Sisu es una palabra en finés que no tiene traducción directa. Tiene que ver con el inimaginable coraje necesario en determinadas situaciones, cuando rendirse no es una opción. Sisu aparece cuando se ha perdido toda esperanza.

Finlandia entró en la Segunda Guerra Mundial en noviembre de 1939 tras haber sido invadida por la URSS. El conflicto entre las dos naciones se alargó hasta 1944, cuando firmaron una tregua en la que se les exigió a los finlandeses que expulsasen a los alemanes de su territorio. La consiguiente Guerra de Laponia que enfrentó a Finlandia con la Alemania Nazi duró varios meses, hasta abril de 1945. Los alemanes adoptaron la táctica de tierra quemada, arrasando con la mitad norte del país, destrozando todas las carreteras, puentes, pueblos y ciudades por los que pasaban. ‘Sisu‘ se sitúa en este punto de la historia.

Son los últimos días de la Segunda Guerra Mundial y un solitario buscador de oro (Jorma Tommila) se cruza con unos nazis que tienen la misión de desolar todo el norte de Finlandia. Los nazis le roban el oro, pero descubren que no han ido a parar con un simple buscador de oro. Aunque no existe traducción directa de la palabra en finés “sisu”, este legendario exsoldado materializa su significado: tiene el inimaginable coraje necesario en determinadas situaciones, cuando rendirse no es una opción. No importan los esfuerzos de los nazis, este escuadrón de la muerte de un solo hombre hará lo que sea por recuperar su oro, aunque eso implique matar a todos los nazis que se crucen en su camino.

Un tributo al hombre finlandés

“Las acciones de los personajes hablan por sí mismas, no hay nada descafeinado”, explica Jalmari Helander, su director. “Hemos construido la atmósfera cuidadosamente con imágenes en vez de diálogo. En este mundo, nadie habla sobre sus sentimientos ni problemas, aunque seguramente es lo que deberían hacer”.

“Aatami tiene un halo de misterio, aunque sí tengo alguna teoría sobre su historia de fondo. Se le considera una leyenda, no se sabe si está vivo o muerto”, añade el actor Jorma Tommila. “Todo lo que le queda es su perro y caballo. Está buscando algo que le haga feliz y le dé significado a la vida y piensa que el oro podría ayudar”.

“Ha llegado la hora de llevar el cine bélico finlandés al siguiente nivel, donde la narrativa trasciende lo ordinario. Esta historia trata más sobre las leyendas que sobre los hechos históricos. Este es el tributo que hago del hombre finlandés y del género de acción que llevo tan dentro del corazón”, concluye Helander.

Sisu, dirigida por Jalmari Helander

Rodar en Laponia

‘Sisu’, ganadora del Festival de Sitges 2022, es la primera película en la que Helander ha podido rodar en Finlandia, anteriormente usando localizaciones de Noruega y Alemania. La película se rodó en otoño, una época en la que el aspecto de Laponia es único.

“Laponia en otoño está llena de colores brillantes, pero solo dura unas pocas semanas, por lo que es algo que raramente se ve en cine. Si se eligen las localizaciones con cuidado no hace falta gastar grandes sumas de dinero en elaborados sets de rodaje. El rodaje tuvo sus momentos complicados, ya que algunas localizaciones no se podían acceder por carretera. Afortunadamente la gente local fue de gran ayuda”.

“Cuando finalmente vimos las localizaciones finlandesas tuvimos claro que habíamos encontrado nuestro lugar”, añade Helander. Una de las complicaciones del rodaje fue el clima gélido y viento de la región, algo a lo que el reparto tuvo que adaptarse rápidamente. “El clima era impredecible”, recuerda Tommila. “Había momentos en los que teníamos tanto frío que se nos quedaba el cuerpo rígido y la piel se agrietaba”. “Laponia no está hecha para rodar. Es espectacular cómo se ve en cámara, pero es un entorno durísimo”, añade Hennie. “Luego ves el resultado en pantalla, con esas impresionantes visuales y sabes que ha merecido completamente la pena”.

“Hace tanto frío en Laponia, muchísimo más del que un británico está acostumbrado, y yo me pasó la mitad de la película con el pecho descubierto, así que ha sido algo duro”, comenta Doolan. “Han sido unas condiciones algo extremas, pero el dolor es temporal y el cine es para siempre”.

Muchos de los días reinaba un viento constante de hasta 100 km por hora, aunque todo el reparto recordará una noche en concreto, una noche en la que el viento paró y pudieron rodar las escenas en las que cuelgan a Aatami. “Suena algo sádico, pero disfruté mucho rodando esa escena. Fue muy intenso, pero rodamos de noche y el viento se había calmado. Nos tomamos todo el tiempo necesario para respirar y disfrutar de la experiencia”, confiesa Doolan.

“Nos habíamos acostumbrado ya al viento, pero una noche de rodaje se calmó. Solo caía un poco de nieve. Como no había nada de viento éramos capaces de oírnos los unos a los otros hablando bajito, fue algo muy especial y poético”, concluye Hennie.

Fuente: Sony Pictures

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