Salve quien pueda (la vida), el mejor Godard de los años 80

La acción (y la inacción) de ‘Salve quien pueda (la vida)‘, la mejor película dirigida por Jean-Luc Godard en la década de los ochenta y quizá la más transgresora, se desarrolla en algún lugar entre Lausana y Ginebra, o entre París y Lyon, o entre Frankfurt y Zurich. Los lugares no son nombrados, excepto por los azares de los encuentros entre los tres protagonistas principales, pero también, y sobre todo, por los encuentros con los papeles secundarios.
Así es como Denise Rimbaud (Nathalie Baye) abandonará su trabajo en la televisión por un lago de montaña y por el trabajo con los animales de una granja. Siente necesidad de aire, pero todavía no se imagina bien lo violentas que pueden ser las corrientes de aire. Por otra parte, su trayecto se llama lo imaginario.
El de Paul Godard (Jacques Dutronc) se llama el miedo. Miedo a abandonar la gran ciudad. Miedo de ser abandonado por Denise, cuyo movimiento no es capaz de seguir. Miedo de ni siquiera poder reanudar las relaciones con su ex mujer y su hija. Las relaciones entre Paul y Denise son frecuentemente salvajes, como si estos dos seres civilizados no pudieran tocarse más que para intercambiar golpes en lugar de caricias.
Isabelle Rivière (Isabelle Huppert) representa el centro entre estos dos extremos. Es una campesina que ha venido a hacer carrera en la gran ciudad internacional, donde los fantasmas sexuales de los hombres son infinitos y representan mucho dinero para alguien resuelto a pagar su tranquilidad con su cuerpo. El azar hará que Isabelle acabe por alquilar en las afueras de la gran ciudad el apartamento que deja Denise y que Paul no ha querido volver a alquilar. Este movimiento vivido por Isabelle se titula sencillamente: el comercio.
En una última parte titulada la música, todos lo hilos tejidos entre los tres personajes principales y todos los demás se desanudarán, y en la última imagen se verá a músicos de carne y hueso interpretar el tema de la película mientras Paul, que ha sido atropellado por un coche, se palpa y piensa que no está a punto de morir puesto que no le ha pasado nada, absolutamente nada.

Bautizada por el propio Godard como su «segunda primera película», ‘Salve quien pueda (la vida)‘ se estrenó exactamente 20 años después de su ópera prima, ‘Al final de la escapada‘ y no estuvo exenta de polémica desde su estreno en el Festival de Cannes de 1980 donde competía por la Palma de Oro. El ministerio de Cultura y Comunicación de Francia emitió el siguiente dictamen reunidos en sesión plenaria el 8 de julio de 1980: «La película tiene, sin duda, su lógica y sus razones. Pero también incluye, de la forma más provocadora posible, unas cuantas escenas de una sexualidad agresiva y brutal, voluntariamente degradantes tanto por la imagen como el diálogo».
Godard, Salve quien pueda (la vida) y la tercera imagen
Yo creo que lo que existe es el entre. Y quizá, si hay un doble título es que había un deseo de dar al filme un título comercial y clásico: «Sálvese quien pueda», una fórmula, y al mismo tiempo el deseo de llamarlo también «la vida», o llamarlo «la alegría», o llamarlo «el cielo», «la pasión», o algo así. Estuve dudando mucho tiempo porque efectivamente una película que se llama «la vida» está bien si trata de la vida de las abejas o la vida los peces, pero de lo contrario creo que tampoco hubiera ido… pero era también poner un título doble, como si hubiera un efecto de tercer título que debiera nacer, pero que cada cual pudiera hacer un poco su montaje como quisiera, proporcionándole indicaciones bastante precisas y un poco abierta, un poco contradictorias… pienso que efectivamente toda la película y todo mi cine están un poco contenido ahí, y que el cine no es una imagen tras otra, es una imagen más otra, que forma una tercera, siendo formada la tercera por el espectador.