la parrilla de las habituales salas de la localidad catalana.
El primer fin de semana fue generoso en visitas ilustres, entre ellas la de la actriz madrileña Belén Rueda, que recibía el Premio Honorífico del festival de la mano de Juan Antonio Bayona y presentaba el inquietante corto ‘La inquilina’ dirigido por Lucas Paulino y Ángel Torres. También paseó por Sitges la actriz sueca Noomi Rapace, que presenta dos películas en esta edición del certamen. Por otro lado, Sitges 2021 dio la bienvenida a una nutrida representación del cine español gracias a la premiere de la ambiciosa reedición de las célebres ‘Historias para no dormir’ de RTVE, cuyos nuevos episodios (dirigidos por Paula Ortiz , Paco Plaza, Rodrigo Sorogoyen y Rodrigo Cortés) se proyectan en el festival antes de su llegada a Prime Video en noviembre.
Repasamos a continuación las primeras películas que hemos podido ver en este Sitges 2021.
Mona Lisa and the Blood Moon (USA). Dir. Ana Lily Amirpour
Desde la sección competitiva de la última Mostra de Venecia, llegaba a Sitges 2021 para dar el pistoletazo de salida la divertida ‘Mona Lisa and the Blood Moon’, tercer largometraje de la directora británica de origen iraní Ana Lily Amirpour, cuyas anteriores cintas (la estupenda ‘Una chica vuelve a casa sola de noche’ y la olvidable ‘The Bad Batch’) pasaron también por el certamen catalán.
Amirpour sigue mostrando en su nuevo filme un evidente interés en retorcer los arquetipos del fantástico hasta extraer una relectura en clave posmoderna. Partiendo de un relato de estructura muy clásica (una joven de origen misterioso y con poderes sobrenaturales que escapa de un manicomio), la directora aplica a su historia una óptica muy del siglo XXI en los encuentros de su heroína con una serie de secundarios con estereotipos de manual, e introduce una narrativa audiovisual rabiosamente contemporánea a través de un montaje de ritmo sincopado subrayado por una potente banda sonora.
Consciente del limitado alcance de su premisa, ‘Mona Lisa and the Blood Moon’ lo fía todo al impacto audiovisual de la propuesta y sale parcialmente victoriosa, haciendo gala de un buen ritmo y logrando engancharnos a la alocada huída a ninguna parte de sus protagonistas. Que tras los fuegos de artificio quede poco a lo que agarrarse, resulta bastante evidente, pero si el espectador se deja arrastrar por el trabajado tren de la bruja que Amirpour ofrece, obtendrá a buen seguro un par de horas de evasión pura sin mayores pretensiones.
Veneciafrenia (España). Dir. Álex de la Iglesia
Tras su paso por la plataforma HBO con la celebrada serie ’30 monedas’, cuya segunda temporada se encuentra en preproducción, Álex de la Iglesia regresa a la ficción cinematográfica con ‘Veneciafrenia’, un thriller con elementos de slasher que se encarga de inaugurar el proyecto ‘The Fear Collection’, colaboración de Pokeepsie Films con Sony Pictures España y Amazon Studios, que impulsa obras de género fantástico que podrán verse tanto en salas como en Prime Video.
La película enfrenta a un grupo de ruidosos turistas españoles en Venecia con una sociedad secreta italiana que utiliza la estética del carnaval veneciano para enmascarar una violenta lucha contra el turismo de masas que amenaza la supervivencia de la propia ciudad, y cuyos brutales métodos ponen en peligro las vidas de los protagonistas. Tras un prólogo sugestivo y una breve presentación de personajes, De la Iglesia y su guionista habitual Jorge Guerricaechevarría nos adentran en un irregular thriller de secuestros, salpicado por crímenes sangrientos y lastrado por una aburrida subtrama de investigación policial que perjudica seriamente al ritmo del relato.
