
‘X‘, dirigida por Ti West (‘La casa del diablo‘) nos ofrece una nueva película del género slasher, ambientada en 1979, sobre un grupo de jóvenes y emprendedores cineastas que se recluyen en una granja de la Texas rural para filmar una película porno de bajo presupuesto, solo para encontrarse inmersos en horrores inimaginables cuando sus misteriosos anfitriones interrumpen el rodaje.
‘X’ es a un tiempo una oda al cine independiente de toda índole —cine de adultos, cine slasher, cine de autor— y una evocación de una época en la que se estaban produciendo sustanciales cambios sociales y morales, que destroza las convenciones tradicionales del género para ofrecer una experiencia sumamente amena sobre la aceptación de la juventud, que sirve además como potente recordatorio de nuestro inevitable envejecimiento y nuestra mortalidad.
El género slasher, elevado
Ti West se ha forjado una carrera a base de simulacros artísticos de películas de terror de bajo presupuesto de las décadas de los 70 y 80, entre ellas la cinta slasher con tintes ocultistas de 2009, ‘La casa del diablo’, que cimentó su reputación de inconformista independiente cuya profunda cinefilia rezumaba de la pantalla. Desde los cautivadores mechones en capas de las reinas del grito Jocelin Donahue y Greta Gerwig al ingenioso uso retro del diseño de sonido, la partitura, la dirección artística y los efectos prácticos —lo que incluye verdaderos torrentes de sangre— ‘La casa del diablo’ parecía una auténtica película de los 80.
Para ‘X’, que evoca y recrea la América rural de alrededor de 1979, West recurrió a su amor por el Nuevo Cine Americano de los años 70 —cuando jóvenes cineastas se saltaron las reglas al intentar ofrecer algo nuevo— y a su pasión por el cine de terror de bajo presupuesto de esa época.
“Cuando veo películas de los 70, es evidente que las hacían verdaderos apasionados del arte del cine y eso es algo que echo de menos”, explica West. “Uno de los principales factores que me movió a hacer ‘X’ fue que quería tomar algo con escasas pretensiones intelectuales y ver si podía convertirlo en algo más intelectual. Me resultó un reto inspirador tomar los tópicos tradicionales del sexo y la violencia propios del cine de la época y reinventarlos de una manera más reflexiva”.
En ‘X’, seis jóvenes tejanos ambiciosos —dos strippers, un veterano de Vietnam, un productor, un advenedizo director de cine y su aparentemente callada novia de grandes ojos inocentes— se echan a la carretera con destino a un apartado rancho, donde tienen previsto rodar su obra magna, La hija del granjero. La idea es que el proyecto sea una película pornográfica inconformista de factura artística, con la que pretenden ganarse al gran público y recaudar millones.
“Es un grupo de jóvenes que pretende rodar una película”, aporta Scott Mescudi (más conocido como el rapero Kid Cudi), que interpreta al personaje Jackson Hole y es uno de los productores ejecutivos del filme. “Son todos jóvenes, que se encuentran en distintas etapas de sus vidas y están entusiasmados con el proyecto. También se muestran muy intrépidos, emprendiendo este viaje a lo desconocido. Por un tiempo, casi olvidas que estás viendo una película de terror, pero entonces todo da un giro y se dirige en otra dirección completamente distinta”.

El ambiente de época en X
En ‘X’, Ti West recrea la Texas de la década de 1970 con todo el mimo y el minucioso detallismo que puso a la hora de recrear los años 80 en ‘La casa del diablo’. Desde el anhelo de Maxine por la carrera de Lynda Carter, al uso de un tema de Blue Öyster Cult, a la marca concreta de cerveza que podía encontrarse en una tienda de carretera, West dota de textura a la época en la que se ambienta la historia con su meticulosa manera de abordar el cine.
“Puedes enfrascarte demasiado al intentar ser lo más realista posible, pero yo abordo mis películas primero desde una perspectiva visual, por lo que conseguir que ‘X’ pareciera verdaderamente de 1979 me resultaba esencial”, explica West. “No es cuestión de nostalgia o de intentar fetichizar la época, sino de sumergir al público moderno en un mundo convincentemente retro”.
Recrearon el entorno hasta el más mínimo detalle, surtiendo las estanterías de la tienda de una de las primeras escenas con marcas desconocidas, olvidadas o desaparecidas de cigarrillos, cerveza, leche e incluso revistas porno.
También transformaron a los jóvenes personajes en la esencia de la moda de los libertinos años 70. “Ya sean los pantalones de campana o la combinación de bigote y pelo a lo afro, o el traje informal de colores vivos con la camisa de cuello grande, me sentía como si estuviera sacado de las páginas de una revista de Playboy”.
Jenna Ortega, que interpreta a la inocente, pero sexualmente curiosa, Lorraine, considera que los 70 aportaban un telón de fondo fantástico para la historia. “Los 70 es mi década favorita, pero no creo que necesitara nada concreto para sentirme inmersa en ellos, porque contábamos con una decoración estupenda, el maquillaje y la peluquería, la ropa, la escenografía. No intentábamos convertir a la década en otro personaje más, sino que nos limitamos a respetarla por lo que fue.