
Es oficial: queda una semana para los Oscars. Son siete los días que restan para que dé comienzo la 95ª gala de los premios por excelencia del cine desde el Dolby Theatre de Los Ángeles. Dentro de dos días, las votaciones de los académicos se cerrarán y estará todo preparado para el próximo domingo 12 de marzo, en el que puede ser uno de los años donde más ilusión traigan las categorías actorales. Analizados ya los quintetos de Mejor Actor Secundario y Mejor Actriz Secundaria, les toca el turno a las actuaciones principales, y en el lado masculino, el duelo está más que servido. Vaya por delante que esto es una batalla a dos, y que el resto simplemente mira desde una posición privilegiada como nominados al Oscar.
En esa batalla, Austin Butler es el favorito al Oscar y no porque actúe en una película que sigue las convenciones del biopic musical que tanto entusiasman últimamente y que incluso consiguen Oscars (Rami Malek), ni tampoco porque el Globo de Oro y el BAFTA definan un camino sólido como candidato a la estatuilla. Butler es el favorito porque ‘Elvis’ ha gustado mucho en La Academia, sumando la gran cifra de ocho nominaciones, incluida Mejor Película. La cinta de Baz Luhrmann ha sido vista, así como la actuación de Austin Butler, que es el corazón, el músculo y la sangre de toda la película. Es un newcomer, Brendan Fraser le gana en narrativa y que ‘Elvis’ perdiese el Oscar en Maquillaje y Peluquería contra ‘The Whale’ sería perjudicial, pero no se puede negar que su papel es oscarizable bajo el molde académico, que tiene apoyo del votante y, que no se le olvide a nadie, interpreta al Rey del Rock. Son elementos sentenciadores por sí solos.
Los Oscars tienen esa aura de magia que los distingue de cualquier otro premio por casos como el de Brendan Fraser. Su historia, un relato infernal sobre lo difícil que es tener un trauma, es lo que más le acerca al premio, por la de situaciones oportunas que eso generaría: redención académica, discurso épico y emotivo para la posteridad, actuación intachable premiada, etc. Fraser ganó en los Critics’ Choice y demostró presencia, pero fue su victoria en el SAG lo que definitivamente le puso de verdad en la pelea por el galardón. Es un relato que Hollywood nunca dejaría escapar, pero la candidatura tiene sus grietas. Su película, ‘The Whale’, solo ha sumado tres nominaciones (si bien hay una que favorece a Fraser por ser un rol de soporte, la de Hong Chau), Butler ha sido más decisivo que él en la temporada y la tendencia dice que un papel como el de Austin genera más consenso que uno como el de Brendan. La sorpresa está incorporada gane quien gane de los dos.
Parecía que esa Copa Volpi ganada en Venecia situaba a Colin Farrell en un lugar tan soñado por sus seguidores como a buen seguro por él. Tantos años viendo como otros estaban en sitios que él perfectamente podría haber ocupado han mutado en una madurez interpretativa formidable que le ha supuesto su primera nominación al Oscar a los 46 años. Su tierna y noble actuación en ‘Almas en pena de Inisherin’ está cargada de anhelo y deseo de amistad, pero ni la película ni Farrell han conseguido imponer una fuerza que se les preveía durante toda la temporada de premios. La cinta irlandesa puede irse de vacío (si Kerry Condon no lo permite) y Farrell tendrá que esperar para ganar su primer Oscar. Los dos titanes que pelean el oro delante suya, que su película pierde fuelle cada día que pasa y que del reparto es Condon la que más regularidad ha mostrado en carrera (Colin solo ganó el Globo en Comedia), hacen pequeña la candidatura de Colin Farrell. Solo un escenario de arrastre le haría ganador.
Bill Nighy está ahí casi sin hacer ruido, como sin molestar, pero con un merecimiento indiscutible. En el remake británico de la ‘Ikiru’ de Akira Kurosawa, Nighy interpreta a un hombre que ha abandonado la vitalidad, pero que la recupera justo cuando menos sabía que la necesitaba. La actuación de Bill Nighy es clásica, de las que ganan elogios finos y elegantes, y la nominación al Oscar se sentía como un paso lógico dado este tipo de propuestas. Nighy no ha fallado ningún precursor (también estuvo nominado al BAFTA como Takashi Simura, el protagonista de la de Kurosawa) y ha firmado una regularidad religiosa, pero la película está viva en la temporada por su actuación. La nominación a guion adaptado es un acto de coherencia académica y de no dejar solo a Nighy como único representante de la película, ya que él es parte fundamental de la misma. No necesita ganar el Oscar una interpretación como la suya. Esta se queda en la retina y en el recuerdo, y de paso cercioran la idea de que Bill Nighy tiene más que ganada su reputación.
Es probablemente la sensación de la industria, y si no, es una de ellas con total rotundidad. Paul Mescal ha llegado tan repentinamente a la cresta de la ola cinematográfica que a sus 27 años acaba de ser nominado por primera vez al Oscar. Que no se dude de si su actuación lo merece, porque lo que hace en ‘Aftersun’ es de una complejidad y de un matizado descomunal. Mescal es un nombre de futuro (y de presente) para los Oscars y copará quintetos a mucha seguridad en los próximos años, por eso su candidatura en este se traduce en que el premio ya lo ha ganado por estar nominado. El sitio en los Globos de Oro se lo quitó Jeremy Pope, en los SAG fue Adam Sandler, pero el que estará en el Dolby sentado será él y no ellos dos. Ganar es inviable, por competencia, juventud, nominación única, etc. Sería un campanazo sideral si su nombre fuese el elegido.
Tanto Brendan Fraser como Austin Butler han ganado dos precursores cada uno (el primero Critics’ y SAG y el segundo Globo y BAFTA), ambos están en películas de las que se ha hablado con división, ambos tienen el Oscar de Maquillaje y Peluquería como refuerzo para su candidatura, ambos son primeros nominados y ambos han hecho campaña por el premio. Fraser tiene la narrativa, Butler tiene la fuerza de ganar en sitios clave, pero lo que solo tiene el segundo es una película que haya gustado a los académicos. Aunque Austin Butler es favorito al Oscar, va a ser una categoría muy emocionante de escuchar, que se tenga esto por seguro.