
‘El Ángel de la Muerte’, un thriller basado en hechos reales, está dirigido por Tobias Lindholm. El guion es de Krysty Wilson-Cairns y sus protagonistas son los oscarizados Jessica Chastain (en el papel de Amy Loughren) y Eddie Redmayne en el papel de Charlie Cullen, un enfermero considerado uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia.
‘El Ángel de la Muerte’ nos cuenta como Amy, una enfermera compasiva y madre soltera que lidia con una grave enfermedad cardiaca, se encuentra al límite físico y emocional debido a los duros turnos de noche que exige su trabajo en la UCI. Pero pronto cuenta con la ayuda de Charlie, un colega atento y comprensivo que se incorpora a su unidad. Ambos forjan una sólida y leal amistad mientras comparten las largas noches de hospital y, por primera vez en muchos años, Amy tiene fe en su futuro y en el de sus hijas. Pero, cuando la misteriosa muerte de varios pacientes pone en marcha una investigación que señala a Charlie como principal sospechoso, Amy se ve obligada a arriesgar la vida y la seguridad de sus hijas para destapar la verdad.
Bajo el apodo «Ángel de la Muerte», Charlie Cullen era un padre y marido que se ganaba la vida como enfermero. Su secreta afición de arrebatar vidas le llevó a estar implicado en la muerte de hasta 300 personas, repartidas entre nueve hospitales de las ciudades de Nueva Jersey y Pensilvania a lo largo de 16 años.
Quién fue Charlie Cullen
Charlie Cullen, en la vida real, comenzó a trabajar en 1987 como enfermero en el hospital Somerset Medical Center, donde cometió su primer asesinato, iniciando una ola de crímenes, pues luego continuaría una carrera terrorífica hasta el año 2003, cuando fue arrestado.
Durante esa época, Cullen trabajó en el Warren Hospital, el Hunterdon Medical Center, el Morristown Memorial Hospital, el Lehigh Valley Hospital en Allentown, Pensilvania y St. Luke’s y ya tenía varios despidos en su haber, pero de todas formas seguía consiguiendo trabajo, por lo que sus fechorías no se detuvieron. Se supo que mataba a los pacientes inyectándoles bolsas intravenosas con dosis letales de insulina y medicamentos para el corazón.
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En una de sus etapas en el Somerset Medical Center conoció a Amy Loughren, quien juega un rol protagónico y clave en la película. Ella era una enfermera dura y ocupada que trabajaba en aquel establecimiento en Nueva Jersey y vivía en el norte del estado de Nueva York con sus dos hijas pequeñas.
Todo trascurría con normalidad en la vida de ambos, ya que eran muy cercanos y realizaban actividades comunes entre amigos hasta que en el año 2003 los detectives Danny Baldwin y Tim Braun visitaron el hospital para investigar unos extraños sucesos que se había dado en las instalaciones mencionadas.
Allí fue que las dos autoridades policiales hablaron con Amy Loughren y le revelaron que su mejor amigo era el principal sospechoso de una serie de asesinatos que se habían producido en varios hospitales. Ella, muy confundida y triste, decide apoyar a la policía, manteniendo el secreto e intentando obtener una confesión por parte de Cullen.
Finalmente, Amy Loughren consigue que Charles Cullen le confiese sus crímenes cuando estaban comiendo en un restaurante y todo lo que dijo quedó grabado, puesto que ella se había escondido ciertos aparatos para capturar su voz y así poder incriminarlo ante un juzgado.
Tobias Lindholm sobre El ángel de la muerte
Fascinados y casi obsesionados, contamos historias sobre la muerte y la destrucción. Quizá como una especie de limpieza. Combatimos la violencia con violencia y sofocamos el odio con medios odiosos. Gritamos y castigamos, ejecutamos y humillamos. Construimos sistemas que, con el tiempo, nos quitan la responsabilidad hacia los demás y borran el rasgo humano más profundo y crucial: la compasión. Olvidamos nuestra propia bondad. Nos desintegramos. ‘El ángel de la muerte’ se convirtió en un viaje inesperado. Un camino hacia la comprensión. Un estudio sobre el mal y la caridad. Una aceptación de los matices entre el bien y el mal. Un recordatorio de que todos tenemos la opción de perdonar. Un retrato naturalista de una heroína cuyo único superpoder es la humanidad.

Para su director, era importante que el público solo supiera lo que Amy sabe sobre Charlie. Quería poner a los espectadores en la piel de Amy para que entendieran la conexión emocional entre Amy y Charlie y que duden de las cosas que suceden como Amy, debido a esa conexión. Nosotros no queríamos profundizar demasiado en los secretos de Charlie. Creo que muchas películas de asesinos en serie tratan de proporcionar una lógica detrás de los asesinatos, pero no creo que se pueda encontrar ninguna lógica o razón en los motivos de Charlie. Lo único que podíamos hacer era dar momentos honestos, y convertir la suma de esos golpes en una especie de verdad.
Siempre conté con Jessica Chastain para el papel. Me encanta desde ‘El árbol de la vida’ y ‘La noche más oscura’. La humanidad naturalista que aportó a esas dos películas fue un gran punto de conexión para mí. Al principio de nuestras conversaciones, hablamos mucho sobre la humanidad y la empatía -la falta de ella y la absoluta necesidad de ella en nuestro mundo, y la cuestión de cómo contar esta historia teniendo eso en cuenta. No queríamos crear un personaje que solo esperara el siguiente punto de la trama. Necesitábamos una persona de cuerpo entero que navegara por esta historia de un momento a otro con empatía y urgencia.
Eddie Redmayne también fue nuestra primera opción y me sentí muy afortunado con este reparto. Al abordar este papel, era importante que pareciera que Charlie no tenía ningún secreto que ocultar, casi como si no fuera consciente de ello. Así que cuando está a solas con Amy, no es un asesino en serie. No la está manipulando, solo es su amigo – y uno genuinamente bueno – como si este otro lado de él no estuviera allí. Los seres humanos pueden ser tan complejos en este sentido; Cullen era capaz de ser tan buen amigo de Amy, y al mismo tiempo ser la peor bestia del mundo. No hay otra persona que pueda transmitir estas magnitudes que Eddie. Recuerdo haber hablado con él sobre este detalle del libro, donde aparentemente Cullen solía asegurarse en secreto de que hubiera café caliente en la habitación de la enfermera. Él siempre entraba y lo comprobaba, pero nunca se lo decía a nadie. Y de alguna manera extraña, había una lógica en eso, que conectaba con nosotros en cómo podíamos retratar a Cullen como el asesino que era.
Mi esperanza es que la película nos recuerde que la compasión es una opción. De nuestra responsabilidad hacia nuestros semejantes. Un recordatorio de que todos tenemos superpoderes fundamentales y profundamente arraigados: la caridad y la humanidad.