De la Iglesia conserva su habitual buen pulso en la planificación de escenas de acción y aprovecha con acierto un escenario tan atractivo como los canales venecianos, pero el guion se resiente por la falta de carisma de sus potenciales víctimas y la superficialidad del retrato de los villanos y sus motivaciones. Dentro de un reparto en el que se intuye cierta desgana, destaca la inquietante presencia del italiano Enrico Lo Verso, que está entre los escasos puntos destacables de una película que entretiene, pero aporta poco al subgénero y a la propia filmografía de su realizador.
Belle (Japón). Dir. Mamoru Hosoda
Objeto de homenaje en Sitges 2021, el animador Mamoru Hosoda tiene en su filmografía títulos tan emblemáticos de la animación japonesa como ‘Los niños lobo’ y ‘La chica que saltaba a través del tiempo’. Su nueva película, ‘Belle’, es una improbable revisitación de la historia de ‘La bella y la bestia’ en clave musical y trasladando los conceptos de la fábula al terreno de las redes sociales.
‘Belle’ presenta a una adolescente que se refugia en la música para sortear la tristeza que le provoca la reciente pérdida de su madre. El descubrimiento de una red social en la que puede dar rienda suelta a su talento bajo un avatar que le permite mantener el anonimato, cambiará la manera de relacionarse con su entorno y desencadenará una serie de equívocos alrededor de su relación con otro influyente miembro de la plataforma.
La película tiene una sensibilidad especial a la hora de dar forma al microcosmos emocional de sus jóvenes personajes, y acierta con un tono sensible, muy atento a problemáticas adolescentes tan actuales como universales. En cualquier caso, lo que eleva el resultado final de forma definitoria es su sobresaliente apartado técnico, pues Hosoda plasma el relato en una animación colorista y de bellísimo trazo, que potencia el impacto de la película en sus momentos álgidos.
The Deep House (Francia). Dir. Alexandre Bustillo, Julien Maury
Lejos queda el impactante debut de la dupla de realizadores que forman Bustillo y Maury con la imprescindible ‘A l’interieur’, título clave de una corriente que los teóricos acuñaron con la denominación de ‘Nuevo extremismo francés’. Al contrario que varios de sus correligionarios, como Alexandre Aja o Gaspar Noé, Bustillo y Maury no han logrado forjar una carrera sólida en los lustros posteriores a su primer éxito, y han ido entregando en su caso títulos tan prescindibles como ‘Kandisha’ o ‘Leatherface’.
En ‘The Deep House’, los realizadores se zambullen en el terror subacuático bajo una poderosa premisa que combina el thriller submarino con el terror de casas encantadas. Sin embargo, y a pesar del logro técnico de la propuesta (que hace intuir un rodaje tremendamente complejo), el filme carece de nervio o de un hilo argumental lo suficientemente sólido para transmitir la angustia que se presupone en una obra que cuenta con semejante punto de partida. A la película le falla el ritmo y, a pesar de su escueto metraje, por momentos se vuelve reiterativa hasta llegar a una conclusión que revela secretos poco convincentes.
In the Earth (Reino Unido). Dir. Ben Wheatley
Tras el innecesario remake de ‘Rebeca’ que Ben Wheatley rodó para Netflix con Lily James y Armie Hammer, el cineasta británico regresa al cine fantástico de presupuesto ajustado y espíritu insobornablemente libre. En ‘In the Earth’ sitúa la acción de su historia en una situación post-pandémica que remite de inmediato a nuestro presente, pero acaba ofreciendo algo más cercano al survival horror que al cine de pandemias.
Wheatley construye su historia echando mano de una violencia bastante explícita y un sentido del humor muy macarra, que funciona en el filme para subrayar la rareza de un entorno que no es más que el reflejo salvaje de nuestro propio asombro y confusión ante el del momento en que vivimos. Hay además pinceladas de psicodelia visual que remiten a obras anteriores del director, una buena banda sonora de Clint Mansell y un par de giros que juegan con las expectativas del espectador ante la ambivalencia de sus personajes. Aunque por momentos su progresión narrativa se torne frustrante, estamos ante una obra de notable interés. que devuelve a Wheatley a la senda del buen cine.