Andrea Riseborough, favorita al Oscar a Mejor Actriz Protagonista

Llegó la hora. Quedan menos de 72 horas para que la 95ª edición de la gala de los Oscars se celebre y para que Troy Kotsur, Ariana DeBose, Will Smith y Jessica Chastain encuentren sucesores a los cuatro premios actorales. Con las votaciones cerradas desde el pasado martes, la suerte está echada y ya se conocen los ganadores de las 23 categorías. Solo falta que en la madrugada del domingo al lunes se abran los 23 sobres correspondientes y se verbalice qué películas y qué nombres han resultado triunfadores de la gala. Si hay un galardón que suscita especial interés, ese es, sin ningún género de dudas, el de Mejor Actriz Protagonista, con Andrea Riseborough como favorita al Oscar.
En un escenario normal de la carrera diría que la ganadora está entre Cate Blanchett y Michelle Yeoh. Pero este año no es así. Durante la mañana del anuncio de las nominaciones, en la categoría de Mejor Actriz Protagonista se produjo un bombazo que resonará para siempre en la historia de estos premios. Andrea Riseborough, en uno de los fenómenos más inusuales de los 95 años de vida de los Oscars, conseguía la nominación por su interpretación en ‘To Leslie’. Sin apenas apariciones en el circuito crítico y sin rastro alguno de vida entre los precursores industriales, Riseborough se metía en el quinteto de nominadas. Este hecho produjo un cisma en la industria a tal nivel que incluso La Academia fue instigada a abrir una investigación por si su nominación había incurrido en algún tipo de fraude, fruto de una de las campañas más disruptivas que se recuerdan.
Los Spirit Awards, los premios de la crítica de Chicago, al Premio Chlotrudis de Boston, el Festival de Gijón (donde fue ganadora) y el Festival de Raindance, un certamen modesto de corte independiente afincado en la plaza Leicester Square de Londres, son los únicos espacios que han mencionado a Andrea Riseborough durante esta temporada de premios, y aun así ha conseguido ser nominada al Oscar. No hay forma estadística de medir su fuerza en el quinteto: no ha ganado a ninguna de las nominadas porque no competía en nada previo, pero tampoco ha perdido un premio por el mismo motivo. Es una rara avis, un hito sin precedentes, un glitch en clave Oscar que la hace tan improbable ganadora como favorita. A su favor, que la frontrunner (Blanchett) mostró debilidad al perder el SAG y que su nominación se cimentó en decenas de elogios públicos de miembros de industria que han votado en los Oscars. En su contra, que una victoria como la suya no ha pasado nunca en la historia de estos premios, pero pocos creían que fuese a ser nominada, y lo logró.
La incógnita de Andrea Riseborough es imposible de despejar, pero aislando su caso, los datos sí permiten vaticinar con argumentos más que especulativos las victorias de Cate Blanchett o de Michelle Yeoh. Cate Blanchett se alzó con la Copa Volpi a la Mejor Actriz en el Festival de Venecia, asumiendo la vitola de favorita desde casi el inicio de la carrera. La actriz australiana llega a los Oscars con el combo Globo en Drama + Critics’ + BAFTA, una ristra de precursores a su favor nada desdeñable, y su nombre retumba como una de las mejores actrices vivas que hay en la actualidad. A nivel artístico, lo que hace en ‘TÁR’ es una cosa descomunal, casi el mejor papel de su filmografía, y que recibiese el Oscar no generaría ninguna discusión. No obstante, el momentum generado en las últimas semanas por ‘Todo a la vez en todas partes’, que ya tiene dos Oscars en su haber y sobre todo su derrota en el SAG ante su principal rival son heridas que pueden ser cruciales para su candidatura. Tampoco parece que su película tenga otro premio asegurado que la refuerce, a pesar de que ‘TÁR’ cuenta con seis nominaciones.
