Jessica Hausner, otro nombre del cine europeo mimado en el Festival de Cannes, ha presentado ‘Club Zero‘, un drama psicológico que aborda el miedo existencial de los padres a perder a sus hijos. Hace cuatro años compitió también por la Palma de Oro con ‘Little Joe’, donde Emily Beecham ganó como mejor actriz. La cineasta austríaca ha hablado de su última película y nos da las claves de la misma antes de su estreno.

Club Zero‘ muestra cómo los padres ceden la responsabilidad de sus hijos a una profesora que se aprovecha de su confianza. Una vez que los padres deciden salvar a sus hijos, ya es demasiado tarde. Se ven obligados a vivir la mayor pesadilla de todo padre: perder a su hijo. La película de Jessica Hausner aborda este temor existencial y se pregunta: «¿Cómo pueden los padres vigilar a sus hijos cuando no tienen tiempo para ellos?»

Este problema no es individual, sino social: me puede pasar a mí o a usted. Vivimos en una meritocracia que nos hace trabajar cada vez más. Me da la impresión de que el fracaso de los padres es sistémico. ‘Club Zero’ está ambientado en un internado para subrayar la dependencia de los padres con respecto a los profesores. En nuestra sociedad, la enseñanza está a menudo mal pagada y no se valora lo suficiente, aunque debería ser un trabajo muy respetado y remunerado en consecuencia. ¿Deben los padres confiar plenamente en los profesores o deben asumir una mayor responsabilidad? ¿Cómo es posible en una sociedad basada en el trabajo y el éxito? Me interesa saber cómo asigna nuestra sociedad esa responsabilidad, como dice Miss Dorset.

«Los padres no tienen tiempo para sus hijos, por lo que nos corresponde a nosotros darles toda la atención y el cariño que necesitan».

Juventud, ideología y manipulación

Los jóvenes de hoy temen por su futuro. Luchan por él. Quieren actuar, asumir responsabilidades, tener poder sobre sus vidas, marcar la diferencia, encontrar un sentido. Quieren salvar el planeta y, con ello, su futuro. Se vuelven políticos, algunos se unen a grupos radicales. No quieren esperar hasta que sea demasiado tarde. Lo comprendo y siento una profunda simpatía por esta generación. En ‘Club Zero’, la Sra. Novak se aprovecha de los miedos y deseos de los niños para marcar la diferencia. Fusiona sus miedos y deseos con su ideología. Realmente cree que los está salvando y juntos lo llevan demasiado lejos. Eso es lo que la hace tan convincente y tan peligrosa: su creencia satisface el deseo de los jóvenes de cambiar el mundo y aumenta la peligrosa inclinación de algunos de ellos a desarrollar trastornos alimentarios. Era algo competitivo entre nosotras. Sólo masticábamos chicle sin azúcar y nos daba asco una chica que se comía un bocadillo de huevo durante el recreo. En secreto, la admirábamos porque no le importaba lo que pensáramos. Esta dinámica también está presente en la película.

Club Zero, drama psicológico dirigido por Jessica Hausner
Escena de ‘Club Zero’, drama psicológico dirigido por Jessica Hausner

Ben, por ejemplo, es el chico del sándwich de huevo, pero su deseo de pertenecer es demasiado fuerte, así que se une al grupo. Durante esa época, una amiga mía se volvió anoréxica y a veces pasaba varias semanas en el hospital. Eso me hizo comprender lo peligroso que puede ser este trastorno. Me di cuenta de que se trata de una adicción: es difícil dejarlo y volver a comer. Para los padres, lo más doloroso es ver a su hijo negarse a comer. Es un rechazo que se traduce en un rechazo a vivir. De dónde viene este rechazo es una pregunta muy importante. El rechazo alimentario es también una forma política de huelga, una forma extrema de resistencia pasiva, ya sea contra los padres o contra la sociedad.

Fe, ayuno y religión

El control alimentario siempre ha formado parte de la religión. Creo que esto se debe a que con el ayuno se siente un subidón que favorece la iluminación espiritual. Se puede cambiar de opinión modificando la alimentación. Además, controlar la ingesta de alimentos significa controlar el cuerpo. La alimentación es algo muy personal, pero al mismo tiempo muy social. Imagina que quedas con tus amigos para cenar y no comes. Esto puede hacer que se sientan atacados, puede irritarles. ¿Por qué? Porque cuestionas su forma de vida. Todos creemos en algo, nadie está libre de supersticiones. Cada uno de nosotros pertenece a un grupo que tiene ciertos principios o códigos. Debemos comprender la subjetividad de nuestras creencias para entender cómo la Sra. Novak y los niños están convencidos de las suyas. Los cuentos de hadas tradicionales se cuentan para ayudar a los niños (y a los adultos) a adquirir una brújula moral y aprender a distinguir el bien del mal.

En ‘Club Zero’, la Sra. Novak y los niños cuestionan lo que todos creemos que está bien. Tienen su propia verdad. Aunque es evidente que van a pasar hambre, siguen creyendo. Me inspiré mucho en el cuento de hadas El flautista de Hamelín, en el que todos los niños mueren al final, excepto uno, que estaba enfermo ese día y no pudo reunirse con los demás. También me inspiraron los cuentos de hadas rusos, que transmiten una moralidad completamente distinta a la de los cuentos europeos. El uso de los cuentos de hadas como inspiración también da paso a un enfoque más distanciado, un punto de vista general: los detalles psicológicos o sociales pasan a un segundo plano para contar una historia más universal. La estética acentúa el carácter universal de la historia: decorados, trajes, uniformes… no sabemos exactamente cuándo ni dónde transcurre la historia. El inglés como lengua universal de los internados y como lengua universal del cine.

Hay un cierto tipo de absurdo que habita en nuestra existencia. Visto desde un punto de vista más distante, muchas cosas en las que creemos y que hacemos nos parecen ridículas, absurdas o vanas. En mis películas, siempre intento encontrar una perspectiva distante para reflexionar sobre ello. ‘Club Zero’ está contada desde ese punto de vista: la exageración hasta el absurdo ofrece un enfoque más humorístico de los temas oscuros de la película.

Fuente: Coproductionoffice

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