Sin duda alguna, el mayor reto al que se enfrentaron Elizabeth Banks, directora de ‘Oso vicioso‘ y el equipo de producción fue conseguir que el oso cocainómano saliera bien. Nunca se planteó utilizar un oso de verdad, por lo que debía crearse desde cero. “Sabía que si el oso no parecía real, si perdíamos al público con un oso que no parecía un oso, la película no funcionaría”, dice la directora. “Necesitábamos a los mejores para crear al oso”. Y aquí aparece Weta, la empresa de efectos especiales con sede en Nueva Zelanda, fundada por Peter Jackson y conocida por su trabajo en las entregas de ‘El señor de los anillos’, ‘Avatar‘ y ‘El planeta de los simios’, decidida a dar vida al personaje principal de la película. “Enseguida se hicieron con el tono”, sigue diciendo Banks. “Y entendían que un oso podía tener comportamientos muy interesantes, sobre todo si va colocado con cocaína. Ese era el superpoder del oso, la magia que podíamos esparcir sobre nuestro oso”.

El primer paso fue determinar el aspecto de Coco. Elizabeth Banks quería un oso realista y naturalista que no llamase la atención en un documental de National Geographic. Después de estudiar varias especies de la familia Ursidae, decidieron que el animal debía ser una osa. El oso malayo es omnívoro, vive en bosques, es un gran trepador, bajo y fornido, de pelo negro con marcas castañas rojizas, miembros musculosos, patas curvas, garras afiladas y un hocico bastante corto. Ese hocico corto es una ventaja a la hora de pelear y cazar, pero limita su sentido del olfato, lo que a su vez podría limitar la habilidad de discernir entre un alimento natural y seguro y, digamos, cocaína.

“El oso malayo, de por sí, ya tiene pinta de ir colocado”, explica Robin Hollander, supervisor de efectos visuales de Weta. “Dan la impresión de ser algo asimétricos, tienen una lengua larguísima y comen con ferocidad, glotonería incluso. Tuvimos la enorme suerte de unirnos al proyecto en sus primeras fases y la oportunidad de moldear el personaje basándonos en un animal verdadero. A partir de eso, empezamos a lanzar ideas: ‘Cuando está colocada, podría hacer esto o aquello, y si está ida del todo y cansada, podría ir en esta dirección’”.

Para incrementar la personalidad de Coco, se decidió que tendría una cicatriz en el hocico y una oreja desgarrada. “Debía haber algo específico que la hiciera reconocible para que el público entendiera inmediatamente que es el único oso cocainómano, que no hay dos o tres”, añade Elizabeth Banks. “Se sabe enseguida que no es una buena idea meterse con ella, es una superviviente”.

Weta, además de diseñar a Coco, también ayudó a la directora y al diseñador del storyboard Joel Venti a previsualizar ‘Oso vicioso’ mediante una animación de baja resolución, creando mapas para cada una de las secuencias de acción en las que participaba Coco. El proceso permitió añadir nuevas escenas y momentos inesperados a la historia. “Trabajar con Weta fue como un juego”, recuerda la directora. “Supieron aportar humor al oso. Por ejemplo, la toma de Sari mirando desde detrás del árbol no pertenece al guion. Querían mostrar que el oso no estaba y luego sí estaba. Fue un proceso genial. Siempre me lo paso muy bien con el storyboard. Trabajo con una lista de cada toma y me llevo el storyboard al plató para que todos sepan exactamente lo que ocurre cada día. Aquí hablamos de escenas muy complejas, con una gran cantidad de imágenes generadas por ordenador; cada detalle debe estar mapeado de antemano, algo que hicimos durante la preparación. Soy de esas personas que creen que si no se planea, se fracasa, y no me gusta fracasar”.

Era necesario ver a Coco en el plató durante la filmación para que Banks y John Guleserian, el director de fotografía, pudieran componer la toma, y para que los actores reaccionaran ante un compañero osuno a tope de coca. La interpretación de Coco recayó en Allan Henry, un veterano especialista de captura de movimiento que se ha metido en la piel de una amplia gama de animales fantásticos, criaturas alienígenas y demás bestias en películas como ‘El libro de la selva’, ‘Jumanji: Bienvenidos a la selva’ y ‘Vengadores: Endgame‘. “Cuando me llamaron por primera vez, me dijeron: ‘Nada, nos hace falta alguien que pueda actuar como un oso loco en un bosque de Kentucky y que se meta con la gente’. Aunque parezca extraño, no era una petición sorprendente en mi profesión”, dice el actor.