La victoria de Michelle Yeoh en los Oscars puede ser uno de los momentos más celebrados por el universo cinéfilo en muchos años. Yeoh es una actriz con una dilatada carrera en el cine, respetada por su incuestionable talento y querida por su carisma. Con ‘Todo a la vez en todas partes’, las circunstancias son las propicias para que reciba el primer Oscar de su carrera, un hecho que genera en el subconsciente incluso un aura de deuda en favor de la actriz asiática que ha sido la que más premios ha ganado de la carrera, se hizo con el Globo de Oro en Comedia y se impuso en el SAG, dando un golpe sobre la mesa e igualando bastante la contienda de la categoría con Blanchett. Que ganase sería un premio a una trayectoria impecable, así como una consecuencia lógica del amor que su película ha generado. Esta narrativa, que está en la película del año (y probablemente la ganadora de Mejor Película) y el voto no americano le hacen tener serias opciones de ganar. La soberbia (y superior) actuación de Blanchett y un torpe error cometido a horas de cerrar las votaciones en su cuenta de Instagram compartiendo un artículo que desmerecía el triunfo de Blanchett en pos de su victoria son las principales amenazas de una potencial derrota.
Contemplando la categoría se encuentran Michelle Williams y Ana de Armas. La primera, el personaje más elogiado de ‘Los Fabelman’, marcó la carrera en la categoría de Mejor Actriz Protagonista al decidir no competir como secundaria, su lugar natural si se toma como referencia su película. Esta decisión, prueba de la mala campaña que Universal le ha hecho a la película de Steven Spielberg, amenazó con dejarla fuera de las nominaciones, pero Michelle Williams es una actriz del gusto de La Academia (esta es su quinta nominación en 17 años) y consiguió sobrevivir al poco cariño que la industria le dio a la película. Sus opciones pasan por una poco probable división de votos entre Blanchett y Yeoh (sin contar el elemento Riseborough), por una difícil victoria de Spielberg en la categoría de Mejor Dirección y por una compensación académica tras cuatro derrotas en años donde firmó actuaciones maravillosas, pero es un escenario bastante lejano y poco reproducible. Si se hubiese quedado compitiendo en la categoría de Mejor Actriz Secundaria, el Oscar sería suyo desde septiembre.
Lo de Ana de Armas fue un caso a lo Kristen Stewart el año pasado. ‘Blonde’ enfermó a gran parte de la crítica por ser una supuesta proyección infame de la figura de Marilyn Monroe, y la anticampaña que sufrió la película fue terrible. A pesar de los esfuerzos por intentar boicotear las posibilidades de premio de la cinta de Andrew Dominik, de Armas consiguió nadar hasta la orilla y pisar tierra como nominada al Oscar, quitándole el sitio a actrices como Viola Davis o Danielle Deadwyler (lo que enfureció más si cabe al sector hater de la película, que incluso no dudó en tildar de racista la decisión de La Academia). La actriz cubana ve recompensada con esta nominación un trabajo evolutivo irreprochable, con actuaciones diversas en rango y en género, que han culminado con el que es el mejor trabajo de su carrera encarnando con dulzura, clase y mucho cariño a una figura icónica de la cultura popular. Estuvo en el Globo, estuvo en el BAFTA y estuvo en el SAG, y aunque solo faltó en los Critics’ Choice, su nominación es un respaldo de la industria, que le da la alternativa y la invita a seguir creciendo para algún día ser favorita a la estatuilla. Este año le toca solo mirar, pero algún año, no muy tarde, estará para competir el Oscar.
La consagración definitiva de Michelle Yeoh como una institución de Hollywood, el tercer Oscar de una leyenda llamada Cate Blanchett o el premio más increíble que los Oscars hayan dado en su historia con Andrea Riseborough como receptora. Los premios se analizan en base a inercias, narrativas, campañas y precursores, todo circunscrito al ámbito de lo estadístico. Después de 95 ediciones, el sistema científico que estudia los Oscars ha sufrido una brecha que solo responde a lo especulativo, a la probabilidad impredecible, a elucubrar sobre la posibilidad de lo imposible. Si los Oscars alguna vez han sido la noche mágica del cine, el domingo pueden atesorar esta descripción durante muchos años. A veces, lo imposible sucede.