El 10 de diciembre llega a los cines ‘La vida era eso‘, estupendo drama de autodescubrimiento crepuscular en forma de canto vitalista sobre el arraigo y el legado intergeneracional, protagonizado por Petra Martínez y Anna Castillo. Se trata del debut en el largometraje del realizador David Martín de los Santos, que nos has atendido tras su paso por la Seminci 2021 dentro de la sección Spanish Cinema, para contarnos el origen de esta historia, además de algunos entresijos de la preproducción y el rodaje.

Entrevista a David Martín de los Santos

La película pasó por el Festival de Sevilla hace más de un año y, tras un largo periplo por distintos certámenes internacionales, al fin tendrá su estreno en salas comerciales el mes próximo. ¿A qué se debe este retraso?

Hemos estado totalmente obligados por las circunstancias de la pandemia. La película se estrenó el pasado otoño en el Festival de Tokio, y nuestra idea habría sido estrenarla inmediatamente después de su paso por Sevilla. A partir de ahí, la distribución se ha ido retrasando en repetidas ocasiones por distintas circunstancias. En este momento el problema es que existe un excesivo tráfico de películas que llevaban un tiempo esperando poder llegar a las salas. Dicho esto, el viaje por festivales ha sido muy edificante y la película está teniendo un viaje muy peculiar. Ha pasado por Liverpool, Rabat, Alejandría, Transilvania… siempre con una acogida muy cálida por parte de los espectadores.

A pesar de la universalidad de muchos de los temas de ‘La vida era eso’, ¿has percibido reacciones distintas entre el público internacional que ha podido verla en los festivales con respecto a la reacción del público español?

Me sorprendió especialmente la acogida en Japón, donde creo que el público conectó con la historia de un modo muy especial. En Egipto (donde ganamos dos premios a la mejor ópera prima y a la mejor actriz), teníamos dudas sobre cómo se iban a recibir determinados temas de la película, como el erotismo de la mujer en la edad adulta, pero el filme fue muy apreciado por la audiencia y muchas mujeres egipcias se acercaban emocionadas a felicitarme por la película tras la proyección. En otros festivales de China, sí que ha habido ciertos obstáculos con la censura. Pero las reacciones en los distintos públicos, nacional e internacional han sido similares y muy cálidas.

La vida era eso, dirigida por David Martín de los Santos
Petra Martínez y Anna Castillo en una escena de «La vida era eso», dirigida por David Martín de los Santos

La película toca temas como la memoria, los movimientos sociales, las migraciones… Se diría que de alguna manera aparecen condensadas esas obsesiones tuyas sobre las que giraban tus trabajos previos en el documental y el formato corto. 

En realidad creo que los proyectos surgen por un impulso que normalmente tiene que ver con tu exploración vital e incluso espiritual. Para mí, el camino de la creación es una danza en la que las cosas se van colocando de manera orgánica. En el proceso creativo me gusta enfrentarme al paisaje que me voy encontrando, un paisaje que incluye a la gente que entra a trabajar en cada proyecto. Siento la dirección como un ejercicio de canalización, un trabajo de observación y de ver las cosas que aporta cada miembro del colectivo involucrado. Este proyecto tiene que ver tanto con mi experiencia personal, con el recuerdo de mi madre, con un momento que yo vivo, y con la intención de retratar a una generación de mujeres. En ‘La vida era eso’ tenemos a dos mujeres que emigran en dos momentos muy concretos de la Historia de nuestro país, todo esto me da claves, pues el contexto para mí es muy importante, y en todas las historias que cuento me interesa ejercer de algún modo de cronista. De ahí que incorpore fenómenos sociales abordados de forma íntima, tratando de reflejar cómo nos afectan los acontecimientos a los individuos.

En la película hay un diálogo entre lo viejo y lo nuevo, entre lo tradicional y lo moderno, que surge de una proyección íntima, mi propia reflexión sobre con qué hemos de quedarnos del pasado y de qué nos despojamos para seguir avanzando. David Martín de los Santos

En el éxito de la película tiene un papel imprescindible su protagonista, Petra Martinez. ¿Cómo fue la elección de la actriz y cómo trabajaste con ella esta interpretación contenida, que es parca en palabras pero transparente en la transmisión de las emociones del personaje a la audiencia.

Yo tenía clarísimo que la actriz protagonista tenía que ser Petra. Creo que la tenía en mente desde que la vi en ‘La Soledad’. Es una actriz que tiene algo que encaja absolutamente con su personaje, pues transmite una energía adolescente y una cierta inocencia. En la película hay un rito de paso relacionado con el descubrimiento del amor y de la sexualidad para una generación que no pudo vivir ese tipo de experiencias en el contexto en el que crecieron y se educaron. Petra rechazó inicialmente el papel, lo cual fue un gran palo para mí. Finalmente aceptó, a pesar de sus reparos iniciales que estaban relacionados con la manera en que la película aborda de manera muy abierta la intimidad, que quizá en el guion era más explícita de cómo finalmente ha quedado en pantalla. Sin Petra, ‘La vida era eso’ habría sido otra película. Es una actriz maravillosa, a pesar de su veteranía está muy conectada al momento presente, y es una persona con los pies en la tierra. Lo mismo sucede con Ramón Barea. Son actores humildes, trabajadores y meticulosos. Hicimos con ambos un trabajo de desarrollo de los personajes más allá del guion, para situarlos y darles contexto, de manera que a la hora de dirigir hubiera ciertos automatismos que surgían a partir de haber transitado previamente por el bagaje emocional de cada personaje. No buscábamos una interpretación aséptica, pero en el rodaje intentábamos aplicar una máxima: «llévame por aquí, pero no me lo cuentes». Cuando has transitado por todo el bagaje del personaje, las emociones salen de manera natural, sin subrayados.

Otro elemento clave de la película es el paisaje y cómo conecta con las emociones de la historia. ¿Qué aportaron las localizaciones en Almería a ‘La vida era eso’?

En las salinas del Cabo de Gata y sus alrededores hay rincones increíbles que no siempre se han conservado como deberían, pero intentamos hallar esos rincones que conservan la autenticidad del paisaje original. En la zona convive hoy un Parque Natural paradisiaco con nuevas estructuras propias de la modernidad, como los invernaderos alrededor de los cuáles se ha generado un microcosmos muy peculiar. Yo tengo un gran vínculo con Almería y, de hecho, el guion lo escribí allí. En la película hay un diálogo entre lo viejo y lo nuevo, entre lo tradicional y lo moderno, que surge de una proyección íntima, mi propia reflexión sobre con qué hemos de quedarnos del pasado y de qué nos despojamos para seguir avanzando. Esto tiene que ver con el punto de partida de ‘La vida era eso’ que surge durante el proceso de duelo tras la muerte de mis padres. Trato de integrar mi bagaje personal y lo que conozco a mis historias y este paisaje, para mí tan familiar, tiene algo de telúrico, pues es muy austero y a la vez muy bello. Una combinación mágica que lo convertía en muy atractivo para rodar.

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