Para prepararse, Henry estudió vídeos de osos en movimiento, aunque ninguno le ayudó mucho a la hora de incorporar el aspecto que diferencia a Coco de otros osos. “Interpretar a un oso ya es difícil”, dice el actor, “pero hacer de oso colocado con cocaína, bueno, digamos que representa un reto. No se han realizado muchos estudios acerca de osos que hayan tomado cocaína. Nadie ha entrevistado a un oso en esos momentos. Debo reconocer que me basé en conjeturas”.

En el plató de ‘Oso vicioso’, Henry iba vestido con un traje de licra negro y guantes negros, con pelos con parches de pelo, así como un casco con un hocico de oso de silicona montado en dos barras metálicas telescópicas y ajustables. También utilizó extensiones para los brazos y zancos dependiendo de si estaba a cuatro patas o se alzaba sobre las patas traseras. En una escena en que Eddie (Alden Ehrenreich) y Coco acaban abrazados, el actor usó un traje de gomaespuma para emular el tamaño del oso.

Henry realizó varias escenas de peligro durante el rodaje de ‘Oso vicioso’, como cuando Coco salta de un árbol a otro en una secuencia de acción. Pero insiste en que lo más complicado fue imitar la forma en que los osos equilibran su peso cuando corren a cuatro patas, sobre todo porque pasan con gran rapidez del modo tranquilo al modo ataque. “Viéndoles moverse, no nos damos cuenta de su peso y de la facilidad con que mueven ese peso”, explica el actor. “Son muy fuertes, pueden mover muchísimos kilos de músculo y de hueso con relativa facilidad; todo su cuerpo se mueve como una unidad perfecta. Necesité mucho entrenamiento”.

Una vez acabado el rodaje de ‘Oso vicioso’, Allan Henry regresó a Nueva Zelanda para ayudar a los animadores de Weta a crear y refinar los movimientos de Coco, por lo que tuvo que reinterpretar una y otra vez numerosas escenas, en parte o en su totalidad, en un plató virtual, esta vez con un traje de captura de movimiento con atención especial al movimiento de los ojos y a las expresiones faciales. Fue un trabajo muy meticuloso. Más de 300 tomas de efectos especiales de un total de 800 en la película son de Coco. “La mayor dificultad es conseguir que Coco sea creíble como drogadicto, a sabiendas de que el animal no tiene nada de cocainómano”, dice Hollander, el supervisor de efectos especiales. “Todos hemos visto películas en las que se esnifa mucha coca, pero Coco no podía limitarse a ser un oso al estilo de Scarface, habría sido risible. Queríamos incluir algunos elementos de ‘Scarface’, pero visto de forma que se sintiera compasión por el personaje. Elizabeth lo dejó claro desde el primer momento: “Coco no es el malo, le encanta la coca, y si alguien se cruza en su camino, bueno… ya se sabe”.

Elizabeth Banks siempre quiso dejar claro que el sangriento caos y reguero de muertes que Coco siembra a su paso en ‘Oso vicioso’ se debe sobre todo a la locura de los seres humanos y a las consecuencias de sus errores. Coco no es más que un inocente viciado que representa el abuso constante al que sometemos al medioambiente. “Me pareció muy importante que el oso fuera el héroe de la película”, añade la directora. “En realidad, fue víctima de lo que hicieron unas personas. Me parece una tragedia y quería subrayar el hecho. Los daños colaterales de la guerra que se libró contra la droga en los ochenta fueron tremendos; además, tratamos a la tierra de forma destructiva y no parece que vayamos a corregir esta forma de ser. No puede culparse al animal por enloquecer. No puede culparse a la naturaleza por alzarse en nuestra contra, si de lo único que somos capaces es de joder al planeta. Encima creemos que nos saldremos con la nuestra. Somos así de soberbios. Pero ha vuelto para arrancarnos las tripas”.

Fuente: Universal Pictures

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