Ganadora del premio al mejor guion en el Festival de Cannes de 2022, ‘Conspiración en El Cairo‘ es la última película dirigida por Tarik Saleh, quien ya apuntaba maneras en 2017 con el magnífico thriller ‘El Cairo confidencial‘. En esta ocasión, el cineasta sueco de origen egipcio nos cuenta la historia de Adam, humilde hijo de un pescador que ingresa en la prestigiosa universidad de Al-Azhar de El Cairo, epicentro del poder del islam sunita. El día en que empiezan las clases, el Gran Imán que dirige la institución muere de repente. Sin ser consciente de ello, Adam se encuentra en medio de una lucha de poder implacable entre las élites religiosas y políticas del país.

Unas palabras de Tarik Salen, director de Conspiración en El Cairo

‘Conspiración en El Cairo’ es un thriller político ambientado en Al-Azhar, una mítica Universidad de El Cairo. Al-Azhar es el epicentro del poder en el islam suní. También es un lugar donde se cruzan el pasado y el futuro. Mi abuelo, que nació en una pequeña aldea llamada Fisha Bana, en el corazón del delta del Nilo, fue admitido en la universidad de Al-Azhar, en aquella época la más prestigiosa de África y Oriente Próximo. Fue elprimero de su pueblo en recibir una educación reglada, lo que no era habitual en la época.

Estaba releyendo El nombre de la rosa, el thriller medieval de Umberto Eco que transcurre en un monasterio. Como hago a menudo, jugué con esta idea: «¿Y si contara una historia así pero en un contexto musulmán? ¿Sería posible? ¿Se me permitiría? ¿Es peligroso?». La misma sensación que cuando jugaba con fuego de niño. Una vez que empecé a seguir esta línea de pensamiento, no pude parar. No solo podía hacerlo, sino que tenía que hacerlo.

Empecé a imaginar una historia ambientada en nuestra época. Imaginé a un joven, Adam, hijo de un pescador, que obtiene una beca para estudiar en Al-Azhar. Está convencido de que su padre se opondrá porque le necesita para su pesca diaria. Finalmente, para su sorpresa, su padre acepta porque considera que es la voluntad de Dios, contra quien nadie puede luchar, ni siquiera él, su progenitor.

Adam deja su pueblo por primera vez y marcha a Al-Azhar, que ha cambiado mucho. Hoy, la universidad reúne a más de 300.000 estudiantes y 3.000 profesores. El gran imán, que dirige la institución, es la máxima autoridad del islam suní, el equivalente al papa católico. Sus recomendaciones son muy poderosas y de suma importancia. Cualquier musulmán, aunque sea moderado, escuchará siempre lo que tenga que decir el gran imán; y cualquier dirigente de Egipto debe tomar nota de sus recomendaciones antes de promulgar nuevas leyes.

Adam acaba de llegar a Al-Azhar cuando murió el gran imán. Ante esta situación, se reúne un consejo de 27 imanes, el Consejo Supremo de Eruditos, y elige a un nuevo imán. Al otro lado de la calle, y no me lo he inventado, está la sede de la Seguridad del Estado. En una acera, el poder religioso; enfrente, el poder estatal. El jefe de la Seguridad del Estado reúne a todos sus oficiales y explica: «El gran imán ha muerto, así que tenemos que asegurarnos de que la persona que va a sustituirlo comparte nuestras ideas». Para esta tarea se designa a un oficial experimentado, pero no tienen a nadie en el Al-Azhar, ningún informador dentro de la institución. Así que el oficial tiene que encontrar uno, a ser posible con pocos contactos fuera, al que no se le pueda seguir la pista.

El viejo oficial recluta a Adam, el joven estudiante. Adam no puede oponerse, porque en Egipto la Seguridad del Estado es temida por todos. En pocas palabras, si te pillan, estás acabado. Es un poco como el sistema de la Stasi en la antigua Alemania del Este. Así, Adam y este oficial, Ibrahim, se ponen en contacto e inician una especie de partida de ajedrez. Y Adam empieza a entender los entresijos del poder. Adam es un chico excepcionalmente dotado, nacido en el lugar equivocado, fácil de subestimar por su origen sencillo.

Fuente: La Aventura

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