Iratxe Fresneda: «Trabajo tratando de entender qué me está pidiendo cada historia»

Iratxe Fresneda es una cineasta bilbaína, además de docente en el Departamento de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), especializada en el cine de no ficción y con especial interés por el estudio de la imagen, la reivindicación del patrimonio cultural menos conocido, y por la revisitación de lugares y conceptos con una mirada contemporánea.
Tras ‘Los ecos del Irrintzi‘ y ‘Lurralde Hotzak’, su nuevo trabajo, ‘Tetuán‘, nace de una idea muy concreta: seguir los pasos de su padre en el antiguo protectorado español en Marruecos, para transformarse en un retrato coral sobre las migraciones, las fronteras que se difuminan, las conexiones humanas, o la construcción de la identidad a través del legado que viaja desde Marruecos a Rumanía, pasando por Madrid, o el País Vasco.
‘Tetuán’ participó recientemente en el Zinebi, y en la Sección Oficial ‘Tierres en Trance’ del Festival de Gijón (FICX) donde tuvimos la ocasión de entrevistarla y conocer más detalles sobre los aspectos que impulsaron este proyecto y los conceptos que en él convergen.
Entrevista a Iratxe Fresneda, directora de Tetuán
• Enhorabuena por tu película, Iratxe. ¿Cuáles son tus primeras sensaciones tras las reacciones del público y la prensa en los primeros pases de ‘Tetuán’?
Yo llegaba a Gijón con mis miedos y angustias como creadora, con una obra que conozco por dentro, pero que en el momento en que la proyectas para la prensa y el público, empieza a pertenecer a otras personas. Cuando escuché aplausos tras los pases de prensa, y también del público en una sala llena me emocioné mucho. Es un momento muy intenso, como lo es ver a la gente incluso con alguna lágrima en los ojos tras el pase. Para mí presenciar esa reacción ha sido un regalo, porque las películas las haces para la gente, no para ti.
• La película parte de un concepto sencillo, como es la exploración de la vida de tu padre en Tetuán, pero desde ese punto la narración se abre a una serie de historias distintas que acaban componiendo un conjunto más complejo. ¿Es algo que está un tu cabeza desde la génesis del proyecto, en el guion, o son desvíos que surgen de forma espontánea a lo largo de las fases de documentación y planificación?
Confieso que soy una persona con una mente creativa y caótica, que necesita ordenar todo al máximo. La estructura de esta película, los lugares y la forma de narrar está escrita a modo de escaleta detallada, desde la planificación de espacios al trabajo con los distintos personajes, pero en este caso simplemente estando con ellos, en un ejercicio de observación. Eso sí, siempre hay un factor adicional que consiste en estar atento para captar ciertos momentos que la realidad te regala y que pueden encajar dentro de tu discurso, o convertirse en un desvío. Al fin y al cabo, mis propias películas son también desvíos, pues trabajo tratando de entender qué me está pidiendo cada historia, buscando la mejor forma para contarla.
• Quizá el leit motiv de ‘Tetuán’ son las fronteras, lo subjetivo de las mismas, y cómo terminan por difuminarse. Sin embargo, llama la atención que en las historias que muestras en pantalla se observan ciertas barreras, que si bien no tienen tanto que ver con el territorio, sí que están relacionadas con el paso del tiempo y cómo este modifica los espacios y cambia la percepción de las cosas entre las distintas generaciones.
Efectivamente, es otro de los conceptos que me interesaba transmitir. Es cierto, hay una brecha física, pues visitar un espacio en distintos momentos es como asomarse a un acantilado y percibir que al saltar te encuentras con algo distinto, historias distintas, pero al final esas historias están unidas porque todo se repite. Esa lucha humana por encontrar tu lugar, por ser aceptado y poder aprovechar las oportunidades que te ofrece la vida ha existido antes y existe ahora. Por tanto surge una contradicción interesante, pues la diferencia de épocas convive con esta sensación cíclica. El factor temporal a la vez rompe y une.
«Lecturas de Lorenzo Silva, Saramago o Susan Sontag también me han inspirado de alguna manera». Iratxe Fresneda
• A pesar de que lo coral se impone finalmente en tu película, en el arranque hay una descripción muy detallada del protectorado español en Marruecos, con una subhistoria también sobre el barrio de Tetuán en Madrid. Por lo cuidado de este segmento y por el título del propio documental, nos preguntamos si en tu idea inicial estaba en realidad hacer algo más centrado en este legado histórico, y en tu caso, también familiar.
Esa era otra película. En el fondo ‘Tetuán’ es un título simbólico, que abarca a aquellas personas que vivieron allí, las personas que a día de hoy viajan de Tetuán a España, es una mochila que las personas llevan consigo. La historia de mi padre en efecto da para mucho, incluso para una historia de ficción, de aventuras y memorias, pero como la de él, la de muchísimos otros españoles que vivieron aquella época que nos suena a día de hoy casi a leyendas. Sentí que para mí aquella historia era más bien un punto de partida para algo más, y por eso optamos por subdividir la película siempre tratando de encontrar una estructura narrativa coherente, donde la mesura era importante para evitar irnos a un montaje de tres horas, cogiendo de cada elemento la mota necesaria para no perdernos y que todas las piezas acabaran por encajar. En el fondo, Tetuán es un pasado histórico, lo que imaginamos que fue ese pasado y la resignificación de ese pasado en el presente.
• La película abre con una cita de Eduardo Galeano, y también dedica un segmento a la fotógrafa y escritora suiza Annemarie Schwarzenbach. Qué importancia tiene en tu obra y en tus historias la inspiración que pueden ofrecer otros artistas de otras disciplinas.
He leído mucho a Galeano, y a veces hay frases que explican también un sentimiento o una realidad que son tremendamente significativas. Cuando yo visualizo una historia, suele ser a partir de las imágenes y luego las paso al papel, pero al entrar en el proceso de composición de lo que puede ser el cuadro de una película, para mí es importante enriquecerlo subiéndome a los hombros de otras personas que admiro. Ciertas lecturas de Lorenzo Silva, Saramago o Susan Sontag también me han inspirado de alguna manera, con ideas que pueden tener que ver más o menos con la migración o la memoria pero que al final me ayudan a enriquecer mis trabajos en el plano audiovisual.
En cuanto a Annemarie Schwarzenbach, trabajo actualmente en un proyecto dedicado a su figura, por el que recibí una ayuda de guion del gobierno vasco hace un par de años. El guion relata un fragmento concreto de su vida, uno de sus viajes, y aunque en principio lo planteba como un híbrido entre documental y ficción, puede que nos decantemos por la ficción. En todo caso es una historia fascinante sobre una mujer increíble que tuvo una vida durísima y una obra impresionante. Era una mujer muy libre, que hizo lo que le dio la gana durante su trayectoria, y ese es un espíritu que me gusta mucho.