En ‘El menú‘, dirigida por Mark Mylod, una pareja, formada por Margot (Anya Taylor-Joy) y Tyler (Nicholas Hoult), viajan a una isla de la costa noroeste del Pacífico de Estados Unidos para comer en un restaurante exclusivo llamado Hawthorn, donde el solitario y mundialmente célebre Chef Julian Slowik (Ralph Fiennes) ha preparado un lujoso menú degustación para comensales selectos. A la pareja se le unen tres jóvenes técnicos ya ebrios, una pareja mayor rica y clientes habituales, la prestigiosa crítica gastronómica Lillian Bloom y su servil editor de revista Ted, así como una famosa estrella de cine de mediana edad con su asistente Felicity.

Durante la velada, organizada por el personal de recepción impecablemente vestido y encabezado por la general Elsa, la tensión va en aumento en cada una de las mesas de los comensales a medida que se revelan secretos y se sirven platos inesperados. Empiezan a producirse acontecimientos violentos y salvajes y cada vez es más evidente a ojos de los desconcertados comensales que el menú elaborado por Slowik está diseñado para catalizar un final impactante.

La historia real no es tan oscura y sangrienta como la de la película, pero lo que pasó le dio a los guionistas la idea de crear una película de terror que hiciera un contraste entre los increíbles platos que aparecen en la película, el paisaje, el ambiente de lujo, y la maldad. El guionista Will Tracy reveló que se inspiró en los exclusivos restaurantes que cuentan con menús de degustación, pero también en un restaurante real que se encuentra en un lugar remoto y al que solo se puede llegar realizando un pequeño viaje en bote que llega hasta una isla privada.

El restaurante que él visitó se trata de Cornelius Sjømatrestaurant, que es un restaurante de Noruega donde se sirve un menú de mariscos. Tracy explicó que la experiencia en ese restaurante lleva a los comensales a pasar al menos cinco horas comiendo, y que a él le dio un pequeño ataque de pánico cuando vio que el bote que los había llevado hasta ese lugar se alejaba lentamente, lo que significaba que, estaban atrapados ahí, sin manera de salir, hasta que otro bote llegara por ellos.

El restaurante Hawthorn

Aunque la acción de ‘El menú’ juega con los límites de la realidad, era importante elaborar un mundo cinematográfico que pareciera auténtico. El restaurante Hawthorn (espino blanco en español), que comparte su nombre con una flor muy bonita que libera un olor fétido, tenía que ser lo más realista posible y que evocara lo mejor de un destino gastronómico famoso en todo el mundo.

El menú, comedia negra dirigida por Mark Mylod

“Cada elección de diseño que tomo se basa en la perspectiva del personaje y su viaje emocional”. “Al principio nos aferramos a la idea de que el Chef Slowik se inspira en la naturaleza. Cada ingrediente que elije para un plato tiene que formar parte de ese paisaje porque él se inspira en la obra de Dios y en las formas naturales y orgánicas. Sin embargo, lo curioso es que ese proceso se ha vuelto perverso”.

Como la mayor parte de ‘El menú’ se desarrolla dentro de Hawthorn fue necesario estudiar todos los detalles. La cocina en la que el Chef Slowik y su equipo crean sus platos intenta evocar una iglesia, un lugar de culto con una cruz -literal- en la pared del fondo. El cuarto de baño donde Margot busca consuelo en un momento de la comida tiene una pared de roca dura que expresa el tema recurrente del modernismo y la naturaleza en colisión. Da a entender que no se puede escapar de Hawthorn. También hay una gran puerta cerrada con llave, lo que sugiere que hay un mundo oculto. Para esa puerta, que aparece en dos lugares diferentes de Hawthorn Island, se inspiraron en los frescos florentinos, así como en la película de Luis Buñuel, ‘El ángel exterminador’ de 1962.

En el interior del restaurante hay dos esculturas que Ben Butler creó para el set. La decoración del comedor es rígida y minimalista mientras que la cocina da una sensación un poco más caótica. Gran parte del mobiliario es deliberadamente incómodo. A medida que avanza la historia, el set y los ángulos de la cámara se cambiaron ligeramente para reflejar cada plato.

En el transcurso de la comida, antes de que el sol se ponga sobre el agua, el paisaje exterior es visible a través de un gran ventanal, lo que subliminalmente incita al público a escapar. La vista es una referencia al expresionismo alemán y a la arquitectura finlandesa. Es dramática, asimétrica, impresionante y austera. Es un poco escalofriante.

El equipo de producción utilizó varios restaurantes famosos como inspiración para el diseño de los sets, así como para los platos en sí, incluido el restaurante sueco Fäviken, ahora cerrado, dirigido por el chef Magnus Nilsson, el conocido restaurante español El Bulli, ideado por el chef Ferran Adrià, French Laundry de Thomas Keller ubicado en Sonoma, y el trabajo de René Redzepi, chef del restaurante danés Noma.

Los platos del del Hawthorn

En la cocina del Hawthorn, el Chef Slowik conceptualiza platos de comida artísticos inspirados en el medio ambiente. A medida que llega cada plato, el diseño visual significa dos cosas para el público: ¿Dónde se sitúa la historia desde el punto de vista emocional? ¿Hasta dónde se ha aventurado en lo absurdo? Para lograrlo y para elaborar platos que fueran comestibles para los actores, los realizadores colaboraron con el prestigioso chef Dominique Crenn, que ganó tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn en San Francisco.

A Crenn se unió el Socio/Chef Pastelero Ejecutivo Juan Contreras, que cocinó y elaboró los platos de comida que aparecen en pantalla. La pareja colaboró con el estilista de alimentos Kendall Gensler, que ayudó a adaptar cada plato para que funcionara con la cámara y la iluminación. Al final, todos los platos eran visualmente atractivos y totalmente comestibles.

“Estaba absolutamente paranoico con la autenticidad”, añade Mylod. “Dominique Crenn fue clave en nuestro proceso. Es una chef de primera fila, y su comida es extraordinaria en términos de expresión artística aunque también transmite una gran calidez emocional. Queríamos que las creaciones del Chef Slowik desprendieran cierta frialdad emocional. Bonitas pero en cierto sentido muertas. Es obvio que es una extensión del lugar dónde está su alma y su psique y dónde lo encontramos cuando empieza la historia. Esto permitió a Dominique desempeñar su papel en la creación del menú del Chef. Era una parte del proyecto que le interesaba muchísimo y también aprovechó la ocasión para burlarse de los excesos de su propio arte. Comprendió la parte de humor que tenía”.

Los platos debían tener un aspecto impecable y estar coordinados con el guion. Un plato en particular, “Man’s Folly”, tal como lo concibió Crenn, es una alusión al sexismo inherente a este sector. El último plato es un postre que abarca toda la mesa y se asemeja a una pintura de gotas y remolinos al estilo de Jackson Pollock. Ese plato fue todo un reto para el equipo técnico.

David Gelb, el creador de la serie «Chef’s Table», junto con la consultora de la serie Chloe Weaver, asesoraron a los realizadores y trabajaron con el equipo para realizar primeros planos de los platos siguiendo el estilo del rodaje. “Cuando añadimos esos planos, la película alcanzó una gran precisión”, recuerda Mylod. “Me di cuenta de que habíamos conseguido un equilibrio entre sátira y pornografía gastronómica. La comida es real. Con los primeros planos que estábamos haciendo y el nivel de autenticidad que buscábamos, era realmente difícil falsificar la realidad. Todo lo que filmaba la cámara era real”.

Fuente: Disney

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