Tras celebrarse la pasada edición íntegramente en formato online, el Festival de Gijón 2021 recupera la presencialidad y la sala oscura del Teatro Jovellanos y el resto de sus sedes habituales, que los fieles seguidores del certamen asturiano han llenado de manera recurrente durante sus primeros días, y a buen seguro que seguirán haciéndolo hasta su clausura el próximo 27 de noviembre.

Gijón ha vuelto, y lo hace con sus señas de identidad intactas desde la entrada en la dirección de su director Alejandro Díaz Castaño (secundado desde 2020 por el programador Fran Gayo): cine arriesgado, interés por la nueva autoría y una programación que pone el foco en los márgenes de lo formal y lo temático. La parrilla del 59º FICX reúne a viejos conocidos del festival como Radu Jude, Bruno Dumont o Hong Sang-soo, con jóvenes y prometedores realizadores, en una edición que homenajea a los cineastas Iciar Bollaín (Mujer de Cine 2021) y Gonzalo Suárez (Premio Isaac del Rivero).

Repasamos a continuación varias de las películas que hemos podido ver desde el pasado viernes en el certamen gijonés.

C’mon C’mon (USA). Dir. Mike Mills

Desde su debut en el largometraje de ficción con ‘Thumbsucker’, el californiano Mike Mills ha mostrado un interés recurrente en abordar traumas colectivos desde el retrato de lo íntimo. El trastorno mental, los mecanismos del duelo, o la infinita complejidad de los lazos familiares (que también asomaba en las excelentes ‘Beginners’ y ‘Mujeres del siglo XX’) se dan cita en el cine de Mills filtrados por un tono amable, no exento de humor y centrado en figuras con dificultades para encajar en los moldes.

En ‘C’mon C’mon’ nos presenta a un locutor de radio que viaja por diferentes ciudades estadounidenses interrogando a adolescentes acerca de su visión del futuro, mientras paradójicamente los acontecimientos lo enfrentarán a su pasado familiar, marcado por la reciente muerte de su madre y una compleja relación con su hermana. Nuestro antihéroe, interpretado por un sobresaliente Joaquin Phoenix, se hará cargo durante unos días de su sobrino, y juntos emprenderán juntos un viaje físico y emocional en el que sus continuos desencuentros funcionarán como improvisada sesión de psicoanálisis que servirá para sacudir sus más íntimos traumas.

La química de Phoenix con un el jovencísimo Woody Norman sostiene un filme de apariencia sencilla, pero que contiene en sus diálogos (y en sus silencios) un universo de heridas mal curadas que sacan a relucir conflictos tan universales y pertinentes como las dificultades para asumir la pérdida, o la incertidumbre de las nuevas generaciones ante el legado de caos que reciben en herencia. Cuesta encontrarle fisuras a un guion minucioso hasta lo enfermizo y la excelente fotografía de Robbie Ryan, que rehúye el retrato grandilocuente de las ciudades, convierte el filme en una experiencia sensorial completa, a la que también se suma el gusto de Mills por la introducción de pequeñas digresiones en la narración que redondean un relato emocionalmente revelador.

Ninjababy (Noruega). Dir. Yngvild Sve Flikke

Nominada a los Premios del Cine Europeo, en los que competirá con ’Sentimental’ por el galardón a la mejor comedia, ‘Ninjababy’ es un filme noruego sobre la maternidad que huye de esa, molesta y muy habitual, tendencia al retrato místico de la misma, y que evita enfrentar a un juicio a la protagonista de su historia, una joven que ha de lidiar con un embarazo no deseado y del que solo es consciente hasta ya cumplido el sexto mes de gestación.

Kristine Kujath Thorp da vida a Rakel, una veinteañera de vida un tanto caótica que se enfrenta a una difícil encrucijada al descubrir que se ha quedado embarazada tras un polvo de una noche, lo que pondrá patas arriba su estilo de vida despreocupado y alérgico al compromiso, al tener que tomar una decisión trascendental para sí misma y para el propio bebé, con el que mantendrá un divertido diálogo imaginario surgido de las páginas de las viñetas que la propia Rakel dibujap.

La película mantiene un inteligente equilibrio entre sus conflictos dramáticos y su sentido del humor deslenguado, que ironiza sobre los roles tradicionales de género y mete el dedo en la llaga de los dudosos mecanismos de los procesos de adopción. Funciona estupendamente como comedia, en la que se integra muy bien el recurso animado, y es valiente al presentar el relato desde una óptica feminista muy sagaz, pues no victimiza a su protagonista, ni demoniza a sus personajes masculinos que la rodean, aunque los retrate llenos de dudas y miedos. En definitiva, ‘Ninjababy’ es un filme notable, en el que destaca también la magnífica interpretación de su protagonista.

As In Heaven (Dinamarca). Dir. Tea Lindeburg

Tras su exitoso paso por el reciente Festival de San Sebastián, del que salió con sendos premios a la mejor dirección y a la mejor interpretación protagonista, llegaba al Festival de Gijón 2021 la película danesa ‘As in Heaven’, ópera prima de Tea Lindeburg que se integra dentro de la sección Crossroads, que rescata para el publico del certamen asturiano una selección de películas destacadas del último Zinemaldia.

El filme es un atmosférico relato de transición forzosa a la vida adulta, protagonizado por una joven adolescente que vive en una inquietante comunidad religiosa, y cuyo futuro está marcado por el violento dogmatismo patriarcal que impone la explotación de la mujer. Rodada en 16mm, ‘As in heaven’ no es precisamente novedosa en su premisa, ni especialmente sorprendente en el devenir de los acontecimientos. Aún así, se disfruta (o sufre) por la milimétrica cadencia de una narración diseñada como relato circular, que culmina de modo inquitante, sugiriendo la extensión de estos perniciosos mecanismos sociales hasta un horizonte mucho más lejano de ese siglo XIX en el que se enmarca la acción.

Bienvenido a mi cabeza (España). Dir. Andrés Goteira

Tras sorprender con su estimulante ópera prima ‘Dhogs’, original thriller presentado hace unos años en el Festival de Sitges, el gallego Andrés Goteira se embarcó en un curioso documental sobre la figura de Igor, un joven cinéfilo y aspirante a actor, con el que Goteira coincidió en el certamen catalán y con el que planeó un proyecto conjunto consistente en su obsesión por conocer al cineasta danés Nicolas Winding Refn para plantearle un estudio sobre el simbolismo de las manos en su cine.

El encuentro fallido con el director danés, hará tambalearse al propio documental, y mediado el metraje, ‘Bienvenido a mi cabeza’ pasa de retrato de personaje peculiar a ensayo fílmico sobre la imposibilidad de capturar la verdad absoluta, y en lucha de egos entre cineasta y figura retratada, una disputa que traspasa los límites de la pantalla como el propio director confesó tras el pase. Estamos ante un estimulante ejercicio metacinematográfico, que sin ser para todo tipo de paladares, sí que concitará la curiosidad de los estudiosos del audiovisual y de cinéfilos interesados en obras que desnuden el armazón sobre el que se construyen los relatos.

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